domingo, 29 de septiembre de 2024

Una sabidilla muy AGRADECIDA

 


Necesitaba hacer esta entrada, no os sucede que de vez en cuando tenéis una vocecita interna que no hay manera de acallarla, allí sigue la tía, dando la murga, y si a eso le sumamos algún comentario, otras lecturas y ya para rematarlo leer a Toro, la historia se transforma en orden, el hazlo: es prioritario. Una cosa esta clara, y es que cada uno visiona lo que visiona en cada palabra, pero ya veréis mis razones:

 

DOCTOR SALVAJE 6

En caso

de estornudos

muy repetitivos

resulta apropiado

tapar la boca

del paciente insoportable

con varias vueltas

de cinta americana reforzada

ya que eso eliminará

la molestísima

catarata de estornudos

y a la vez

despejará totalmente los oídos.

TORO SALVAJE 

 

Como os voy a utilizar de confesionario, debo exteriorizar que tengo algo de fobia a la hora de leer mis escritos, una vez desairados, ahí subsisten, pero estos días me he pegado un paseíto por el blog, imperando en el yoísmo extremo o culparemos al insomnio. Años atrás dormía hasta de pie, cerraba los ojos y clic, no sé si a vosotros en algún momento os pusieron un mote vuestros amigos, pero el de mi niñez era marmotilla, qué añoranza, en fin, la vida. Así que he vagabundeando por mis letras, las de este blog, el otro sigo en la madriguera (supurando) para ver en lo que se han convertido en este ahora. Como sabéis resido bastante en el pasado, creo fielmente que es la clave de la toma de decisiones que empleamos y cómo éstas van variando, encauzándose y transformándonos. E intento (con múltiples recaídas) no repetir patrones, coexisto en la incoherencia. La cuestión es que me he dado cuenta de una cosa y es que rozo el ser una listilla de poca monta.

O, mejor dicho, una sabidilla: Que presume de entendida y docto sin serlo o venir a cuento. Y no lo digo yo, no, lo dice el diccionario. Foto no hay, por alguna formalidad que me niego a aceptar.

Me fascina la crítica humana, emocional, debatir y aprender, ver en otros ojos realidades que quizás mi terquedad no admite o no quiere distinguir y no temo para nada la autocrítica. Si me excedo, que es una posibilidad gigantesca, agradezco el alto, porque la verdad no es universal y la mía menos. Y lo que más, reírme de mi misma, hasta de lo que no se debe.  

Si a eso le sumas que en el caminito te encuentres a personas afines, que te comprenden, no juzgan y ceden una mano, ay, esa mano. Es oxígeno. En este punto, somos lo que somos y poder hablar desde lo más hondo libremente, aunque no se comparta visión, pero si acompañamiento, es sin duda de lo más grandioso que existe.

Y eso hace que me urja una intensidad todavía mayor, igualarlo; mil veces, hasta que más o menos me quede tranquila. La realidad es que aún vistiéndome con cinismo soy una romántica enclaustrada, mis primeras cartas de amor fueron en la niñez a mis amigas, y como soy pesada aparte de sabelotodo, ahí va, porque ser, soy timidísima, pero no por la vergüenza de mostrar los fallos, todo lo contrario. Y aunque parezca que siempre rozo la antipatía, me siento feliz, liberada y mucha de esta presión a la que se somete una capricornio de pura cepa os lo debo a vosotros por eso mi eterna gratitud, por regalarme tantísimo. Por hacer que esta vuelta la sienta como aprendida. Sin obligaciones, sin nada más que letras y su valor, su estima.

Me encantaría, y nunca se sabe; la vida rueda y el mundo no es tan grande, pero tengo la ilusión secreta de en algún momento conoceros en persona, hasta entonces espero con ansia cada viaje que me cedéis al poder entrar en vuestras casas.

Finalizaría diciendo que estáis a mi derecha, pero no sé la razón por la que no me permite actualizar el listado de blogs, no me dejó mucho antes de la antepenúltima desaparición y las posteriores veces que lo he intentado tampoco, ¿algún entendido? Pago con tortilla de patatas (y sí, con cebolla).

Pero como no puedo hacerlo de esta manera, espero y deseo que sepáis quienes tenéis un cacho inmenso de mi corazón. 

Miles de GRACIAS.

