Últimamente estoy leyendo algunas entradas de esas que se te meten en las entrañas, y ahí se quedan las jodías, que no las sueltas. La última de nuestro compañero Cabrónidas, aquí la dejo: https://lamadredelpatonegro.blogspot.com/2024/11/393-anonimo-navegante.html.
Y sé, lo sé, tiene poco o nada con lo que voy a exponer, pero cuando afirmo que soy compulsiva, es cierto, y eso me provoca un cortocircuito de ideas convulsas que no se callan.
¿Qué es la verdad? Siempre que me pongo a pensar en ello, me
viene a la cabeza: será la mía, la del vecino o la del que está en otro
continente. Qué hay de certeza en esa palabra. Lo que yo visiono como un hecho
fidedigno, bajo el influjo de mis percepciones, y estando en un estado totalmente
lúcido, estoy segura que hasta perdería la mano al afirmar, que mis experiencias
y creencias no serán las mismas que las vuestras. ¿Entonces falseo? No creo. Como
tampoco que lo hagan otros. Y soy terca, y eso hace que muchas veces mi
palabra sea ley, pero aún así, dentro de la aceptación se contemplen diferentes
variantes. Y se aprende, vaya si se aprende.
Como un experimento científico, voy analizarme cual ratón y como necesito otro sujeto para las variables, introduciré al ratón Míriam, es decir, mi hermana, perdóname.
Solemos hacer terapia destructiva incorporando la risa, ¿cómo
es? Volver al pasado y carcajearnos de todas las penurias, funciona, de verdad, y es gratis, el truco es hacerlo hasta que te duele el estómago, cuando te has
revolcado un buen rato, terminas el día como dios. La cuestión, es que el
sujeto M e I, empiezan a relatar un recuerdo compartido, mismo lugar, gente, circunstancias,
pero…, porque lo hay, cada una lo percibe de un modo y ese mismo hecho crea dos
alternativas, con núcleo común, pero no forma. ¿Quién miente? Ninguna o quizás
las dos. Podríamos valorar época, edades, carácter, sensibilidad, memoria, cien
factores distintos o simplemente dar por válido que la verdad no es universal,
y flaquea.
En cambio, en el segundo experimento se les dice a M e I,
reciten algo invariable como el abecedario, o una receta sencilla, o canten una
canción que comportan y ahí, no habrá fallo.
Las vivencias con el tiempo se difuminan o colorean para
que no duelan tanto, es una de las razones por las que el pasado siempre es más
bonito, actuamos con él como si nada malo nos hubiera hecho, cuando es la razón
fundamental de porque hoy somos así. Y sin rencor, eh, ¡ja!
Pero ahora vendría el punto, el real de esta entrada. Así
que dejo a M e I con un par de bolitas de queso para que se entretengan, (vale,
lo dejo, hago chistes malísimos, lo sé) La cuestión es, ¿podemos fiarnos del
resto del mundo? y, ¿sus verdades a medio cocer? ¿Nos mienten? En mi caso, los
primeros, los clientes; siempre me dicen que mañana sin falta me envían la
documentación pendiente y debemos vivir en espacios alternativos dispares
porque ese mañana nunca llega, es un bucle sin fin.
Es cierto que no podemos saber a ciencia cierta cómo somos o cómo son el resto, ni nosotros terminamos de conocernos por mucho que digamos que sí, es imposible, uno se reconoce en el caos y esa sorpresa no es siempre gratificante, a parte, está el hecho de que no somos los mismos que ayer, ni los que seremos mañana, solo la esencia perdura, y esa, ¡ay! Bendita sea, es la que nos dice: quédate es un buen sitio. Lo importante debería ser el valor que se le dé a esa mentira u ofensa. El poder de que nos hagan daño siempre será nuestro. Que nos moleste descubrir otras versiones, claro, y más que eso, decepción, frustración, no hay ni que valorarlo, pero esto no debería crear un conflicto enquistado, porque entonces ya han ganado. Y ese desgaste, no merece para nada la pena. Lo que digo, estoy de un maravilloso egoísmo insoportable.
