Podéis creer o no, lo que sí os confirmo es que si seguís leyendo perderéis esa opción, la de elegir.
La
finca de mis antepasados es una edificación añeja. A parte de mis abuelos,
habitan en ella, humedades, ratas y sonidos que son imposibles de identificar,
pero que han logrado perdurar en el tiempo y a su manera formar parte del
mobiliario. Sillas que se arrastran, canicas que caen, un frío que hiela la sangre
depende que sala.
En el
pueblo se la conoce como la casona del pacto, yo siempre creí que
eran tonterías de gentes retrogradas, con poca cultura, que se aferra con mano
de hierro a sus creencias. Ya no.
Hace
unas semanas recibí un mensaje de mi madre, me pedía que fuera a cuidar de los
abuelos, no se encontraban bien. Puesto que mi vida está en un stand by infinito, era sin duda la
persona idónea para el cargo. No
lo pensé, ni valoré, necesitaba un cambio inmediato, por lo que actúe con un ansia
desmedida. Mis prisas me la han jugado y ahora sé
que todo aquello era una trampa urdida con un fin que no permitía
replica.
Nunca
llegué a comprender porque mis
padres no los sacaban de aquel sitio que se deterioraba junto a ellos, al fin y
al cabo disponemos de una de las grandes fortunas mundiales. Ponían
excusas de lo más cutres, nadie querría por decisión propia vivir de esa manera,
sentí que los tenían relegados y abandonados así que acepté,
llevaba tiempo sin vida a parte de un sofá que ya era poco cómodo y un
televisor sin programación.
Nada
más llegar vi a unos ancianos activos y saludables, supuse que se trataba de
una llamada de atención y yo podía iniciar mi transformación dándoles
cariño.
La vida allí era
tranquila, no diré que aburrida porque venía de otra que daba realmente pena.
Mis abuelos irradiaba un halo de luz esplendida, mérito mío pensé, ¡Ja! Iluso,
siempre fui el más tonto de la
familia. Pero yo en mi momento de ego inalcanzable no veía más que les hacía
bien a unos pobres ancianitos. Si fui consciente de una cosa y era de la prisas
que tenían porque aprendiera el funcionamiento de la finca, donde cortar la
leña, las fechas del cultivo, el cuidado de los diferentes animales, que
comían, como limpiarlos, hasta los partos. De la casa, se mezclaban las tareas
de mantenimiento con realizar pequeñas y grandes obras, a latas de conserva y
limpieza en general. Todo aquello me sobrepasaba en conocimiento, pero les veía
tan ilusionados que cada día les atendía y dejaba que hicieran conmigo lo que
quisieran.
En pocas semanas ya
controlaba la finca, mis manos empezaron a ser callosas, no me doblegaban las
tareas a realizar, podía alimentarme sin necesidad de nadie, la verdad sentí
orgullo propio. Me estaba haciendo un verdadero hombre. Me chocó que los
abuelos paulatinamente fueran perdiendo interés por mí, contra más conocimiento adquiría menos
atención recibía.
Justo en ese
momento fui consciente de la verdad, no había ido a salvar a nadie, sino a mí
mismo. Era yo el que requería de atención urgente, mi soledad se había vestido
de ansiedad por ser útil para alguien.
Y esta misma camisa
de necesidades me obligaba a buscarlos cada día con angustia, algo dentro de mí
debía estar notando que una pieza del puzzle no terminaba de encajar. Por el
contrario ellos se quejaban de mi dependencia y cada vez me costaba más
encontrarlos, casi parecía que jugáramos al escondite.
Hasta
la mañana de la nota:
<Hijo, compréndelo. Existe
un pacto en nuestro linaje, éste exige que un primogénito perdure en la finca,
así el resto goza de sus frutos.
Te lo encomendamos a ti.
¡Ah! No intentes salir,
morirías asfixiado o peor exiliado en las sombras. Nosotros estamos bien, no
nos busques.>
Nada más, al
parecer no merecía más explicación que esa. Una broma de mal gusto, que me
sentó francamente mal.
