―Siguiente, ¿qué necesita?
―Hola, buenos días, mire traigo unos docu…
―¿No ve que estoy hablando? La ven a una detrás del
mostrador y le pierden todo el respeto —Ignorándola se dirige a su compañera —¿Ves
Carmen? Lo que siempre te digo. Se creen que somos sus siervos. Llevo
trabajando aquí tres días y ya estoy harta.
―Pero si… ¿Manoli?
―Mire, maleducada, márchese, edúquese y vuelva otro
día. La ingratitud que se tiene que soportar diariamente.
―Pero, pero… ¡No! Por favor, ya he venido dos veces,
solo es para entregar unos documentos. Sin ellos no puedo cerrar este trámite y
es muy urgente, lo traigo todo. ¿Lo ves? Todo. Te lo ruego, es muy importante,
no puedes… Manoli, ¿por qué te comportas así? Somos, somos, fam…
―Y ahora me exige, será posible. Señorita, se lo repito
una última vez o llamaré a seguridad, pida otra cita y la próxima vez absténgase
de dar órdenes. Le irá mejor en la vida. —Con una sonrisa retorcida se voltea para atender a otro usuario.
∞
Lucrecia se consideraba una mujer paciente, empática,
hasta boba, por la imperturbabilidad con la que soportaba todas las perrerías
que había ido aguantando a lo largo de su vida, pero en este último año estaba cambiando,
algo inquietaba su interior, una necesidad imperiosa de erradicar a todo
aquel que se aprovechaba del poder, que sumía en oscuridad y clemencia al resto
de los mortales, y como si de un superhéroe se tratara, se lanzó hacia aquella tiparraca cogiéndola de los pelos.
Y sí, la violencia no justifica los medios, pero la
somanta de palos que le iba arreando remediaba cada dolor pasado. Los cuernos
que Jorge le metía cada tres por cuatro y que ella perdonaba, porque la inducía
a creer que todo era producto de su imaginación. La rebeldía de su hija, su
niñita, cuando hacía solo cuatro días había sido todo un ángel y la quería más
que nada en el mundo, no como ahora, que parecía que le repelía su presencia. O
el energúmeno de su jefe, que cada vez le exigía más y más horas y le pagaba
cuando a él le daba la gana. Y su suegra esa maldita mujer que siempre la
despreciaba, y que por cierto; tenía justo delante o lo que quedaba de ella, en
ese momento se asemejaba más un guiñapo.
Cuando se la llevaron presa miraba a su suegra, pero con otro
tipo de sonrisa, una de chiflada que ponía los pelos de punta y gritaba, <<¡Me
las pagaréis!>> <<¡Juro que lo haréis>>
Y gracias a ese comportamiento errático solo tuvo
que ir al psiquiatra durante una temporada, se libró de cárcel por un pequeño
tecnicismo tan de moda en las series estadounidenses, enajenación mental transitoria.
Pero lo que derivó de ese lapsus fue lo mejor que le pudo pasar. Jorgito se
transformó en un amor, quién no le decía que podía volver a suceder y
descuartizarlo. Su hija preocupada, volvía a ser la niñita de mamá. Su jefe le
pagaba cada día 30 sin rechistar, y lo de las horas extras no remuneradas se acabó.
Pero lo mejor, lo mejor de todo, fue su suegra que desde entonces le hacía
todos los trámites que a ella tanto le costaban, y encima con una sonrisa, que Lucrecia
tampoco se iba a poner a valorar si era sincera, ya que a veces, lo que cuenta es la intención.
Qué bueno...
ResponderEliminarCuando uno cruza la frontera de lo prohibido saltan todas las alarmas y los miedos aparecen en todos aquellos que antes no respetaban a esa persona.
Lo de la somanta de palos remediando dolores me ha encantado.
Buen fin de semana.
Saludos.
Hola, Toro.
EliminarMil gracias por tus risas, es que no hay nada que una buena somanta de palos no solucione.
Eso es algo que toda madre en su momento nos enseñó con la temible zapatilla, ja, ja
Un abrazo, y feliz semana.
Hola, Irene.
ResponderEliminarLas personas somos, a veces, como una olla en ebullición que puede estallar si no la retiramos en su debido momento del fuego. La somanta de palos siempre es una solución ja, ja, ja, pero lo mejor supongo que es saber buscar nuestros límites y por supuesto no tener suegra ;)
Un besito y feliz sábado.
Hola, Miguel.
EliminarPobres suegras, las tenemos estigmatizadas, ja, ja, ja
Tienes razón, uno tiene que ponerse límites para que esto no suceda, ;) Que luego pasa lo que pasa.
Muchísimas gracias por tus palabras.
Besos, y feliz semana.
