Él odiaba cualquier tipo de muestra afectiva siendo un niño
rechazado desde la cuna, no se le dio nunca amor, lo imploró pero aún así vivió
en la desdicha. Esto le hizo hacerse un juramento, llegaría el día que
castigaría por ello la felicidad de otros, si él no lo tuvo nadie lo tendría.
Y ese día llegó, logró su cometido sometiendo al pueblo más
feliz del mundo y rebautizándolo con el nombre de Tristezatown.
Su forma de actuar silenciosa, imprevista, buscando entre
las sombras cualquier resquicio de luz en sus presas. No importaba el grado de
estima, él lo destruía. Su ataque una risa malévola entre graciosa y repelente que
se colaba muy adentro de sus víctimas siendo la perdición, ya que quedaban
inducidos a una locura permanente.
Una vez la escuchabas nunca más volvías a ser el mismo.
El pueblo quedó finalmente sumido a tonalidades grises y sus
gentes insatisfechas realizaban las mismas monótonas tareas sin ninguna emoción
que manifestara dicha.
Hacía años que no salía siquiera el sol como si también controlara
el tiempo, solo consintiendo salir a las nubes y lluvias tormentosas de su
alma. Los paisajes antes verdes y llenos de flores se habían convertido en
campos exiliados en sequedad.
Apenas había niños eran los primeros en ser castigados, así
que los adultos tomaron la dura decisión de no concebir felicidad, siendo el
último acto de amor que se les fue permitido.
Pero para todo villano siempre hay un héroe, se llamaba Tomás un niño totalmente inmune a Risitaman. Podía reír, divertirse,
generar vida y por mucho que el villano atacara nunca lograba llevarlo al enloquecimiento.
Insatisfecho y muy molesto por ello lo vigiló con sigilo esperando ver un
resquicio de sombra para colarse en él y traspasarle su locura. Pero era
imposible en ese niño no había más que alegría.
Lo peor de todo es que el pueblo empezaba a ver su debilidad
y esto generaba esperanza. ¿Qué podía hacer? Llevaba años sometiéndolos a la tristeza.
¿Cómo lograría vencerlo? Pensó en ofrecerle poder, sí con eso bastaría. Le
envío una misiva para que se encontraran en su mansión.
Allí frente a la chimenea donde las llamas crispaban aislamiento,
lo esperó.
- Bienvenido Tomás,
toma asiento voy a…
- Vaya que casa más increíble, ¿vives solo?
- ¿Cóm..?
- Es que es muy grande debe ser una pasada vivir aquí yo
estaría todo el día jugando.
- Creo que…
- Sí, ¿verdad? Deberíamos jugar, que te parece al
escondite molaría mucho.
- Un momento, que broma es est…
- O si lo prefieres con el fuego tan siniestro que te has
montado, podríamos sentarnos y explicar historias de terror, ¿te hace?
- Pero..
- Venga hombre deja de balbucear juguemos a lo que
quieras. Te dejo escoger.
- ¿Hablas en serio?
- ¡Claro! para eso me has invitado, ¿no?
En ese momento una parte de él se quebró, renaciendo el niño
que nunca fue uno querido lleno de risas y juegos. En su descuido emergió el
sol, y de nuevo se escucharon risas, vida, desaparecieron los miedos.
Al tiempo Risitaman
fue proclamado héroe local sus gentes olvidaron todas las atrocidades
cometidas, y él en un acto de amor le devolvió al pueblo su verdadero nombre Feliztown.
Pero claro esto es solo un cuento y los cuentos, cuentos son.
CONCURSO DE RELATOS
"VILLANOS EXTRAORDINARIOS",
en EL CÍRCULO DE ESCRITORES.
Que lindo y esperanzador cuento Irenita. El pequeño Tomás con su inocencia logra vencer, sin querer, al desdichado villano llevándolo a sus años de infancia. Todo lo que puede hacer la alegría inocente de un niño! Muyyyy bonito! Un beso!
ResponderEliminarMuchísimas gracias Mendiel, :D
EliminarLo que no logre un niño nada puede conseguirlo, son transparentes llenos de inquietud e inocencia, y eso siempre quiebra cualquier desdicha. Muchos besos!!!
Bonito cuento. Bien por Tomás por hacer cambiar a Risitaman.
ResponderEliminarMira que era malo al principio...Jajajaja. Por lo menos era primo de Grinch...
Me ha gustado mucho.
Un abrazo
Muchísimas gracias Oscar, :)
EliminarUn poquito malo si que era, jeje
Pero es que estaba muy falto de afecto, y gracias a Tomás al fin lo obtuvo.
Un fuerte abrazo.
Precioso cuento, amiga. Es como un soplo de ilusión.
ResponderEliminarUn beso!
Muchísimas gracias José Ángel, agradezco tus palabras, :)
EliminarBesitos!!!
¡¡Qué bonito!! Siempre hay esperanza (al menos en los cuentos) Es estupendo que Risitaman encontrara en Tomás a su kriptonita particular, y que fuera el cariño y no el odio lo que le venciera. Me ha encantado, Irene. Un beso
ResponderEliminarChari muchísimas gracias!!! ;)
EliminarEl amor es que lo puede todo y a Risitaman le faltaba mucho de él, :)
Nada como volver a ser un niño para volver a disfrutar de la vida.
Besitos!!!
Si llego a vivir en Tristezatown les suplico a mis padres cambiarme de ciudad, jejeje. No hay quien se resista a jugar con un pequeñajo y volver a ser por un tiempo un niño. =)
ResponderEliminarMuy tienno, Irenita. ;)
Un abrazo grande.
Muchas gracias Sole, :)
EliminarYo creo que también, jejeje cualquiera vive entre sombras tristes sin vida.
Besos!!!
