—¿Cómo estás?
—¿La verdad?
—Sí.
—No sabría decir, espesa, encriptada, agotada. Rozando una
exageración consumada por la desesperanza.
—A parte de quejarte, ¿tienes algo más qué decir?
—Mmmm…
—¿Y bien?
—La única neurona que me queda después de estos días anda
rabiosa y alelada. Y con una mala leche…
—Quizás deberías estar otra quincena en el olimpo de los
desertores, solo para regenerarte y redimirte.
—Paso, me siento muy niñata y las salidas de tono pueden ser
mi todo.
—¿Entonces?
—Puede que regrese a aquel último personaje, no sé, me da
que con lo enrarecida que me encuentro le daré alguna que otra escena.
—¿Serás valiente?
—Que poco se me conoce.
∞
Ya estoy de vuelta, creo, no sé, terminé justo ayer de una
jungla llamada horas extras de las horas extras, quien diga que el trabajo
dignifica es que tiene la vida más que solucionada. Porque irse de casa cuando
el sol sale tímido y volver cuando este renuncia a la existencia y en ese
proceso no dispones ni del tiempo suficiente para comer en
condiciones, sin ser un pavo que lo están rellenando, desconoce del todo su significado,
y fíjate, que, llegado el punto, no estoy enfadada con este hecho en sí, solo
conmigo por continuar en esta situación infructuosa e inestable. Hay cuatro
meses negros en mi calendario, y cada uno de ellos desgasta y exprime, dejando
a su paso, la nada.
Mañana, quizás, mañana; se me olvide, la rueda nunca cesa de
girar, y yo como buena, qué digo; buenísima esclava, seguiré anclada justo aquí.
Ahora se me ceden unas horitas a mi aire, para que se me olvide, pero no sé,
veo cercano julio, maldito éste y todos los otros.
No debería colgar esta entrada, pero, y, ¿por qué no? Lo
dicho, estoy muy repelente, ;)
En estos días os leo, no sé si todo lo que hayáis publicado,
pero intentaré ponerme al día.
Besos, abrazos no, que repelo y estoy algo arisca.
∞
Ah, este comunicado confuso termina con un pequeño fragmento
de la historia, lo que digo, ando imprecisa.
∞
─¿Sabe cómo ha llegado aquí?
─¿Qué?
─Señora, le insisto, ¿sabe cómo ha llegado aquí?
¿Cómo pudiste hacernos esto? Desechar la belleza con la que
residíamos, yo te cuidaba, adoraba cada parte, hasta las que estaban corroídas
por la culpa. La vergüenza de demostrar al mundo, a ti mismo, que también me
deseabas. Desdeñaste lo que con tanto mimo construí para ti. Y ahora, ahora me
veo en esta celda de barrotes acolchados. En la indigencia de un amor perdido.
Pero hay algo que desconoces, la fortaleza con la que resido será la que impida
que este sea nuestro final.
∞
¡Vete pesada! Me marcho, pero como buena gremlin a entorpecer
otros lares, :)