No, de verdad, querámonos para bien, gratifiquémonos y
desechemos aquello que nos quita aliento. Bajo mi prisma de Yoda, la cuestión
real sería saber si se es sincero con uno mismo, y esa debería ser la única
verdad válida, lo demás es circunstancial nos puede moldear, pero no definir.
Siento este momento de elucubraciones, pero me he dicho, y
por qué no, ;)
Mil gracias por vuestro tiempo.
Besos, y abrazos.
La sinceridad ante uno mismo es esencial.
ResponderEliminarAbrazo.
Vaya que sí, Alfred.
EliminarMuchas gracias.
Un beso.
A mí me encanta cuando me miento a mí mismo, me lo creo y además me reafirmo en ello jajajaja. Al hilo del tema diría que para mentir con convicción hay que creerse la propia mentira como si fuera 100 por 100 demostrable en un laboratorio. ¿Y cuál es la verdad? Has puesto un gran ejemplo: la letra de una canción. En ese recuerdo no hay duda. Ahora bien pongamos esa misma canción en un contexto temporal, en una fiesta determinada y con unos amigos concretos. ¿Qué pasó ese día? Estoy convencido que cada persona dará su versión alternativa y subjetiva en los que nos dirán que la fiesta fue como 'Resacón en Las Vegas' y otros dirán que fue tan soporifera (incluso tan terrorífica) como una tarde/noche de domingo je, je.
ResponderEliminarBesos, Irene.
Ay, yo también lo hago, cada día me digo, eres valiente, lo eres, y luego… pffff, ja, ja, ja Pero lo intentamos que ya es mucho. Como digo soy más que terca, insoportable, y eso me ha creado más de un conflicto en el pasado, conflictos que se arrastran en el tiempo y condicionan. Pero no sé si estoy en un punto de la vida muy a lo Yoda, o que el café que tomo modo adicta lleva algún componente que me hace ver matices donde antes sinceramente los radicaba, pero mira, ando algo más ligera.
EliminarUna cosita, qué amigos tienes, Miguel, no será alguno Alan, qué peligro, ja, ja, ja. Y sí, los domingos son el mal, a quién le gusta ese día, a quién, ;)
Mil gracias por tus risas.
Besos.
Irene, lo primero has jugado un buen juego, entretenido y reflexivo, además de que está lleno de sinceridad, y por qué no admitirlo, lleno de verdades. Porque la verdad al igual que pasa con el amor, la verdad no es única, ni tampoco estática, es cambiante, va de la mano del espacio- tiempo y de las emociones. Tiene diferentes ojos y cuál infinito poliedro, tiene miles de ángulos de percepción, y todos muestran un lado de ella, pero con solo dos ojos no podemos percibir toda su infinidad y cada uno tiene su verdad.
ResponderEliminarEncantada de leerte y de esas risas gratuitas que nos regalas con esos dos ratoncitos tan adorables, pues imagino a tu hermana tan adorable como tu.
Besos querida Irene, gracias por el atrevimiento, por el maravilloso egoísmo que dices sentir ahora (felicidades por eso) y que permanezcan vivas todas las verdades. Abrazos fuertes y cálidos.
Los ratones han sufrido una sobredosis de lácteos, :) Pobre mi hermana, experimentando con ella, qué será lo próximo, ja, ja, ja Creo que cada uno tiene su propia verdad, esto no quiere decir que la del resto sea menos certera, otra cosa es la mentira que se utiliza siendo consciente, pero esta siempre tendrá otros fines e irán ligados al egoísmo, narcisismo, o también estaría la que comenta Rosa, la mentira piadosa, para no doblegar o herir. No creo que sea posible una transparencia exacta, porque las variables siempre serán infinitas.
