miércoles, 19 de febrero de 2025

Esquela al desamor

 



Lo único que te pido a cambio es que, cuando hables conmigo, cuides tus palabras. Que tus palabras sean justas. Que sean del tamaño de tus sentimientos. Porque si tú me dices no, para mí es no. Y si me dices llueve, para mí está lloviendo. Y si me dices amor, para mí es amor.

<<Rosario Castellanos>>

 

 

Llueve, en esta habitación se desgarra el lamento de aquello que pudo nutrirnos, y por el contrario nos demoramos en descifrarlo.

Recuerdo el primer amor, la primera vergüenza, como con vacilación unas manos se palpaban con torpeza, impregnados del desconcierto que supone el reconocimiento. Los inexpertos primeros besos, incómodos y al mismo tiempo parían una latitud imperecedera. Las miradas, no lo sabíamos, pero ellas eran las que alimentaba nuestra alma. El pulso se desbocaba en el ensayo por alcanzar la adultez. Qué ingenuos e ilusos fuimos, con qué prisa quisimos recorrer las estaciones.

Ese primer apego, inofensivo, fugaz; desapareció. Y entonces brotó la compulsión, el fervor, la necesidad animal, ya no valía el reconocimiento, impulsaba el salvajismo y llegaste tú, con tus juegos, con esa indecisión que lejos de frenarme, me atraía como una larva.

Creí que serías el amor verdadero, el de para siempre, la mentira con la que fui segmentada desde la niñez, lo deseé, no razoné, era instintivo, pero debí darme cuenta, nunca fui tu igual.

Era cariño, compañía, un escudo al que refugiarse, y me esforcé, dios sabe que lo hice, años y más años soportando desplantes, frustraciones, malas contestaciones; obligaciones. Qué error se comete al creer que al querer le corresponde esa palabra. Permití en nombre de la ternura, toda esa ignorancia. Eludiendo como se me degradaba en posiciones donde tus suelas pisoteaban con fervor mis sentimientos. Pero no fue tu culpa, o puede que en algo si la tuvieras, debiste soltarme, pero no, como sabemos, era cómoda esa inexactitud concebida.

Hoy miro atrás e interpreto a la muerte desde otra perspectiva, comprendo que hay símiles, otras guadañas, porque aquella que fui, penó lentamente, se extinguió en cada poso, en la inseguridad de no saberse amada.

Créeme cuando te digo que lo único que pido, es que, si me dices amor, para mí es amor.



 

miércoles, 12 de febrero de 2025

Cuento invertido: Pinocho, el primer mentiroso

 



Esta historia se remonta a otra época, una lejana en años, pero no así en tejido. Quizás en este ahora se reconozcan entre nosotros, esos seres narizones, pero en el pasado era algo difícil, es más, se les perdonaba con una facilidad pasmosa por la fragilidad que albergaban. Y diréis, lo que le sucede a esta narradora es que es una tóxica desaprensiva que habla desde el rencor del abandono, no os equivoquéis, erráis en creencia. Fracasáis. Aquí un alma cándida despegada de todo odio, un ser ante todo salomónico os abrirá los ojos. Revertirá cada patraña explicada desde inicio y os hará ver, como vuestro mesías que mi verdad es terrenal y empíricamente la única. No me idolatréis más tarde, sé que será complicado no hacerlo, pero…

—¡Silencio! ¡Qué vergüenza, Hada azul!

—Cállate tú, Gepetto de las narices, como si tu situación no fuera imposible desde que ese tunante te robara todos los ahorros. Viejo cascarrabias, no te das cuenta que si lo denunciamos con esto de los videoblogs podremos cenar esta noche. A él y a su secuaz, Don conciencia dice el tío, timadores eso es lo que son, pero con esto voy a ensuciar sus nombres, eso lo juro por todas las varitas mágicas del universo.   

—Shhh… baja la voz. ¡Oh! Mi pobre y roto corazón, sé que tienes razón, con todo el amor que le di a mi pequeño, y así me lo paga, dejándome en la indigencia, pero solo intenta apartar un poco ese ego tan esplendoroso, provocas rechazo, Hada, das repelús.

—Déjame, ya verás como en nada tenemos un montón de seguidores, tu permanece aquí quietecito y pon cara de pena. ¡Bah! Esa ya la tienes. Venga, calladito, y recuerda mantente en tu papel, esto debemos escenificarlo perfectamente.

