Desde que empezó a tener consciencia sus sueños eran
diferentes a los de otros niños. Al principio creía que eran fantasías, después
empezó a darse cuenta que eran sólidos, como si de una vida paralela a la suya
propia se tratara, más tarde en su yo reflexivo se le reveló que dentro de él
había un mundo donde la razón no tenía cabida.
Si se lo confesaba a alguien lo tomarían por un loco. Una
vez lo intentó, se lo quiso explicar a su mejor amigo y la manera acusatoria en
que lo miró confirmaron sus sospechas, mejor guardar el secreto.
Así que durante el día se comportaba como un chico de quince
años cualquiera. Iba al instituto, actividades extraescolares, se relacionaba
con gente de su edad, cara a la galería era uno más. No existían diferencias.
Pero durante la noche, su mundo se agrandaba no había ley
que le impidiera hacer cualquier cosa. Allí también había otros como él, se
conocían desde que empezaron a tener compresión de los sueños y habían ido
creciendo juntos, descubriendo aquel maravilloso mundo en el que podían ser solo
ellos, sin miedos. Jugaban, bailaban, cantaban, reían, nadie nunca los reñía,
era la fantasía de cualquier chiquillo. Pero desde este último año sin ninguna razón, habían ido
despareciendo mucho de esos amigos, otros en cambio permanecían inertes en el
tiempo.
Para Mario en los últimos días las cosas le empezaron a cambiar,
las vocecillas le solicitaban que debía escoger, y él no comprendía de que le
hablaban. Pero la inquietud le rondaba. Cada noche antes de coger el primer
sueño, tenía la misma pesadilla veía relojes que se paraban siempre a las 24h,
y él quería darles cuerda pero le era imposible, se despertaba sofocado y
angustiado, haciéndosele difícil coger el sueño y llegar al submundo, no podía
entrar en él, ¿Por qué razón?
A las vísperas de su aniversario las voces fueron claras,
debía decidir entre los dos mundos. Si se quedaba en el mundo consciente
crecería y viviría como un adulto sin derecho a volver a soñar.
Pero si los escogía a ellos, le prometieron que sería
eternamente un chico de quince años donde los juegos nunca acabarían. Debía decidir,
esa sería para bien o para mal su última noche. Pero debía cumplir una norma y es que
no podía explicarles nada a los otros niños, ya que la elección era suya y
de nadie más.
¿Cuál sería la decisión de Mario?
Continuará…