lunes, 30 de mayo de 2022

Las argucias de los Pseudologos

 


El silencio ruge, grita, viéndose expuesto por el disfraz que ha fraguado de su propia existencia. Creyéndose exonerado, cuando es la corrosión quien ensalza sus pulsaciones. Cadencia que aprisiona entre garras, extirpa el sobrante que mina la vida. Invierte los fragmentos donde su palabra aguarda encadenada. En la opulencia prevalece la existencia equivocada, errónea. No recuerda nombres, rostros, solo pasajes de otros tiempos que alimentaron su aliento.

Desecho, quebranto ensombrecido, máscaras preservadoras que velan en la lógica, exigiendo identidad, pero aun desplegándose punzante, la insolencia no sustenta el capricho. Retumban las voces, inquieren, hurgan, pero no atienden, no.

Destrona la veracidad, venciendo en la plenitud del disimulo, contradiciéndose mil veces hasta el asiento. Renaciendo en la turbación pacta la pérdida, desfigurando en ese proceso la emoción, y es entonces cuando ilustra la herida, y sí, allí está. Escondido entre capas de vocablos que no auxiliaron más que con engaños. Doblez que germinará como ave peregrina empobrecida. Amparada y oculta.


miércoles, 18 de mayo de 2022

Asociación: Las calcetas no olvidan


 

―Bienvenidos. Pasen, pasen, sin vergüenza, aquí todos somos amigos.

Pero había duda, duda y vergüenza por lo que los llevaba a estar ahí, soledad, congoja y abandono.

―Muy bien, muy, pero que muy bien, veo que se está alzando la voz y cada vez sois más. No os equivoquéis, no me alegra la razón que os ha llevado a estar aquí, todo lo contrario, me satisface saber que poco a poco estáis perdiendo el miedo y con ello intentando coexistir en esta nueva etapa. Así que si os parece, empecemos.

Pero el mutismo se volvió sonoro, ahí quitando al locutor, alias el Maestre, no hablaba ni cristo.

Carraspeos, suspiros y silencio.

―Está bien, veo que todavía no os sentís capacitados para hablar sin que sea yo quien os dirija, no importa. Naïve, la semana pasada no abriste puntera, ¿qué te parece si hoy empiezas tú?

Pero Naïve era tímida, le costaba expresar sus emociones, sentía que estás siempre eran juzgadas sintiéndose con ello inferior, poquita cosa en comparación al resto, y esos miedos se transformaban en tartamudeo e incoherencia.

―Yo… bueno, yo… quiero decir que…

―Naïve, querida, no pasa nada, como dice nuestro maestre estamos entre amigos, no tienes que sentir vergüenza por explicar tus vivencias. ¿Sabes lo que puedes hacer? Cerrar los ojos, y revivirla. Haz como si estuvieras sola.

Aun con las dudas, hizo varias respiraciones y cuando se vio capaz empezó a relatarla.

―Apenas recuerdo a mi compañero, llegamos a los almacenes Sin Retorno el mismo día de nuestra confección, y nos adquirió una chica muy bonita, ese mismo día se nos puso, y… disculpadme. ―Llorosa no pudo continuar.

―Tranquila, si prefieres continuar otro día.

―No, no, está bien, tenéis razón, es mejor contarlo. La cuestión es que al llegar la noche terminamos en un cubo lleno de prendas apestosas, por lo que se ve nuestra hermosa dueña tenía un hermano con un grave problema corporal, y después de pasar penurias durante varias horas, amaneció y recuerdo como su madre abrió la tapa, él me guiñó una costura y me susurró <<por fin nos sacan de aquí>>, pero acabamos metidos en esa cosa, y ya nunca… nunca más lo volví a ver, ni 24 horas pude disfrutar de mi compañero.

Todos se apretaron el arco, compungidos por la poca suerte de Naïve.

―Lo has hecho muy bien, ¿te sientes mejor? Ella solo pudo decir que si con el antepié. Perfecto, prosigamos. Mr. López, ¿le interesaría continuar con su historia? El otro día no pudo terminarla.

―Sí, claro. Como sabéis mis vivencias son muy opuestas a nuestra compañera. Durante muchos años, nuestro dueño no era lo que se dice un derrochador, todo lo contrario, nunca he sufrido tanto con los zurcidos que nos metía semanalmente a mí y a otros pocos compañeros, era lo que se dice un tacaño. Pero no nos importaba, al ser un agorero mantenía sus pertenencias como auténticas reliquias, el problema vino quizás justo en eso, en la roñería, porque el día de baño semanal esa cosa se volvió loca, debía tener algún fallo técnico, porque literalmente no había quien la parara, y por más que cogí y cubrí a mi compañera con la pernera la succionó y ya no la volví a ver nunca más.