 

¿Lo veis? Este es el grado de manipulación en el que nos tuvo abducidos, nuestro estimado Gepetto todavía conserva las secuelas de su falsa estima. Todo iba bien, cuando solo quería formar parte de un todo, algunos dirán que fue por culpa de Pepito y sus sucias artimañas, como le hablaba al oído en nombre de la razón, como lo manipuló para ser un quinqui degenerado. Pero no vieron como iba evolucionando, como con mentiras creaba una espiral conspiradora, tejida lentamente desde el fondo de nuestros corazones, para más tarde pisotearlos. Y sí, yo lo amé, después de décadas en las que no me permití que otro ser adquiriera ese poder sobre mi cuerpo. Digo, vida. Le entregué gustosamente cada partícula primaria, le di todo aquello que él me pidió, exigió, era pasión, pura, enternecedora, ambos empezábamos de cero. Era arrollador, fuego, todavía tengo las secuelas de esas luces cósmicas grabadas sobre la piel. <<Ufff, qué calor>> <<Mmmm…>>

—¡Ejem, ejem! ¡Hada, por todos los polvos milagrosos del universo! Esto cada vez se está poniendo más candente.

—Ah, sí, sí, perdón, Gepetto. Intentaré eliminar esta parte.

Para más tarde descubrir la terrible verdad, se aprovechó de ser una novicia en temas tan terrenales como la carne. Y el muy cabrito, en cuanto vio que un ser sin vida la creaba, nos abandonó y desvalijó, sí, lo hizo, más allá de despedazar cada sentimiento, a nuestro querido abuelo le robó lo poco que tenía, a mí, el muy ignorante, la varita mágica, que si la sostuviera, ay, si vuelve a caer en mis manos, os aseguro que ese enano lo vuelvo a convertir en un títere de madera. A Dios pongo por testigo de que jamás volveré a pasar hambre; a no, que esa era otra historia. Porque apetito, ay, cuánto anhelo está corroyéndome.

 

Fin.

 

 

¡Hola, a todos!

Hoy os traigo un cuento invertido, lo he revisado y el último lo publiqué, en el siglo pasado, bueno, no tanto, permitidme que exagere, apenas recuerdo el 2019, ;)

La ratita presumida o, mejor dicho, el juego de las vanidades:

https://laquimerablog.blogspot.com/2019/12/cuento-invertido-la-ratita-presumida-o.html

Mil gracias por vuestro tiempo, y sobre todo por todo el cariño que siempre me cedéis. Supongo que ando tan convulsa que necesitaba escribir desde el cinismo, y reír entre imposibles. ¿Me acompañáis? :)

Muchos besos, y abrazos.



jueves, 6 de febrero de 2025

Acto condenatorio

 


Poco deberíamos decirnos, las despedidas son agrias, incómodas, repletas de pretextos inundados en la pérdida. Desgastamos los cartuchos, creando hasta desfallecer miles de puntos suspensivos que se han desfigurado entre suspiros, melancolía de un sueño incompleto.

Volvemos una y otra vez a inicio, casilla impenetrable, una que no nos corresponde, pero allí nos agarramos. ¿Por qué? Es entonces cuando aborda la perversidad, absoluta malicia, de erigir tormento a aquel que se supone que respetas, pero la realidad es que condenas. Vencidos y corroídos por una mentira, impregnados en lo nefasto.

El día que me preguntaste, ¿qué nos unió? Allí tuvimos que despedirnos, intentar ser aliados, no disipar el aprecio que aún conservábamos, pero yo contesté <<Lealtad>>. Y perduramos, como condenados a muerte, viviendo entre rescoldos de un afecto que hoy no lo encuentro certero. Nunca fuimos valientes. Ninguno de los dos. Es cómodo el hábitat forjado, la incertidumbre y la falta de apego establecen un ecosistema despótico en el que resguardarse, asentados en la renuncia de la subsistencia.

Nos exigimos más horas, infinidad de ellas, iniciamos a oscuras y regresamos de la misma manera, los festivos se difuminan, dejan de existir, el goce se marchita. Se pierden fechas en el calendario, el contacto humano se esparce pidiendo entre pretextos compresión, bondad, pero los rescoldos son quejas, y más quejas, <<Lo necesito>>, <<¡Ya!>>,  <<Es urgente>>, <<Plazos, plazos, plazos>>. Es lo único que cuchichean, hasta eso se nos arrebata, la cordialidad.

A cambio se nos cede insomnio, una toma de café desproporcionada, migrañas, comer a deshoras, y meses en el calendario extraviados. Pero no temas, seguiré a tu lado, con todo el odio y amor que te corresponde, mi más venerado gobernante, aquí estaré, como perro fiel seré tu más perpetua y sirvienta amada.


 


Hola, a todos.

Necesitaba gimotear, así que aquí está este minúsculo desahogo en forma de sátira negruzca, ;) No me lo tengáis en cuenta o sí, quejaos, quejaos. Iba a escribir una lista de lamentos, pero leí a Kirke y su fantástico cuento, Un techo bajo el que cobijarse, y no he podido más que inspirarme.

Muchas gracias por vuestro tiempo.

Besos, y abrazos.