Besos, y abrazos.


martes, 24 de septiembre de 2024

Amor quebrado. El amparo de la soledad

 


Soledad, bendita compañía para aquellos que se sostienen a ellos mismos. Me toco el bolsillo, un par de euros y algunos céntimos tintinean. Calderilla para aquella mujer que tanto veneré, para mí, un tesoro. Un amor imposible, barato, corroído y sin alma.

Nos consumismos en el ardoroso recuerdo de una pasión demacrada. Fluctuamos entre las sombras de una mentira, y amé. Adoré cada parte curva, melancólica, de naturaleza corrompida. Conocimos el egoísmo, le dimos la mano nos entregamos a él, a la necesidad que imperaba en nuestros cuerpos. Fatalidad que se visualiza en el presente, pero entonces, ay, entonces. Quisimos serlo todo.

Me observas en silencio con resquemor, como si no hubiese sido capaz de cumplir las promesas nunca nombradas. Creando un nuevo surco entre los dos, una distancia insalvable, arrasando con las pocas ganas que nos quedaban.

—Alberto, ha llegado otro aviso.

—Estoy esperando que Jaime me diga si compra el coche y así poder hacer frente a los pagos.

—Ya. Claro. ¿Y no te avergüenza? —Ahora me miras con inquina, un odio que no comprendo y al mismo tiempo creo merecer.

—Vergüenza, ¿de qué?

—Pues que tus amigos vean lo bajo que has caído.

—Preciosa —respondo con sorna— podría contestarte, devaluarte como el parásito en el que te convertiste al ser mi mujer. Pero ambos sabemos que no merece la pena. Que perderías algo más que el dinero que ya no disfrutas.  

Esto te duele, lo veo en tu cara. Pecaste al casarte conmigo, creíste que tendrías el futuro salvaguardado, cinco años más tarde eres consciente de la verdad. No nos queda nada, más que el oxígeno que nos obliga a emerger. Cuando las cosas empezaron a ir mal, pensé, deseé que a un siendo un ser caprichoso me acogerías con tu aliento, lucharíamos para salir de ese pozo oscuro que arrasó con todo. Per una vez las luces se apagaron, la actuación finalizó. No así tus menosprecios, las ganas de carcomernos.

—¡Eres un cobarde! ¡Un malnacido! Te he dado mis mejores años, para qué, eh, para terminar consumida por la humillación. Pero no creas que voy a quedarme a mendigar.

—Lo sé, María. Adiós—Y ahí es cuando por fin el resquicio de la máscara desaparece y los defectos que una vez pensé que ensalzaban tu carisma, hoy pervierten el poco afecto que todavía amparaba.

Han pasado algunos meses, nunca volveré ser aquel al que llamaban señor con un respeto inhumano, reconocido empresario, qué iluso fue el poder que albergaba entre los dedos, estos que se han adueñado de un tic, uno que continuamente me obliga a desenterrar, a devolverme a esta realidad, unas monedas son las que me muestran lo perdido y hallado. 


jueves, 19 de septiembre de 2024

Pasado y presente. Sin pecado confesado

 


Mi prima Encarnita tenía un carácter de aúpa, no sé si los años la aleccionarían lo suficiente para disimular los estoques que impartía. El tiempo nos puede templar, pero también desquiciar. Lo que sí puedo decir es que era la antítesis de mi tía, una mujer recta, decorosa y muy cristiana, claro que, de puertas para dentro, porqué la vara con la que medía sus pasos dudo mucho que ningún buen dios los aceptara. Procedo de un pueblo donde la comunidad es tan pequeña que ahoga entre cuchicheos y sentencias, no reconoceré que no haya formado parte de esos corrillos en los que la sangre no corre, pero si es cierto lo que dicen de los oídos, los de sus víctimas descarnadas habrán explotado.

Pues bien, desde bien pequeña no supo adaptarse a los acontecimientos ni el lugar, y le salió una vena rebelde con la que se desquitaba de tanta moralidad encorsetada, qué decir de mi tía, a la pobre se la comían los demonios a esos que por más que rezaba no había manera de extirparse.