Subí acelerado a la
habitación y llené el macuto con las cuatro pertenencias que tenía. No encontré
las llaves del coche, ni tampoco el coche. ¿Sería posible que también me lo
hubieran robado? Pero no iba aguantar por más tiempo en ese sitio, tenía que
avisar a mis padres, los abuelos no estaban en sus cabales, decidí que
iría al pueblo andando, los esperaría en el mesón, depende la hora hasta comería
y luego volvería a lo que un día llamé vida.
Con lo que no conté
es que algo muy extraño pasaba, cada vez que me acercaba al portón de la valla,
ésta se alejaba más y el aire en mis pulmones se esfumaba. Tonterías pensé, el
disgusto porque me rechacen hasta mis propios abuelos. Pero fueron pasando las
horas y la situación era la misma, yo acercándome, la puerta alejándose y el
aire que llegaba a mis pulmones ya ni era una boqueada. No podía seguir, me
sentía desfallecer.
Dentro de mi lógica
empecé a valorar que verdad habría en aquella nota, desde luego la broma estaba
perfectamente ejecutada, pero para todo existe una respuesta sólo tenía que
buscar la trampa.
A la mañana
siguiente intenté volver a salir, pero sucedió lo mismo, más andaba, más lejos
estaba la salida, mi respiración como la de un asmático, eso no estaba bien.
Recorrí toda la finca buscando una salida, pero aquello era imposible.
Estaba realmente asustado.
Por no decir que me acojonaba que también fuera verdad lo de las sombras, en
pocos días adquirí una visión camaleónica y no había punto que no observara al
escuchar cualquier sonido.
Todo aquello me
hizo sentir como un ser fracasado, utilizado por un propósito monetario, era un
instrumento para que otros vivieran a cuerpo de rey. No podía permitirlo, llegados
a este punto me importaba muy poco lo que me sucediera, pero tenía algo muy
claro y es que la ofensa la iban a pagar todos.
Aún recuerdo la
última noche, pasé el día bastante tranquilo, sólo algunos nervios de última
hora promovidos por aquello de no saber que esperar. Pero nada que pudiera
superar mis ganas de venganza. Me quedé esperando a que el sol desapareciera
sentado en los escalones de la terraza. Una pena que no tuviera el suficiente
tiempo para arreglar el que flojeaba, después de todo algo bueno había sacado y es que
me había vuelto un auténtico manitas. Cuando ya estaba oscuro como
una cueva de murciélagos fui en busca de las sombras.
—
¿Hola?
¿holaaaa? ¿Hay alguien ahí? Sé que estáis aquí, os escucho murmurar. Va, salid
por favor, tenemos que hablar.
De repente se escuchó
un carraspeo de ultratumba seguido de una vocecilla de un timbre agudo que
para nada validaba el sonido anterior, aún hoy me pregunto si el que habló era
él o ella.
—
Muchacho, ¿eres
consciente que todo esto es un poco extraño? Deberías estar muerto de miedo y
escondido en cualquier rincón.
—
Si, ya me
lo imagino, pero me mueven otras metas y urge que hablemos.
—
Si nos
haces perder el tiempo, habrá represalias.
—
Estoy
seguro de que saldréis muy favorecidos.
—
Entonces,
dinos. ¿De qué quieres hablar?
Esto último lo dijo
en un tono de grillo irritado, intenté concentrarme en el asunto no quería
estropear más mi destino.
—
Es
sobre el pacto, he estado haciendo números y está totalmente obsoleto precisa
de nuevas y mejores reglas. ¿Cuándo se realizó? No recuerdo ninguna generación de
mis antepasados que no fuera rica, estoy seguro que habéis salido perjudicados.
Un alma para extra alimentar a cientos de ellas, ¿no lo veis?
Se escuchó un
clamor que afirmaba mis palabras.
