Pensamientos intrusivos, ¡malditos! Mi mente es un avispero
en el que entra y sale exceso de información, ésta, directamente se complementa
con el descontrol. ¿En qué influye? Básicamente, y para acortar en 2 cosas, la
primera limitación, que la vincula a tener un control obstinado de aquello que
desempeño, o se me obliga, sí, sí, volvemos al trabajo, será pesada la tía. Al
segundo, que cuando me permito evadirme o digo: hasta aquí. Regreso a la pieza clave que es la escritura, mis ideas brotan y se extinguen
de un lado a otro. Igual estoy pensando en una canción, como recuerdo lo que
sucedió en el 95. Rarezas. Todo dominado, ¡ja!
La última entrada es de mayo, desde entonces no he vuelto a
escribir, bueno, miento, si lo he hecho, pero para mis amigas, negar
la realidad empieza a ser absurdo, soy una romántica enclaustrada, así que
dentro del desacierto este mes me he sumergido un poquito en la nostalgia. Pero
de la bonita.
Desde hace meses me siento envalentonada. Aceptada. Eso provoca que no
reniegue del ayer. Por eso, mira tú por donde, he vuelto a poner la primera
cabecera del blog. El segundo paso, inaudito, la persona que hay detrás de estos despropósitos, y como me sentía muy rebelde hasta un intento de colgar un extracto de voz, pero como se me da fatal, no he logrado saber cómo hacerlo. ¿Cómo se inserta un audio? Bienvenidos a la dimensión desconocida, donde todo parece fácil, pero no lo es, ;)
Lo que quiero decir es que, no voy a coartarlas, van a
ser muchas más…
Esta entrada es para todos vosotros, por todo el cariño que siempre me dais, uno que hace muchos años se coló en cada fisura y ahora, hoy, es imposible quebrantarlo, pero no puedo negar que, si me he puesto a escribir esta convulsa entrada es gracias a dos maravillosas personas. Mi preciosa Idalia, sí, nuestra compañera y amiga, es de esas personas que siempre cede la mano, pero implándote valor, y te dice: sigue adelante, no temas, el camino lo merece. Y para nuestro querido, Julio David, no puedo más que agradecer su obstinación por todas las veces que ha venido a esta casa, que espero sienta un poquito suya y me recordara que este lugar, sigue y seguirá siendo puerto seguro.
No sé si esta entrada romperá la brecha del silencio y
desencadenará en algún relato, en estos momentos una mosca aportaría muchísimo más. Y llega julio, el tercer mes negro del año. Pero como empieza este desvarío, los pensamientos
carcomen y se alzan en venganza. Y la culpabilidad de no poder estar como me gustaría, ay, será
traidora.
Bueno, no puedo decir que todo haya sido en matiz sepia, ni
ser un enano de Blanca Nieves, al canto de: ¡Ay, ho, ay, ho al monte a trabajar!
No, no, también me he escapado con mi madre y hermana cuatro días, destino:
Madrid. Donde supe, sí, lo supe, lo que podía ser el infierno y que poco
importa que a uno lo remojen con aspersores como si fuera una maceta, la carne se deshace
igual. Así que mi recomendación es que seáis buenos. Ah, y no pasa nada por
comer callos a todas horas, están riquísimos. Os aseguro que mientras moríamos
deshidratas y ante una posible insolación, solo con ponernos delante una tapa de este manjar, no se escuchaba ni
una queja, :)
Siento la incoherencia, o no, no lo siento. Gracias por
seguir aquí, en este caos. En otro tiempo anhelé lo que significaba la palabra
lógica, simplemente escribir y dejar un poquito de lado ser, pero por más que
lo he intentado comprendo que es imposible. Nada, que me rindo.
Por cierto, el primer extracto me representa.
Y, sí, por fin finalizo con el comunicado, ;)
Mil gracias de corazón.
Besos, y más abrazos.
Me alegro
ResponderEliminarde que
vuelvas.
¡Hola, Irene!
ResponderEliminarLeyendo tus palabras, es como si abrieras una ventana a tu alma, dejando que el viento traiga consigo un torbellino de emociones, nostalgias y esa chispa tan tuya que hace que cada frase vibre con autenticidad. Esas rarezas que describes, ese avispero de pensamientos intrusivos, son un retrato tan humano y cercano que no puedo evitar sentirme reflejado en esa danza caótica de ideas que van y vienen, entre recuerdos del 95 y una canción que se cuela sin permiso. Tu manera de hablar de la escritura como un refugio, como esa pieza clave a la que vuelves cuando el mundo aprieta, es puro amor por las palabras. Y esa confesión de ser una romántica enclaustrada, es como si cada letra tuya estuviera impregnada de ese cariño que dices recibir y que, claramente, también devuelves con creces. La mención a la primera cabecera del blog y ese intento rebelde de colgar un audio me sacaron una sonrisa; se siente tan genuino, como si estuvieras invitándonos a sentarnos contigo en esa dimensión desconocida donde todo parece fácil, pero nunca lo es .El homenaje a Idalia y Julio David es simplemente hermoso. Se percibe el calor de esa amistad que te sostiene, que te empuja a seguir adelante y te recuerda que este rincón virtual es un puerto seguro. Esas palabras dedicadas a ellos son un abrazo en forma de texto, y estoy seguro de que al leerlas se les llenó el corazón. Y luego, ese viaje a Madrid con tu madre y hermana, entre aspersores, callos y risas frente al calor infernal, ¡es una postal perfecta! Me has hecho reír con esa imagen de todos disfrutando de una tapa mientras desafían la deshidratación: te aseguro que Madrid no es para el verano jajaja.
Besos y feliz mes de julio dentro de lo posible.