Luchó por escapar del lugar con uñas y dientes, sin importar las consecuencias. El primer novio conocido fue Ramón, un don nadie que vivía de sueños inalcanzables, algo que ella requería por el ansia en el que vegetaba. Pero el pobre como uno puede imaginar, era un mindundi de mucho cuidado. Sigue por el pueblo pululando cual parásito sin pena ni gloria, a día de hoy ni trabajo se le conoce. El siguiente fue el párroco, sí, presagiad como quedó el pueblo y no hablemos de sus beatas, las pobres no pudieron ir a misa a derrochar malicia durante las semanas que duró la historia. No prosperó, aquello fue más bien un castigo divino, y éste a quién quiso escucharle pidió perdón, recitó mil excusas y no sé qué otros cuentos sobre el pecado y la manzana de Eva. Sus súbditas y amantísimas feligresas se lo tragaron, pero digo yo, cuando mordisqueaba la fruta prohibida no tenía tanta queja. Y el último un camionero, fue un visto y no visto, de un día para otro desaparecieron con un petate lleno de ropa y las joyas de la familia.

A partir de ahí anidamos en la placidez, la huida de Encarna proporcionó un remanso de paz, ni los ángeles gozaban de tanta agilidad a la hora de ejecutar el trabajo. La cuestión es que como el pueblo estaba sumido en exceso de tranquilidad, el chisme empezó a cojear, provocando que los vecinos viviéramos coartados por el miedo de ser el siguiente señalado, y al no ocurrir nada interesante empezaron a inventarse historias. Que si uno la vio haciendo la noche. Otro que se había fugado con un político al extranjero. El último lo maquinó Felipe, contando que había tenido tres hijos de padres diferentes. Pero claro, es notario y puede dar fe como el cura, ¿o será otra cosa? Así estaba la telenovela, a ver el que se la inventaba más gorda, y siempre con la coletilla de <<me lo ha revelado alguien de fiar>>. Que es lo mismo que el primo del primo de mi primo, ni lazos de sangre conserva.

Lo que no se esperaba es que volviera. Nos dejó a todos con la boca abierta, pero esa no era Encarnita, no, no; nos la habían trasformado. Regresó como una buena cristina, qué digo buena, una madre superiora. Despuntó con creces relegando a mi tía a la miseria, convirtiéndose en la más ferviente religiosa de la comunidad. Mano destructora del pecado, portadora del cestito bíblico algo así como una salvadora que concede absolución.

Quién sabrá si unas cuantas monedas restan a uno los pecados. Lo que sí puedo decir es que esto ha levantado ampollas familiares, preguntitas molestas, como que hizo mi tía en la época en la que se fue a trabajar a la capital, es más, existen algunos años que la familia no tiene constancia de nada. Pero eso son pecados no confesados. Y a veces, el dicho de tal palo tal astilla no va tan mal encaminado.


jueves, 5 de septiembre de 2024

Crepúsculo y destierro para Esmeralda

 


Bella infanta de rizos rubios que al primer corte desaparecieron, pero no así la vanidad que quedó implantada en su organismo. Adoraba la admiración que otros le profesaban. Era tan fácil obtener el todo con ella. Niñita de papá en el pasado, mujer de otros en el ahora, pero siempre agasajada entre algodones de pieles y brillos.

Aprendió o simplemente nació en su interior un hambre voraz. Un puchero, un guiño, caricias que regalaba en la mentira de la inconciencia. Despliegues que agujeraban la cartera de otros como un arma letal. Una vida, un negocio, en el que escudriñaba proveedores que mantuvieran el estatus del que se creía merecedora.

Todo expuesto por semanas en un sumario que utilizaba como diario, mofándose de aquellos incautos, de la obsesión, de las temeridades que cometían en nombre de un amor ciego. Inalcanzable. El ego creció creyéndose indestructible, la ofensa pública para quien quisiera o tolerara escucharla y ese fue el error.

Un vídeo, dos, tres resurgieron como tormenta en todas las redes sociales, destruyendo ese pequeño mundo codicioso abandonándola a la nada. Solo quedando el recuerdo de un me gusta que desdibujó aquella bonita estampa.

 

Palabras: 192


*Hace muchísimo que no me presento a ningún reto de escritura, disculpad cualquier error que pueda cometer. Podéis entrar en el link del Tintero de Oro, el tema a seguir es: MICRORRETO: LAS REDES SOCIALES.

Mil gracias por vuestro tiempo, ;)

Besos, y abrazos.