Al final reventó, pero era lo que tenía a que hacer. Hay personas que aguantan y otras que desesperan. Me alegro por Lucrecia, a veces hay que dar ese giro inesperado que nos dé otro punto de vista.
ResponderEliminarFeliz finde, Irene, y un abrazo!
Hola, Pepe.
EliminarHay personas que aguantan más de lo que deberían, y luego cuando explotan nadie entiende la razón, lo mejor es que si algo no agrada expresarlo al momento, que luego pasa como en el relato, ;)
Muchísimas gracias por comentar.
Un abrazo.
No hay como desmelenarse y dar rienda suelta a la rabia para liberar tensiones. Me ha encantado el relato. La verdad es que la tal Manoli se tenía merecido el vapuleo, ja, ja, qué mala soy.
ResponderEliminarUn beso.
Hola, Rosa.
EliminarQué bien que hayas pasado un buen rato leyendo el relato, y nada de mala, solo que tenemos un humor muy parecido. O lo somos las dos, ja, ja, ja A por todas las Manolis del mundo, ;)
Mil gracias por tus palabras.
Un beso enorme.
Pobre Lucrecia, te mando un beso.
ResponderEliminarHola, J.P.
EliminarMil gracias por leer el relato, pobrecita sí, bueno ahora ya no tanto que es muy temida.
Un beso.
Pues sí, aunque parezca mentira, a veces hay que sacar el monstruito que llevamos dentro y al que tenemos dormido o atado para hacer valer nuestros derechos y que nos respeten.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola, Josep Maria.
EliminarEl monstruito ese cada vez sale más, que está el mundo un tanto revuelto y como no te pongas en tu sitio se te come, ja, ja, ja Qué suerte tenemos al escribir, que nos desquitamos de ellos, ¿verdad? :)
Muchísimas gracias por tus palabras.
Un beso.
Hola Irene! Hacía mucho que no me pasaba por tu casa digital! Me ha encantado el relato. Creo que todos podemos ser como Lucrecia, yo he estado a punto de liarme a tortas con unas cuantas personas a lo largo de mi juventud. Al final no pasaba nunca nada, pero ganas no me han llegado a faltar, jeje. Espero que estés genial. Un fuerte abrazo!
ResponderEliminarHola, Ramón.
EliminarQué alegría me da tu visita. ¿Vuelves al blog? Venga, di que sí, :)
A veces uno no puede más, y siente que va a explotar, pero la parte racional nos impide, y menos mal, cometer cualquier tontería.
Un beso, y mil gracias por tus palabras.
Hola, Julio David.
ResponderEliminarLucrecia se quedó más que a gusto, encantada de la vida, ja, ja, ja
Sobre la corrección que me haces, me alegra que lo hagas, te lo agradezco y modifico ahora mismo. Creo y no dudo que así sea que en España se usa de forma genérica, aun siendo erróneo el término. Algo que desde ya, intentaré que no vuelva a suceder, :)
Mil gracias.
Un abrazo.
Hola.
ResponderEliminarPues Lucrecia se habrá quedado a gusto. A veces pienso que mucha gente puede acabar como Michael Douglas en "Un día de furia2, porque la vida, en ocasiones, nos lleva al límite.
Estupendo relato, como siempre.
Feliz tarde.
Hola, Gemma.
EliminarMuy a gusto, ja, ja, ja
He buscado la peli, es que no me sonaba y no la he visto. Me la apunto.
Mil gracias por tu cariño.
Un beso, y feliz día.
Dicen que se atrapan más moscas con miel que con palos, pero yo creo que a algunos les va la marcha y hasta que no les das caña (y te cogen miedo) no se atienen a razones.
ResponderEliminarGenial relato donde un día de ira le trae buenos réditos a tu protagonista. Un besazo
¡Hola, Irene! Desde luego que no viene nada mal que de tanto en tanto marquemos nuestro territorio y, además, los demás se enteren. Quizá, en un mundo ideal todo se solucione hablando, pero mientras llegamos a ello creo que todavía funciona lo de montar una escena para que nos tomen en serio, ja, ja, ja... Divertido relato, que seguro ha conseguido que todos nos identifiquemos con Lucrecia. Un abrazo!!
ResponderEliminarHola Irene , que buen relato , la verdad es que tanto la pisoteaban que al final acabo saltando , demasiado aguanto , jajajajaj sabes yo también participo en el reto del Tintero de oro , y siguiendo los otros relatos incluido el tuyo , que voy leyendo por curiosidad he leído este , y la verdad es que es muy ameno y divertido , y desde hoy con tú permiso me quedo como seguidora más , ya que me gusta tú forma de expresarte a la hora de escribir , soy flor la del árbolito de flores.
ResponderEliminarTe deseo un feliz fin de semana , besos de flor.