—
Fue
culpa de nuestro antecesor era demasiado blando, por suerte el de arriba lo
quiso para él, creo que ahora se dedica a pintar alas.
—
Pues va
siendo hora de cambiar los tratos.
—
Primero
dinos, ¿qué es lo que ofreces?
—
Finalizar
de una vez por todas con esta alianza.
—
Te
hemos avisado, no nos hagas perder el tiempo. – dijo bastante enfadado.
—
De verdad que no es
mi intención, dejad que termine de exponerlo.
—
Adelante,
sigue.
—
Ofrezco
a toda mi familia a cambio de que el trato que una vez se firmó desaparezca.
—
¿Estás
seguro de lo que dices?
—
Sí,
creo que va siendo hora que aprendan a moverse por otro tipo de intereses y si
vosotros cumplís vuestra parte, tendré toda la vida para enseñarles.
—
Te
diría que no, pero ya son demasiados siglos sin vacaciones y estamos muy
agotados. Así que...
Epílogo
Han pasado tres
años, al principio no se tomaron muy bien el cambio pero después de que la
tozuda de tía Gertrudis muriera asfixiada, vieron que no había nada que hacer,
desde entonces cada uno realiza sus tareas en la finca sin rechistar y me
idolatran, como corresponde.
Soy el que maneja los
hilos, y no voy a negar que desde que realice estas pequeñísimas modificaciones, todas
las carencias que un día tuve han desaparecido.
No he vuelto a
sentirme ni solo, ni poco querido. Ahora sí que soy el primogénito.
Este relato se lo
dedico Ramón
Márquez Ruiz de Seres de Luz Blog y David Rubio,
es por ellos y gracias a su maravillosa idea por la que he desarrollado unas cuantas líneas
de más a esta historia El primogénito, ;)
Me alegro de que Ramón Márquez R. y David Rubio te animaran a desarrollar ese inicial microrrelato, al que ahora ya por fin le has dado la trama necesaria y un giro final extraordinario, que me ha parecido casi lo mejor de la historia, pues anteriormente el mensaje era distinto: un primogénito bastante ingenuo que cae en la trampa que esa familia paranoica o fantasmal, le ha tendido muy ladinamente. Sin embargo ahora resulta todo lo contrario, el primogénito de tonto no tiene un pelo y se las ha ingeniado muy bien para mantener a sus familiares pendientes de un hilo, el que él mueve después de cambiar los tratos y acabar con la alianza, para que sea la familia quien cargue con la maldición.
ResponderEliminar¡Felicidades por tu trabajo, Irene!
Muchos besos.
Si yo también me alegro porque estoy segura que sino es por ellos la historia no hubiera crecido, :)
EliminarAl final se espabiló, (o lo espabilaron) el pobre se veía muy solo en la finca y tomó las medidas necesarias para que así no fuera.
Muchísimas gracias Estrella!
Muchos besitos, ;)
Muy bueno Irene, me ha encantado! Ese giro que le da el chaval a su favor es totalmente justo y le da ese toque distintivo a la historia, tal y como dice Estrella. Ya que su familia lo ha condenado de tan buena gana –y por los datos que das no se ve ni pizca de amor en su vida–, pues que se fastidien todos, jaja. La duda que me queda es si él sale libre de la finca, jeje, aunque personalmente, me imagino que nuestro avispado protagonista se queda con ellos pues, a parte de haberlos vencido, por fin ha ganado una familia de verdad, jeje. Y muchas gracias por dedicárnoslo, tanto a mi como a David. Fue un placer darte la idea y más lo ha sido leerla realizada. Un abrazo! ; )
ResponderEliminarDespués del comentario que diste la última vez me alegro haber acertado, jeje
EliminarNo, no, están todos condenados, es el fin. Una vez muera el último familiar, el linaje habrá desaparecido y con él el pacto o la maldición (depende como se mire).
