Así lograría
nutrirse eternamente en su desgracia, siendo al fin un ente real palpable a su
dolor conseguiría hacerla visible al público que pululaba queriéndola salvar, y
advertirían que ya estaba perdida.
Pero algo
en su proceso debió fallar y sus cálculos no fueron del todo acertados. Ya que
soledad no solo se alimentaba de culpa, sino que también de la nostalgia de un
tiempo donde los colores brillaban de una manera imposible de olvidar, esos
viejos recuerdos le alimentaban el alma con efímeras sonrisas y lo más temible,
querer regresar.
La culpa
por su parte no quiso rendirse y luchó cada vez con más influencia, anclándose
de una manera enfermiza en su alma, reprochándole a cada segundo sus caídas y
miedos.
Pero es
que a soledad le era imposible no recordar y soñar que un tiempo pasado podía
ser futuro y poco a poco la luz la empezó a inundar.
Un eco en su interior se alzó
fortalecido y de él brotó la esperanza.
No existía
runa capaz de combatir contra eso y una culpa cada vez más débil y pequeña se
rindió, pero en un último aliento de furia le hizo saber:
La eternidad nos acompañará para
formar parte la una de la otra, en el momento que olvides, retornaré.
También lo podéis leer en: https://elpoderdelasletras.wordpress.com/
Me ha gustado este cuento. Sigue así Irene :)
ResponderEliminarUn beso!
Muchas gracias Raquel, :)
EliminarBesos.
Una historia preciosa, Irene, y me gusta el momento en que surge la Esperanza, lo has descrito de una forma poética que me ha encantado.
ResponderEliminarUn beso enorme
Muchísimas gracias Chari, :)
EliminarLa esperanza siempre nos salva.
Agradezco tus palabras.
Besos!!!
Muy buena reflexión, Irene, acerca de este sabio cuento de la culpa que nos ayuda a comprender ese proceso que al final el tiempo cura, cuando ya somos conscientes de la esperanza de liberarnos de ella.
ResponderEliminarUn abrazo grande y muchos besos.
Sí Estrella todo tiene cura y como bien dices solo requiere de tiempo y la comprensión real de nuestros miedos.
EliminarMuchísimas gracias, :)
Besitos!!!
Un relato corto que constituye una fantástica excusa para la reflexión, Irene. Cuando esperanza al fin ve la luz todo cambia, por eso no debe faltar en nuestras vidas...
ResponderEliminarMuy poético, me ha gustado mucho!
Besitos de sábado.
La esperanza es nuestra luz nunca se apaga, hasta cuando creemos que andamos totalmente perdidos.
EliminarMuchísimas gracias Julia, :)
Besos!!!
La soledad puede librarse de la culpa porque en ella se encuentra otra versión de "nostalgia", la que fuera mejor que la culpa y que le ayudará a su liberación. Desde el presente se crea el futuro instante a instante, y la esperanza puede hacer ver a "culpa" como inmerecida. Desaparecerá, cuando se deje de creer en ella definitivamente. Todo son artimañas del ego.
ResponderEliminarEstupendo relato reflexivo, Irene, me ha encantado como le has dado forma a la culpa y a soledad.
¡Un montón de besos!
A mí me encanta como lo has desgranado en este maravilloso comentario Mila, me has dejado reflexiva. ¡Me encanta!!! Debemos liberarnos de la culpa, ya que lo que nos sucede en la vida es solo camino y aprendizaje si dependemos de él de forma negativa nos ahogaremos con nuestros propios miedos.
EliminarMuchísimas gracias, :)
Besitos!!!
Reflexivo relato, no me cabe la menor duda. He tenido que releerlo para sacarle la esencia.
ResponderEliminar¡Estupendo!
Besos
Muchísimas gracias Francisco, :)
EliminarMe alegra mucho tu comentario.
Nos dejamos ver entre palabras, poco o mucho es nuestra excusa para ser.
Besos.