La verdad es que la conversación entre el villano y Tomás (si se le puede llamar charla ya que casi todo lo decía el chico jaja), ha sido un buen preludio para la catarsis del malo malísimo :P
ResponderEliminarUn abrazo "sin tristeza" compañera :)
Muchas gracias José Carlos, :)
EliminarTomás es un cascabel con incomprensión total a la tristeza, y estaba tan emocionado por jugar que no dejaba ni hablar al pobre villano, jeje
Un abrazo lleno de alegrías compi, :)
Los cuentos cuentos son, pero qué falta nos hacen y cuantas cosas pueden enseñarnos, verdad?
ResponderEliminarEl tuyo me ha encantado, me ha parecido conmovedor y además al final el villano ha quedado redimido por la generosidad e inocencia de un niño bienintencionado. ¡¡No se puede pedir más!!
Muchas gracias por este trocito de fantasía que me ha provocado sorpresa y sonrisas, Irene :))
Besitos y feliz finde!!
Si es todo más fácil si buscamos la parte bonita del cuento y dejamos atrás a las otras (ni nombrarlas) jeje!!!
EliminarMuchísimas gracias por tus palabras Julia, los niños con su inocencia nos hacen volver a ser aquellos soñadores que volaban sin miedos.
Muchos besitos y feliz finde!!! ;)
Un cuento lleno de esperanza ante lo gris y lo triste, lo doloroso y lo serio.
ResponderEliminarMuchos Tomases hacen falta para que encontremos el camino de la risa y la felicidad cotidiana, al igual que las innumerables ocasiones que tenemos para disfrutar la vida.
Besos
Gracias Francisco, ;)
EliminarMuchísimos Tomases, pero muchos, muchos.
La vida sería más sencilla la verdad, un mundo más sano.
Besos!!!
¡Estupendo el principio y final del cuento!!.
ResponderEliminarEs curioso como la inocencia de un niño puede destruir el mal y conquistar al corazón más siniestro. Solo con su transparencia en el cariño, sin miedo y contagiando amor.
Paso a paso has ido enfrentando a Risitaman con su propio miedo, hasta reconocerse en el amor del pequeño. La verdad es, que nadie tiene el corazón tan endurecido.
Te quedó fantástico el relato Irene.
Muchos besos.
Muchísimas gracias Mila, :D
EliminarLos niños con su maravillosa visión eliminan cualquier mal, no debemos olvidar que un día también lo fuimos, todo sería más fácil. Con su simpleza e inocencia.
El amor todo lo puede, ;)
Muchos besitos!!!!
Un cuento esperanzador en el que vence la felicidad frente a la tristeza finalmente. Muy bien utilizado el juego de los colores en contrapunto de los grises para describir el estado del puedo con la llegada de Risitaman. Una solución final a su problema perfecta, gracias a Tomás, quien le da la infancia que nunca tuvo, mediante los juegos.
ResponderEliminarUn abrazo, Irene.
Ricardo agradezco mucho el comentario y tu valoración positiva, :)
EliminarPretendía que se reflejara la pena en todas las perspectivas, y que una vez se leyera no solo se empatizara a nivel personal.
Muchas gracias, un abrazo!!! :)
Un cuento estupendo Irene. nos hace confiar en la esperanza y en como la inocencia de un niño puede vencer la tristeza de un villano!! Precioso!!
ResponderEliminarUn abrazo. ;)
Muchísimas gracias Agustin, ;)
EliminarLa esperanza es lo último que debemos perder y los niños tienen el don de dar luz allí donde pusimos las nubes.
Un abrazo!!!
La bondad y la alegría apagan las ansías del villano por entristecer a un pueblo entero. Un cuento con corazón, Irene.
ResponderEliminar¡Abrazo, compañera! ;)
Muchísimas gracias Edgar, :)
EliminarAgradezco el comentario, un villano que solo necesitó un poquito de amor para que de él se apartaran las sombras.
Un fuerte abrazo, compi!!!! :D
¿Verdad que no es fácil ser el villano? Ja, ja.
ResponderEliminarBonita manera la tuya de contar un cuento.
;)
Es lo más difícil del mundo, jajaja
EliminarAl final todos tienen un corazoncito que aunque lo quieran esconder siempre termina saliendo, ;)
Un abrazo y muchas gracias por el comentario!!!
Genial Irene. La bondad vence al mal. Besitos guapa
ResponderEliminarMercedes muchas gracias, ;)
EliminarLa luz en este caso fue más fuerte, muchos besos!!!
Qué bonito y lleno de esperanza. Solo un niño puede devolver la felicidad, ellos son la felicidad en sí mismos. Me ha encantado.
ResponderEliminarUn besillo.
Muchísimas gracias María, :)
EliminarLos niños están llenos de una luz capaz de devolver todo el amor y felicidad perdida.
Muchos besos!!!
Es verdad lo que dices, no deberíamos olvidarnos de esa etapa de nuestras vidas donde todo era más sencillo. La inocencia, el desconocimiento todo era posible, es hasta un poco nostálgico.
ResponderEliminarPero sí, la estima es necesaria no importa quien seamos se precisa para vivir.
Muchísimas gracias por pasarte Julio David y comentar, agradecida.
Saludos!!! :)
Hasta los villanos mantienen a ese yo niño escondido, solo hay que saber sacarlo... un cuento precioso.
ResponderEliminarMuchos besitos!!!
Muchas gracias Flora, ;)
EliminarTodos aunque escondido tenemos un corazoncito necesitado de estima.
Besitos!!! :)
La inocencia de un niño puede con un gran villano, precioso cuento Irene
ResponderEliminarMuchísimas gracias Maria del Carmen, :)
EliminarSi, el amor todo lo puede.
Un abrazo.