De nuevo esa callada de comprensión y empatía, se entendían perfectamente, después de todo, habían perdido a sus parejas de forma similar.

―¿Y dónde creéis que se los lleva? Dijo enfurruñado Lemonade Attack.

—Lemonade, todavía no es tu turno —Lo amonestó el Maestre.

—Venga ya, Maestre. Esto es un claro ejemplo de Expediente X, no es extraño que desaparezcan de la faz de la tierra y nunca más volvamos a encontrarlos. Qué clase de máquina del demonio es esa en la que nos metían, ¿eh? Vais a quedaros ahí llorando y lamentando vuestra suerte, cuando lo que tendríamos que hacer es levantarnos y aniquilarlas. O mejor, meter a nuestros dueños para que sufran la misma desventura.

—Tranquilo, chico. Esto es una terapia de grupo. No la manera de buscar un castigo —Comentó Mr. López.

—Ni hablar, me niego a que otros pasen lo mismo que yo. ¿Quién se une a la rebelión?

El grupo fue creciendo y maquinando la fórmula exacta de erradicar el problema de las lavadoras. Estaban desparejados, y aunque algunos dirían que así no servían, a ellos les movía el ansía de la venganza. Se acabó el lamentarse, de buscar respuesta a incógnitas, que nunca tendrían sentido, era el momento de buscar justicia. 

Y así fue como estos valientes calcetines lo consiguieron, ¿y cómo lo hicieron? Pues muy sencillo. Con un llamado a todos sus iguales, aparejados o desparejados, no importaba; y se fugaron a una pequeña isla del Caribe. Ahí residen millones de ellos, tranquilos y seguros. Es más, algunos han vuelto a encontrar pareja, porque se dieron cuenta que aun siendo diferentes les movía algo más importante. El amor. Y éste siempre está alejado de los prejuicios.



viernes, 13 de mayo de 2022

Reseña. Irreal como la vida misma 2

 



Me enteré de que Josep Maria, había publicado un segundo libro gracias al blog de Rosa, http://elblogdelafabula.blogspot.com/, y con la ansia que concede la alegría absoluta, dejé el comentario a medias para ir a comprar el libro para que me llegara lo más rápido posible, luego volví y lo envíe, y me di cuenta que éste, estaba un poquito descoordinado, pero es que cuando me da un arranque de felicidad pues no cavilo del todo bien.

Y es que no sabéis como me entusiasman estas noticias, leer y tocar letras en papel de amigos o compañeros del blog a los que admiro inmensamente, son sueños hechos realidad, a los que como si fuera Pasítea mi alucinación crece, pero para bien, qué digo bien, espléndidamente.

La cuestión es que desde mi regreso al blog, he abierto un poquito más los ojos, que a menudo ando a lo topo, y me he dado cuenta que muchos de vosotros habéis publicado, y no puedo más que sentir orgullo por ello, y FELICITAROS. Qué alegría, de veras. Prometo leeros, y lo haré con todo mi cariño. Me siento como una niña pequeña. Lo que digo, no razono, perdonadme.

Y ahora empieza esta NO reseña, algo que creí que no volvería a ver este blog.

La importancia de los relatos, para mí es sin duda: valor sumado a creatividad y trabajo duro. Creo que todos los que estamos por estos lares nos agrada leer, ya que pasamos bastante tiempo rodeado de letras, indagando y concibiendo con y gracias a ellas, añadiéndole la parte audiovisual y la afectiva compañía que la aguarda, y eso de alguna manera amplifica la pasión.

Crear una historia es algo complejo, pero forjar múltiples de ellas y que todas tengan una estructura, mensaje, y sobre todo, sentido; es una genialidad. Son horas de dedicación, de borradores e ideas alumbradas, mucha responsabilidad que se nos regala, para que podamos disfrutar.

Admiración total, es la que siento. Y si he de ser sincera, a veces consumo el peso de la palabra, es decir, depende de la longitud de una novela, y el tiempo que pueda dedicarle a ella se eterniza la lectura, creando un vínculo de obligación y agonía. En el que no se encuentra fin.

En cambio con el relato, uno se adentra en diferentes teatros, universos extraordinarios, y nunca se pierde ningún detalle. La calidad no puedo ni juzgarla, solo con leer un relato del blog de Josep Maria: https://jmretalesdeunavida.blogspot.com/, se sabe que él es un maestro de letras.