EliminarQué bueno que te hayas divertido con la entrada, y mira que mis chistes son malísimos, ;)
Mil gracias por estar siempre, preciosa Idalia.
Muchos besos.
La verdad es algo muy subjetivo. Cuando de recuerdos, o incluso vivencias recientes, se trata cada uno tiene su propia verdad que no por ser distinta de la del resto tiene que ser forzosamente mentira. Pero es que, aparte de eso, hay veces en que una buena mentira vale más que una mala verdad. Cuando la verdad hace daño gratuitamente es preferible omitirla e incluso sustituirla por una mentira más dulce. hace ya tiempo que creo que la verdad está sobrevalorada.
ResponderEliminarUn beso.
Es verdad, Rosa. Es como cuando te explican una historia, por cada boca que pase, la información de ese relato irá incrementando o menguando de información, y al final poco o nada quedará.
EliminarSobre las mentiras piadosas, puedo comprenderlas, pero no sé si es por experiencia, pero prefiero saber a qué debo acogerme, la verdad, supongo que es por el cupo de sobresalto o desgaste acumulado.
Otra cosa es aquel que dice: Es que soy sincero. A esos dan ganas de decirles, no, disculpe, usted es cruel. Y por desgracia hay bastante gente que se escuda en ese hueco de sinceridad dañina.
Mil gracias por tus palabras, me han hecho desvariar un poquito más, :)
Besos.
Los recuerdos tienen muchos amos.
ResponderEliminarY cada cual hace con ellos lo que quiere.
Unos los ensalzan.
Otros los maquillan.
O intentan olvidarlos.
Al final no sabes qué era verdad y qué no lo era.
Hoy, escribo sobre eso.
Las percepciones pueden ser erróneas ya que nuestro cerebro siempre intenta protegernos.
Besos.
Vaya si tienen amos, Xavi. Con mi hermana muchas veces nos sorprendemos de las diferentes percepciones de una misma situación. Siempre he creído que la experiencia vivida es la que es, decir las cosas como sucedieron, sean buenas o malas, no restan el cariño, simplemente lo exponen. Pero involuntariamente y para protegernos siempre terminamos glorificándolo.
EliminarEn nada voy hacia tu casa, :)
Mil gracias por tus palabras.
Besos.
Hola, Irene. Alguien dijo una vez que la verdad existía antes que nosotros y que la mentira la inventamos. Quizá por eso lo segundo se nos da tan bien y lo primero no tanto.
ResponderEliminarSomos seres complejos, Cabrónidas. Después de todo cada uno vive y procesa sus propias experiencias, una realidad que termina confabulada con la del resto, creando submundos forjados en lo que percibimos como certero. Pero a veces, hasta esa convicción un día cae y se destripa en matices que en otro tiempo no hubiésemos dado por válidos. Pero, y, lo repito mucho, lo sé, ese es mi parecer, :)
EliminarAh, y a la mentira consciente, la dañina, a esa no. Esa tiene de inicio metas cruentas.
Muchas gracias.
Un abrazo.
Probablemente la memoria que tenemos esta "construida" para protegernos, asi que los recuerdos que tengamos pueden ser no fiables.
ResponderEliminarLa mente y sus autodefensas. Es extraño, por una parte, resguardemos un recuerdo como bello, pero al mismo tiempo, ese hecho que está indefinido en nuestra memoria, nos impulsa a protegernos en el futuro delimitando nuestros actos y comportamientos. Es como un paralelismo difuso y contradictorio.
EliminarMil gracias por tus palabras, Jose.
Un abrazo.
