‘‘El viejo mundo está
muriendo y el nuevo aún lucha por nacer: ha llegado la hora de los monstruos.’’
Antonio Gramsci
Todo empezó con pequeños cortes de electricidad, duraban
segundos a veces minutos, tintineaba y se desvanecía. Después nos adheríamos a
la normalidad. No hicimos nada, los de arriba, los que gobiernan con promesas
de un pueblo certero, insistían sin tregua que todo era normal, que no debíamos
preocuparnos, así que la comodidad en la que residíamos nos anclaba a continuar
bajo el manto de un silencio apaciguado.
Poco a poco iniciaron las mutaciones, pasamos de minutos a
horas. Siempre me creí una persona desarraigada, desconectada más allá de cubrir
las necesidades básicas, pero cuando las pierdes, cuando te las arrebatan, allí
uno es consciente de que está acostumbrado a riquezas que no le da ningún valor,
solo las extraña cuando desaparecen.
Aterrizó el día en el que nos negaron el agua corriente, la
luz en ese momento la desconectaban sobre las 6 de la mañana y vacilabas al
pensar si podrías usar de nuevo algún suministro. La comida empezó a ser un
lujo no asequible a cualquier paladar, los saqueos, robos y angustia repoblaban
aquella sociedad dormida. La brutalidad era la respuesta a ese silencio de inicio.
Era un caos, habitábamos con dolor, temor de que te agredieran por una porción.
Por simplezas que antes desechábamos como si no tuvieran valía, ahora en cambio,
lo eran todo. Ya no servían las palabras, ni discursos de que todo iba bien, la
comprensión se esfumó. La ira creció ante la inconsistencia de la indiferencia.
Para entonces seguía viviendo sola, pero el miedo es una
llama que crece silenciosamente, posándose dentro como una enfermedad. Cerraba
las puertas y ventanas con todo el mobiliario que todavía conservaba de los
trueques que utilizaba para subsistir.
Entonces apareció, él, se hizo llamar el Mesías, y lo
creímos, ante la desesperación uno quiere, se obliga a manifestar cualquier forma,
verdades veladas, y ese hombre expresaba las palabras exactas. La
radicalización fue inminente o te unías o eras el repudio, formando parte de
ese estrado inalcanzable para la gente corriente. Y me soldé, no me quedaban
fuerzas para batallar, tenía hambre, desesperación, vivía rodeada de una
miseria que iba más allá de las carencias con las que me amparaba.
Lo seguimos como corderos, acabando en un paraje, despoblado
y decrepito, hasta los animales habían renunciado a esta sociedad marchita. Éramos
nómadas sin rumbo que se dejan llevar por el mensaje de prosperidad de un
salvador. Creándose entre nosotros un lazo, uno que el tiempo fue cercando y
haciendo imposible despedazar.
Han pasado muchos años o puede que no, el tiempo en este
momento es relativo, en este hábitat salvaje los meses se contemplan como
lustros, lo que sí sé es que me siento como una anciana, mi cuerpo, mi alma han
envejecido en esta nada que nos envuelve y rebosa. El camino hasta llegar aquí
fue arduo, muchas veces quise renunciar, volver a ese momento donde el horror y
dolor atenazaban mi aliento, la incertidumbre a lo desconocido me hacía anhelar
aquello que me era familiar, otras, como ahora, en estos pocos suspiros que me
restan para decir adiós, doy las gracias.
Nunca dije nada, callé como una cobarde que nada tiene, pero
si lo puede perder todo; siempre supe que no era un enviado, pero oré por y con
él, le entregué todo lo que tenía por el bien común. Renuncié a cualquier
objeto material e inmaterial, y lo agradezco, porque hoy, a las puertas de
abandonar este escenario, mis ojos aun estando cansados, pueden vislumbrar un
verdor que ciega y brama esperanza, y esta luz, ésta, nunca la podré olvidar.
∞
Hola, a todos.
Conocéis al marciando: Miguel Pina, sí,
verdad. Pues si entráis en su blog descubriréis una crítica esperanzadora,
bonita de verdad, y es la incitadora para que escribiera estas cuatro letras.
Os dejo su crítica aquí: https://www.cineycriticasmarcianas.com/2025/03/wilding-el-regreso-de-la-naturaleza-del.html
Muchas gracias por vuestro tiempo.
Besos, y más abrazos.
Me has recordado "La guerra del fin del mundo" de Mario Vargas Llosa.
ResponderEliminarQué bien escribes eh...
Hay tantos Mesías que ya no sé en qué creer.
Besos.
A colación de
ResponderEliminaresto, los curas
siguen
mandando
mucho en
España,
está semana,
el caso de
Noelia,debe
haber algo
mas, que
su padre ,
el solo,
paralizara
el recurso
de ella , de
querer morir
de manera
digna.