¿Cómo engancha un escritor a un lector? Y siempre bajo mi prisma, que no será igual que la de otro, pero de eso se trata la diversidad de opinión, de crear debate. Así que rectifico, como en varios casos me llega a mí un escritor. A  menudo los manuscritos, la historia que los envuelve no tienen nada que ver con éste, pero de alguna forma hay una voz, una parte interior del escritor que con pinceladas se muestra. Agudezas, ideas, mensajes subliminales. Es como cuando uno se siente disconforme con el mundo, los escritos de esa época, serán más crudos, tirantes. O por el contrario está cohabitando en un plano más pausado, sus letras dentro del distintivo del propio novelista, serán más suaves, harmoniosas. Quizás sea una locura lo que rumio, pero es algo que siento cuando sigo y leo a un autor desde hace tiempo, pero ya lo he dicho al principio, me siento algo alucinada; y me da la sensación de que entre reglones podemos vislumbrar un poquito a la persona que nos cede la historia, con su ironía, disconformidad, su modo de apreciar y embellecer al amor, la amistad o ya puestos la antipatía.

Y lo que he sentido al leer la obra de Josep Maria, es que con este segundo volumen nos ha dejado un trocito más grande de él, los relatos que ha escogido para que fantaseemos, tienen una parte significativa, residual, de las experiencias vividas.

¿Qué más podemos pedir?  Es que hay de todo, humor, suspense, fantasmas, celos, segundas oportunidades, amor… crímenes, algunos ‘‘accidentados’’. Y hablando de amor y asesinato, uy, antes dije: accidentado,  justo hay una historia con una tocaya mía en la que su inicio te enternece profundamente, por la historia bonita que se va fraguando, hasta que llega, ains… si es que por eso no hago reseñas, que me da que lo explico todo, pero hay una señora muy, muy egoísta, y luego un ¡ZAS! Algo merecido, ;)

En definitiva, me llegó un viernes y he arrasé con él en un fin de semana, es más, lo llevo en el bolso, así que como imaginaréis está muy manoseado, en vez de días parece que tenga años, y así seguirá, toqueteado, releído, para escapar; como le ha sucedido a la primera entrega.

Y ya para terminar, y seguro repetirme, (soy una pesada de manual), lo que más me gusta de las historias que crea Josep Maria, es la realidad palpable, cercana, de la que ves viable que a un vecino o alguien cercano pueda sucederle, son historias que tocan muchos géneros y en ninguno de ellos no existe la posibilidad de que aquello no pueda ocurrir. Esa cercanía sin ninguna duda atrapa.

¡Enhorabuena!



P.D. Como digo, más que una reseña es, digamos, un homenaje. Yo no sé hacerlas, solo sé disfrutar de grandes cosas, y la alegría que éstas aportan en su conjunto; como el libro Irreal como la vida misma 2.

Y el segundo P.D. y mis dedos dejan de escribir, ¡palabra! Josep Maria, espero que te haya gustado mi guiño con Pasítea, :)




lunes, 9 de mayo de 2022

Nuevos síntomas detectados para la variante P&L

 


Continúan desconociéndose las causas y efectos de esta nueva variante, que impide a las personas tener reacciones hostiles contra sus congéneres. Por más que se ha intentado indagar, Sanidad mantiene un silencio que empieza a perturbar a los sí conscientes. Cuándo se nos dirá lo que ocurre.

La sociedad necesita franqueza. ¿Se trata de un lapsus transitorio? O por el contrario, se espera perennidad. 

Son muchos los casos en los que personas socorren a otras, sin esperar nada a cambio. Adolescentes solícitos, adultos serviciales, diariamente se reciben llamadas en la redacción donde se informa de estas anomalías, algo preocupante. Personas dependientes socorridas para cruzar la calle, vecinos que ayudan a cargar las bolsas de la compra, hasta se conocen otros donde les han limpiado la vivienda. Qué será de los servicios como asistentes, bomberos o policías, si se desvanece la razón de sus labores. ¿Desparecerán sus oficios? 

La última llamada recibida por la Sra. M.R., nos notifica que trabaja en un supermercado y lleva una semana en la que solo ha recibido sonrisas y agradecimiento, que se llegó estremecer en el momento que por error dio mal el cambio a un cliente, en otro tiempo hostil; por el contrario éste, no solo le comentó que no importaba, sino que le dio propina. 

¿Qué está pasando? 

Será cierto lo que ratifican asociaciones antivacunas, nos han introducido un chip en el cuerpo y éste manipula nuestras emociones. 

En el próxima crónica intentaremos recabar más información sobre la nueva variante Peace and Love.

  

Total: 250 palabras.