Y tampoco creo que aunque pudiera se fuera, :)
Muchas gracias Ramón, lo poco era dedicároslo después de todo la idea fue vuestra, ;)
Un abrazo!
¡Maravillosa revisión y ampliación! La continuación nos ha mostrado una evolución en el personaje que engrandece la historia. El nuevo final es brillante, redondea el círculo, da la vuelta a la tortilla de una manera natural y lógica. Renuevo y amplifico mi enhorabuena. Y tu dedicatoria ya me deja sin palabras... te aseguro que es algo a lo que no estoy acostumbrado. A la espera del nuevo fruto de tu imaginación. ¡Un abrazo!
ResponderEliminarMe alegro muchísimo que te haya gustado David, ;) Ya sincerándonos es la primera vez que me proponen aumentar un escrito y bueno la verdad, me tenía un poco preocupada la opinión, jeje
EliminarAsí que muchas gracias!
Un abrazo, :)
¡Ay! Intento compartirlo y no me deja, me sale un triangulo en el símbolo de Google. Luego vuelvo a intentarlo.
ResponderEliminarGracias, ya he visto que al final si te ha dejado! :)
EliminarAún conociendo la historia en su versión "abreviada", no he podido dejar de leer esta otra más "extendida" y, de hecho, la prefiero, excepto en una cosa: el final. Para mi gusto, me quedo con el otro, menos complaciente y más angustioso para el pobre protagonista. Pero para gustos los colores.
ResponderEliminarSea como sea, te ha quedado genial el giro hacia esa venganza perpetrada por el primogénito contra toda su familia.
Un abrazo.
Muchísimas gracias por releerla Josep Maria, :)
EliminarNo he podido evitar ponerme en el pellejo del protagonista y darles el mismo final a toda la familia. Y no es que no se me cruzara por la cabeza agonizarle un poquito más su existencia. Pero creo que la venganza tenía un marco que lo validaba y le daba fuerza a la historia.
Me encanta la opinión sincera, te lo agradezco, ;)
Un fuerte abrazo.
Tu prota ha encontrado la forma de cambiar las tornas respecto al terrible pacto en el que se vió atrapado sin querer. Buenísimo este desarrollo de tu micro unicial, Irene. No solo no ha perdido ni un ápice de interés, sino que ha mantenido un final sorprendente y novedoso. ¡Me ha encantado! Muy buena idea la de alargarlo, no cabe duda :))
ResponderEliminar¡Un beso y feliz martes, guapa!
Nada como un par de callos en las manos para que uno se despierte. Pero es que él sólo quería estima, y a cambio consiguió que se aprovecharan de él.
EliminarAhora ya nunca más le faltará el calor de la familia, jeje
Muchísimas gracias por tus palabras Julia, :)
Besitos y feliz tarde!
Un buen relato Irene, me ha gustado mucho el giro que le das al final. con la venganza a toda la familia. Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias Mamen, :)
EliminarMe alegro que te haya gustado.
Un abrazo.
Un relato fantástico, Irene. He disfrutado de lo lindo con esta historia tan bien hilada y elaborada. Gran intriga y una narración cinematográfica de terror con notas de humor. Un pacto terrorífico con un protagonista que se ve atormentado, mas con su perspicacia gira la tortilla en el último momento, y así nos regalas un perfecto y sorprendente desenlace.
ResponderEliminar¡Abrazo, Compi de Letras! ;)
Gracias Edgar, te agradezco muchísimo esta valoración tan positiva que me estás otorgando, :)
EliminarY más, si encima lo has disfrutado!
Un abrazo enorme, compañero! ;)
Has mejorado enormemente el texto original que te he comentado oportunamente porque me pareció realmente bueno. Éste te ha quedado magnífico, con los cambios que le has realizado a la historia, y con el pacto que has modificado totalmente. Un texto nuevo que ha incrementado su valor con una excelente narrativa y diálogos acertados. Felicitaciones Irene. Un gran abrazo.
ResponderEliminarAriel
Me alegro muchísimo que así te lo parezca Ariel, :) ¡Gracias!
