Delante de aquella sala sintió el mismo miedo de su infancia,
empequeñecida y como si de una analepsis se tratara escuchó gritos, golpes y
terminó atezada por un ataque de pánico, creyendo que en cualquier momento de
la habitación continua saldría su madre y la increparía.
¿Cómo podía ser? Ya era una mujer adulta de 40 años y aún le
acosaban los mismos fantasmas, no había superado ni una parte del maltrato
sufrido.
Ahora observando aquellas ruinas lo vio, tenía el poder. Con su firma
aquellas cuatro paredes quedarían destruidas y ya no existiría nada de un pasado
por el que seguir huyendo, en ese momento un atisbo de confianza la fortaleció
por verse al fin, libre.
También lo podéis leer en: https://elpoderdelasletras.wordpress.com/
Me encantó..
ResponderEliminarExcelente!!!
Muchísimas gracias Miguel, :)
EliminarUn abrazo.
Me encantó..
ResponderEliminarExcelente!!!
Querida amiga Irene.
ResponderEliminarYo siento que tu pluma es como un pincel que se carga en tu exquisita sensibilidad para pintar con maestría trazos literarios que nos hacen recorrer todo tipo de emociones.
Me encantó este relato.
Un beso
Muchísimas gracias amigo José Ángel, :)
EliminarMe valoras demasiado bien y harás que el día que no te lea vaya a buscarte.
Besos!!!
Enterrar un pasado odioso, sepultar los fantasmas del ayer, derribar los temores y vivir una nueva vida.
ResponderEliminarEstupendo relato.
Un abrazo.
Empezar de nuevo, sin nada que ate a un pasado que crea esclavitud.
EliminarMuchísimas gracias Josep Mª, agradezco el comentario, :)
Un abrazo.
Muy bueno. Una bonita manera de comenzar, con una firma todo tiene un nuevo principio,
ResponderEliminarUn besillo.
Muchas gracias María, :)
EliminarSí todo tiene un inicio hasta cuando no lo vemos.
Besitos!!!
Hay sitios que tienen un algo que nos hacen sentirnos mal. Por los recuerdos vividos en ellos, o la impregnación de la infelicidad vivida por otros.
ResponderEliminarSi todo se acaba con una mudanza o una firma pues miel sobre hojuelas de parra.
¡A empezar una nueva historia!
Besos
Es verdad Francisco hay sitios que hacemos que tengan vida propia y generan en nosotros incomodidad y desazón, por recuerdos negativos o vivencias que necesitamos olvidar, hacemos de él un monstruo y su sombra un ente casi imposible de derribar.
EliminarPor eso a veces sí hay que ser más radicales, para poder empezar de cero.
Besos.
Ese derribo será liberador, una magnífica forma de empezar a borrar el pasado y empezar a vivir.
ResponderEliminarUn relato lleno de fuerza, Irene, me ha encantado.
Un beso enorme
Nunca mejor dicho Chari, liberador.
EliminarYa la palabra en sí es mágica, :)
Muchas gracias por comentar, me alegro mucho que te haya encantado.
Besitos!!!
Qué preciosa esa flor que asoma Julio David, :) Sí destruir para emerger.
ResponderEliminarMuchísimas gracias, un abrazo.
Un pasado que siempre estuvo presente, y quiso "el azar" que de un plumazo de derrumbase para comenzar de nuevo, ya sin miedo y liberado.
ResponderEliminarPrecioso relato, Irene, cuánta reflexión hay en él.
¡Un montón de besos! y feliz semana.
Muchísimas gracias Mila, :)
EliminarSí un nuevo inicio sin el sometimiento de un pasado doloroso, totalmente libre.
Muchos besitos y gracias por tus palabras, :D
¡Feliz día!!!
Es muy difícil liberarse de los fantasmas del pasado, especialmente si devoraron la felicidad de la infancia, pero tu protagonista al fin ha encontrado el modo. Me alegro mucho :)
ResponderEliminarUn relato corto pero muy impactante, Irene. Con pocas palabras nos transmites a la perfección las emociones y la angustia de la mujer. El final me ha hecho respirar aliviada. ¡Muy bueno! :))
Besitos de jueves.
Sí Julia al fin encontró la manera de liberarse de una infancia dolorosa, y poder empezar de cero.
EliminarMuchísimas gracias por tus palabras, me alegro mucho que te guste, ;)
Besitos y feliz semana!!!!
que liberador tiene que ser poder destruir las paredes del pasado y sus fantasmas ! me ha encantado el relato un saludo!
ResponderEliminarMuchísimas gracias por comentar Mery, :)
EliminarLibertad para ser, más allá de un pasado que la dejó marcada.
Un abrazo.
Me ha encantado Irene! Todos tenemos nuestra cárcel interior, sellada a cal y canto en recuerdos dolorosos –por distinta índole, hay que puntualizar–. Como tu protagonista, hace tiempo que yo también tuve mi primer día. Un abrazo! ; )
ResponderEliminarSí todos tenemos esa cárcel de la que a veces hacemos imposible siquiera el intento de salir, la suerte es que también tenemos la elección de empezar y buscar la forma de sellar el miedo y con él, el dolor.
EliminarNo sabes lo que me alegro de tu primer día.
Gracias Ramón por pasarte y muchísima felicidad, ;)
Un abrazo!!!