MICRORRETOS: 2032: EL TINTERO DE ORO


viernes, 6 de mayo de 2022

Tufillos familiares

 


¡Repetición, repetición! <<¿Otra vez?>> Rumio con rencor, ese hombre quiere matarme, aniquilar, descuartizar cada miembro de mi cuerpo y escupirlo en el nombre de la vida sana. <<Vida sana, ¡ja!>> Cuando salga de este sitio me zampo la berlina más grasienta que encuentre en el bar de Paco. Eso si que es vida sana, vida feliz, vida… mmm… 

–¡Maica! Vas muy lenta, espabila que te quedas atrás.

<<No quieras que te diga lo que me viene con la palabra atrás>> <<Os mandaba a todos a freír espárragos>>. Quién me manda hacerle caso a Natalia, alias la Spice deportista, pero claro, la ves siempre tan mona, hasta cuando se pone el chándal más cutre que esconde en su armario. Me lo pongo yo, y seguro que me arrojan monedas o ya puestos bocadillos, bocadillos… mmm… de jamón, de chorizo de lo que sea. Noto como me está bajando el azúcar, al final me da un pajarraque. Y la ambulancia no va a tener suficiente suero que inyectarme. 

La verdad, aquí no pinto nada, solo le hice caso a esa que desde este momento es mi archienemiga, porque después de la racha que llevo, que no es por ser negativa, sino realista, atroz, mala, mala; pues pensé que un cambio de actitud sería lo más idóneo. Me iría bien, pero no, esto no es para mí. 

Lo veo como una farsa, es mirar a esta gente que irradia felicidad, tan monis con su conjunto saltarín, por el contrario yo parezco un escupitajo ahogado. Pues nada, tendré que volver a replantearme la existencia, y esperar que esta maldita clase termine, o fugarme, sí, ya me daré de baja en otro momento. 

¿Y si me tiro al suelo? Podría hacerme la muerta. Huelo como tal, así que no creo que lo duden. <<No, Maica, sé fuerte, solo quedan 20 minutos de agonía, si has aguantado durante 6 años al malnacido de Sergio, puedes con esto y más>>. 

Y hablando del susodicho, alias el cacas, no es que tuviéramos una relación de esas que dan ganas de vomitar y tirar confeti, pero estábamos asentados. Él llevaba casi dos años sin trabajar con mil pretextos, que si crisis, que si el jefe me tiene manía, que si tantas horas por tan poco dinero no es sano, vamos, mentiras que yo compraba y terminaba por pagar los gastos. Y no solo eso, es que encima era un guarro y me tenía la casa echa unos cristos, pero aun así, aguantaba. Y ¿por qué? Pues porque sentía que no siempre íbamos a tener la relación del inicio, que es normal que haya épocas de sin sabor, pero no soy muy espabilada, ya que él no pensaba lo mismo, y empezó a chatear con no se quién, y me dejó de la noche a la mañana; con el manido: no es por ti, es por mi. ¡Mentira! Y debí olerme algo, porque el tío en las últimas semanas se duchaba en exceso, hasta un día haciéndole la gracia, le dije si se trataba de algún experimento social. 

La cuestión es que fue irse, y dejar un vacío con olor ambientador de pino <<eso lo erradica todo>> por toda la casa, que no hay quien lo comprima, y en breve me veo acogiendo a cualquier animalillo que advierta por la calle, para ver si así vuelve el olor a inmundicia a la casa. ¿Se puede echar de menos la peste? Pues sí, ya te digo que sí, porque sino, no hay quien entienda esta soledad higienizada. Y es que me he dado cuenta de que debo tener alguna fobia inversa a la roña, quién sabe, no me reconozco. 

Si sobrevivo a esta clase, dormiré todo el mes con esta sudadera, así de algún modo, me recordará a él. Un momento, eso que suena es mi teléfono. 

–Maica, ¡la clase no ha terminado!

–Un momento, por favor, que mi madre lleva unos días pachucha y tengo miedo que sea algo grave. <<Qué mentira le acabo de soltar>> Que madre y ocho cuartos, con tal de escapar, hasta le cojo la llamada a un teleoperador. Pero si es…

–Nena.

–Sergio. Por fin, te dignas a devolverme las llamadas.

–Vamos, vamos, coquito, no te enfades.

–¿Coquito? A ver, dime qué quieres. 

Y como siempre se inventó mil justificaciones, al final la mala era la pobre tipa que no lo aguantó ni dos minutos, y yo, que por lo que se ve nunca he sido suficiente comprensiva a sus necesidades. La cuestión es que ha vuelto a casa, él, y los olores. Y fijaros que me siento en paz. Tengo que buscar en Google que clase de problemilla tengo, aunque, quita, quita, que luego indagas por un dolor de cabeza y según los síntomas, en dos días la palmas.