lunes, 30 de junio de 2025

Rarezas, permitiendo que el intruso se explaye

 


Pensamientos intrusivos, ¡malditos! Mi mente es un avispero en el que entra y sale exceso de información, ésta, directamente se complementa con el descontrol. ¿En qué influye? Básicamente, y para acortar en 2 cosas, la primera limitación, que la vincula a tener un control obstinado de aquello que desempeño, o se me obliga, sí, sí, volvemos al trabajo, será pesada la tía. Al segundo, que cuando me permito evadirme o digo: hasta aquí. Regreso a la pieza clave que es la escritura, mis ideas brotan y se extinguen de un lado a otro. Igual estoy pensando en una canción, como recuerdo lo que sucedió en el 95. Rarezas. Todo dominado, ¡ja! 

La última entrada es de mayo, desde entonces no he vuelto a escribir, bueno, miento, si lo he hecho, pero para mis amigas, negar la realidad empieza a ser absurdo, soy una romántica enclaustrada, así que dentro del desacierto este mes me he sumergido un poquito en la nostalgia. Pero de la bonita.

Desde hace meses me siento envalentonada. Aceptada. Eso provoca que no reniegue del ayer. Por eso, mira tú por donde, he vuelto a poner la primera cabecera del blog. El segundo paso, inaudito, la persona que hay detrás de estos despropósitos, y como me sentía muy rebelde hasta un intento de colgar un extracto de voz, pero como se me da fatal, no he logrado saber cómo hacerlo. ¿Cómo se inserta un audio? Bienvenidos a la dimensión desconocida, donde todo parece fácil, pero no lo es, ;) 

Este dice lo siguiente: Hace mil años jugué a un juego, en él tenías que decir una palabra sobre la persona que el azar te señalaba, no creo que nadie pueda identificarse simplemente con una réplica, somos capas que revelan otras y otras, pero, fíjate, aquí estoy, haciendo justo eso.

Lo que quiero decir es que, no voy a coartarlas, van a ser muchas más…

Esta entrada es para todos vosotros, por todo el cariño que siempre me dais, uno que hace muchos años se coló en cada fisura y ahora, hoy, es imposible quebrantarlo, pero no puedo negar que, si me he puesto a escribir esta convulsa entrada es gracias a dos maravillosas personas. Mi preciosa Idalia, sí, nuestra compañera y amiga, es de esas personas que siempre cede la mano, pero implándote valor, y te dice: sigue adelante, no temas, el camino lo merece. Y para nuestro querido, Julio David, no puedo más que agradecer su obstinación por todas las veces que ha venido a esta casa, que espero sienta un poquito suya y me recordara que este lugar, sigue y seguirá siendo puerto seguro.

No sé si esta entrada romperá la brecha del silencio y desencadenará en algún relato, en estos momentos una mosca aportaría muchísimo más. Y llega julio, el tercer mes negro del año. Pero como empieza este desvarío, los pensamientos carcomen y se alzan en venganza. Y la culpabilidad de no poder estar como me gustaría, ay, será traidora.

Bueno, no puedo decir que todo haya sido en matiz sepia, ni ser un enano de Blanca Nieves, al canto de: ¡Ay, ho, ay, ho al monte a trabajar! No, no, también me he escapado con mi madre y hermana cuatro días, destino: Madrid. Donde supe, sí, lo supe, lo que podía ser el infierno y que poco importa que a uno lo remojen con aspersores como si fuera una maceta, la carne se deshace igual. Así que mi recomendación es que seáis buenos. Ah, y no pasa nada por comer callos a todas horas, están riquísimos. Os aseguro que mientras moríamos deshidratas y ante una posible insolación, solo con ponernos delante una tapa de este manjar, no se escuchaba ni una queja, :)

 


Siento la incoherencia, o no, no lo siento. Gracias por seguir aquí, en este caos. En otro tiempo anhelé lo que significaba la palabra lógica, simplemente escribir y dejar un poquito de lado ser, pero por más que lo he intentado comprendo que es imposible. Nada, que me rindo.


Por cierto, el primer extracto me representa. 

Y, sí, por fin finalizo con el comunicado, ;)


Mil gracias de corazón.

Besos, y más abrazos.