EliminarY también te agradezco que hayas vuelto a leer de nuevo la historia.
Un fuerte abrazo.
Bien por él, supo aprovechar lo que creía su debilidad para afianzarse en su madurez y ser él quién dirigiese el juego. Controló muy bien la situación y creo, que salió ganando con todo lo que aprendió.
ResponderEliminarPor otro lado, eso de que cada vez que se acercaba al portón de la valla y esta se alejara… me hace sospechar de que el muchacho fuera también una “sombra”, y el que sus abuelos ya no le hiciesen mucho caso, pienso que debía ser que los estaba liberando de su cautiverio.
La extensión del relato me ha encantado, Irene, lo has completado de forma que ninguna pieza queda suelta.
Felicidades.
Un millón de besos, querida amiga.
Me gusta mucho tu visión Mila. Le das amplitud a la historia y hasta un desarrollo nuevo y mucho más extenso.
EliminarEl cambio le fue para bien, maduró y creció rápidamente, dándose cuenta de su propio valor, al final eso fue lo que le hizo ver que podía manejar los hilos a su parecer. Y no permitir que lo ningunearan más.
Muchísimas gracias, preciosa!
Muchos, muchos besitos, :)
Hola Irene, lo cierto es que el relato mantiene la expectación y el giro final hace que sonrías mientras piensas que se fastidien, que el más tonto no lo era tanto. Creo que son dos versiones muy distintas y las dos me gustaron.
ResponderEliminarUn saludo
Hola Conxita,
EliminarGracias por volver, :)
Sí, esa era parte de mi intención ya que paguen que lo hagan todos y encima el protagonista que se gane el cariño del resto, jeje
Muchas gracias!
Un abrazo.
Saludos, tenía claro que el relato en su versión comprimida daba para más, y me alegra ver y leer el resultado en su versión más liberada. Sigue siendo un buen trabajo.
ResponderEliminarP.D: Eso sí, te animo a darle una revisión correctora :) ¡Un saludo!
Buenas JC, muchas gracias por tu valoración.
EliminarAgradecería que me dijeras donde ves el error, :)
Un abrazo.
Pues gracias por tan genial idea...es un maravilloso relato, ingenioso e inovador!
ResponderEliminarMe encanta!!!
Bienvenida Claudia, :)
EliminarGracias por comentar, me alegra muchísimo que te haya gustado!
Vuelve siempre que quieras.
Un abrazo.
¡Ah! qué listo ;-) Aunque no tuve el gusto de leer tu otra versión, ésta me ha encantado, tanto por el contenido por cómo está escrita. Subrayo tus frases "mi vida está en un stand by infinito", "mi soledad se había vestido de ansiedad"...
ResponderEliminarGenial relato, Irene, enhorabuena.
Un besazo
¡Muchísimas gracias Chelo!
EliminarEl pobre sólo buscaba afecto, de ahí su desesperación.
Me alegra enormemente que te haya encantado!
Muchos besitos y feliz tarde, :)
Buenos días Irene, este comentario es para comunicarte que te he nominado para el premio Liebster Award. Para mí es como un reconocimiento de blogger a blogger por su buen hacer. Creo que ya estás nominada, pero para mí es un placer nominarte también.
ResponderEliminarAquí tienes el enlace para acreditarlo. https://zmoyamilo.blogspot.com.es/2016/12/premioliebster-award-agradecimiento-me.html
Un abrazo enorme.
¡Vaya! Muchísimas gracias Ziortza, ahora mismo me paso por tu blog, :)
EliminarY ENHORABUENA!
Un fuerte abrazo.
Escalofriante relato que mantiene la tensión desde el principio hasta el final. Habrá que cuidarse del primogénito. Un saludo.
ResponderEliminarTe agradezco muchísimo el comentario Jorge, y sobre todo lo que dices en él, :)
EliminarUn saludo, vuelve siempre que quieras.