Tocas varios temas. Voy a ver si puedo abordar uno sin enredarme por el camino. Voy a partir pateando la puerta altiro, de una: yo creo que no somos sinceros ni ante nosotros mismos. Es como si yo fuera otra persona, como si yo fuera otra persona y tuviera que confesarme ante esa persona (un extraño) que está pendiente para juzgarme o ridiculizarme. Yo puedo haber obrado muy mal e incluso así, en vez de exponerme ante mí mismo (y en la intimidad más absoluta) por lo que soy, sin máscaras, prefiero bajarle el perfil y justificarme: porque no quiero reconocerme (del todo) como alguien perverso o inmoral o que simplemente la cagué. Sé que ese es el veredicto, me lo dicta mi superyó o consciencia superior, pero no lo acato y lo acallo. O lo acato a regañadientes. En casos extremos, ya me imagino a los mentirosos compulsivos: debe ser delirante las realidades paralelas que se crean.
ResponderEliminarPor otro lado, creo que la sinceridad y la humildad van de la mano, pues cuando se interpone nuestro ego, tampoco nos queremos mirar en nuestro espejo interior. Y le damos más valía a los espejos exteriores y a la superficialidad o vanidad o estatus, etc. que alimenta el ego.
Va un abrazo, Irene.
Mirarse en el espejo, es muy difícil. La imagen que proyecte esa imagen no siempre será de nuestro agrado, y al final nuestros peores enemigos somos nosotros mismos. Con tu comentario enormemente sincero intentaré corresponderte de la misma manera, soy extremadamente cruel conmigo misma, (nada nuevo, lo sé). Incorporo barreras imaginarias que si se observan objetivamente son innecesarias, pero aún así saltarlas muchas veces me cuesta la vida. Vida que se proyecta en silencios viperinos que lanzan mensajes conspiratorios. Pero también hay algo bueno en esa fragilidad, en exponerse bajo nuestra verdad, y es que te proporcionan libertad, un punto de partida, de inicio, donde la culpa tiene menos peso, se acepta y difumina; y los miedos, porque todos cohabitamos con ellos, al mostrarlos se vuelven tangibles, poder palpar lo que no se ve, les resta poder.
EliminarMuchísimas gracias por tu franqueza, más que agradecida.
Un fuerte abrazo, Julio David.
Hola, Irene, yo creo que, en cuanto a las vivencias, la memoria de cada uno le recuerda aquello que le influyó más de un hecho concreto. Al compartirlo con otra persona que también lo vivió, no se coincide en ciertos aspectos. A mí me parece que ninguno de los dos miente. Las vivencias son subjetivas y cada uno tiene su forma de percibir, de interpretar y experimentar.
ResponderEliminarLuego está lo que cada uno quiere que se sepa de él y las argucias que inventa para ocultar lo que no quiere dejar ver. Así y todo, los otros ven en ti más allá de lo que tú crees. Es el yo social que los psicópatas controlan de manera exagerada. ¡Uf! Este tema da para mucho.
Un abrazo.
Hola, María Pilar.
EliminarNo, no se coincide, pueden influir muchos factores, pero no se miente, o no, de forma consciente, simplemente se muestra lo percibido de ese momento.
Sobre la mentira, creo que es un elemento para conseguir un fin, puede ser por omisión, piedad, o simplemente maldad, pero es lo que se le permite a esa falsedad, el poder que se le cede a otros.
Ayer empecé a leer Ñu de Pau Luque, en las primeras hojas, hay un diálogo que dice: <<Lo que quiero decir es quien oculta algo se ha encontrado las vicisitudes normales de una vida vivida. Desengaños y engaños. Mentiras piadosas y mentiras crueles. Unas veces ha herido y a veces le han herido. Quien oculta algo ha entendido la emoción más vieja del mundo y la más importante, mucho, muchísimo más, que la culpa. La vergüenza.
Somos demasiados complejos para simplificarnos, la parte buena de esa confusión es que en cada visión aprendemos.
Mil gracias por tus palabras.
Un beso.
La verdad siempre es una.
ResponderEliminarHoy es lunes.
Lo que cambia son las interpretaciones se hacen en torno a dicha verdad. Odio los lunes.
Hoy vuelvo a verla.
Mañana es martes.