Hola Irene, es lo malo de este mundo convulso, que los gobernantes toman las decisiones y el pueblo paga las consecuencias, los horrores, el hambre, la muerte, y ellos bien tranquilos en su despacho. El mundo evoluciona, pero no aprende la lección. Sin embargo, la esperanza sigue latente en nuestros corazones, pues es lo único que no nos pueden quitar.
ResponderEliminarProfundo y doloroso texto, pero necesario.
Un fuerte abrazo
¡Hola, Irene!
ResponderEliminarEn primer lugar muchas gracias por la mención a este humilde marciano y a la crítica de Wilding.
Comienzas el relato con especie de llave maestra que dice "Todo empezó con pequeños cortes de electricidad". Ya en ese momento sabemos que las cosas se van a torcer y la intriga del lector hace imposible el abandono del texto. Un texto que puede parecer distópico, pero como ya se sabe que la realidad supera a la ficción todo lo imaginable es factible de ocurrir.
El mundo esta convulso je, je. Ver un telediario es algo así como una película de terror en acción real. No me gusta ser pesimista, al contrario, pero pocas veces se han dado de la mano tantos mandatarios mundiales que son un peligro a la vez que la Naturaleza se rebela contra la acción del hombre y el cambio climático que hemos hecho en lo que apenas es un siglo o sea unos segundos para el Universo.
El relato nos lleva a ver como en un momento dado cualquiera es capaz de agarrarse a un clavo ardiendo quizás por el propio instinto de supervivencia. Quizás la Naturaleza pueda convivir con el hombre en armonía, pero creo que eso ya ocurrió y alguien salió perdiendo.
Muchos besos, Irene, y gracias de nuevo.
Impresionante relato de un mundo apocalíptico, que está a la vuelta de la esquina.
ResponderEliminarBesos.
¡Hola, Irene! No recuerdo quién dijo aquello de que el pueblo solo se rebela contra el poder cuando empieza a pasar hambre. Lamentablemente, es así. Mientras llega ese momento nos tienen tan distraídos y acomodados que vamos dejando hacer... hasta que llega ese corte de luz que lo empieza todo.
ResponderEliminarSe suele decir que la Historia siempre se repite. Cambia la Perfomance, la forma, pero el fondo es el mismo. Parece que somos una especie programada para estructuras sociales jerárquicas en las que pueden cambiar los amos, pero siempre habrá quien sujete la correa, como en tu caso muestras con ese mesías.
También se suele decir que no hay enemigo más peligroso que aquel que no tiene nada que perder. Quizá, tu personaje se dio cuenta de todo su poder, una vez libre de todo, hasta del miedo y por eso, aunque fuera un instante muy breve, sintió esa luz esperanzadora.
Tremendo relato, Irene. Un abrazo!!
Después de un apocalipsis, el humano tendría que comenzar de nuevo procurando no cometer los errores seculares que lo llevaron al mismo. Nos recuperaríamos, claro, hasta estar listos para el próximo apocalipsis. Y así pasan siglos mientras nos reproducimos y perpetuamos la pesadilla.
ResponderEliminarMi querida IRENE, leía esta fantastica recreación tuya de lo q nadie quiere q suceda pero a veces , parece q los lunáticos mandatarios q nos dirigen, están empeñados en propiciar y q tal cual comentas , nosotros por cobardes, por miedo a perder nuestra confortable vida, porque suponemos nunca nos va a ocurrir, porque creemos q las guerras sólo suceden en los noticieros o, las películas bélicas o los libros de historia ...porq puede hacerse realidad a mí como s ti me entra el miedo y tú escribes esta estupenda distopía y yo mis desvaríos , pero sabes lo q me resulta desconcertante? q he leído la estupenda reseña de MIGUEL y a mí, al contrario q a ti, me ha sugerido la idea de un nuevo mundo, una solución a todo lo q ahora va mal, esperanza, me ha parecido q estas experiencias ( la recuperación de un espacio para la naturaleza , como relata ese documental ) es el.csmino de vuelta a donde quizá nunca debimos habernos ido, esa comunión con la naturaleza , somos parte de ella no podemos jugar siempre en su contra ...en fin, tú en mi blog eras l optimista ahora me toca a mí serlo en el tuyo ..jajaja graaacias preciosa, date una ducha calentita, sírvete un pedazo de esa deliciosa tortilla de patata q tú sabes y que esta pesadilla q has recreado de forma tan realista ni por asomo vuelva a asomar en tus sueños ... : ) Besazos llenos de cariño, súper escritora y buen resto de finde ..la siguiente toca sonrisa...q a ti se te dan buen todos los registros : )
ResponderEliminarAh!enhorabuena y gracias a MIGUEL y a ti!