Pero si hoy es lunes no podemos decir que hoy es domingo, ahí ya no hay verdad.
Saludos,
J.
Muchísimas gracias, José.
EliminarHay cosas que son invariables. Como los sentimientos que provocan los lunes, ;)
Pero es verdad que lo que percibas y bajo tu criterio o experiencia vivida, no será igual que la del resto.
Un abrazo.
Es todo tan relativo que no sé por dónde empezar , es cierto q los recuerdos son siempre subjetivos y no es q mintamos, es q nuestra percepción es diferente de la de los demás y no digamos si el tiempo recoloca todo amplificándolo reduciéndolo...Lo de ser o no sinceros con uno mismo, creo q depende la naturaleza y nivel de autoexigencia que tengamos de cada a mí me cuesta mucho perdonarme , pero mucho más aún mentirme, de hecho me asombra la facilidad que tienen algunos , claro q si no fuera así ¿cómo podrían vivir consigo mismo los miserables y sinvergüenzas? al final la mentira se convierte en una forma de protección ..aunq a mí no se me ocurre un mejor camino hacia la locura q vivir en la incongruencia vital, eso me parece tan letal como volarte el cerebro de un disparo ...Creo q verdades incuestionables hay pocas ( yo tb soy cabezota ; ) pero si creo que algo es de una determinada forma, aunq escucho y admito otras opciones me cuesta renunciar a mí postura ..aunq si dejo reposar y reflexiono soy capaz de verlo y reconocer mi error ..aquí en la blogosfera me han hecho cambiar varias veces de opinión, me encanta la gente q argumenta con solvencia, eso
ResponderEliminares todo un arte ; ) igual de artista q lo eres tú escribiendo ..lo q sea además, en intimista lírico o como sentada en la barra de un bar, sIeeempre un placer IRENE , muchas gracias y un beso, de verdad ...claro, dentro de nuestras limitaciones...más bien, sentido , resultas muy querible ; )
Suelo ser tremendamente cruel, la primera en juzgarme y castigarme. Pero poco importa cómo se actúe, o sea, es más bien aceptarnos, a veces es más fácil, otro vas a la deriva, pero debemos sobrevivir en este pellejo que nos ha tocado, :) Somos seres racionales, o deberíamos, por lo que comprendemos lo que está bien y mal a nivel común. Creo que te lo comenté una vez, pero siempre glorifico la individualidad como inicio de todo, es decir, si no estoy bien, no puedo hacer que el que esté a mi lado lo esté, es más, de algún modo pretenderé que esos huecos carentes me los rellene. Y eso no es solo injusto es que sería de un egoísmo tremendo. Hay procesos que nos corresponden a nosotros, y aunque mirarse al espejo muchas veces es terrorífico, también aporta libertad.
EliminarEl debate alivia, no importa en la situación que sea, nos hace ver a través de otros ojos, todos maravillosos, por cierto, y amplia la visión de topo que muchas veces me obceca, ja, ja, ja
Muchísimas gracias por tu cariño, María.
Besos.
¡Hola, Irene! Como bien matizas y cuestionas en esta reflexión, la verdad y la mentira es como esas divisiones entre buenos y malos y toda la retahíla de polarizaciones que tanto gustan a los medios.
ResponderEliminarEl problema de base es cómo nos enfrentamos a la realidad. De todas nuestras vivencias, solo podemos afirmar como verdad los hechos objetivos que captan nuestros sentidos. Pero eso es solo una pequeñísima parte del abrumador torrente de información que nos llega.
Y ahí está el problema.
La verdad, en el fondo, es la suma de nuestra percepción, nuestros prejuicios, nuestras creencias, nuestro estado de ánimo, nuestra experiencia... Todo ello combinado nos hace juzgar cualquier información como verdadero o falso.
Siendo sincero, casi prefiero como estamos. Un mundo lleno de verdades absolutas sería un mundo muy aburrido. Nada entretiene más que la duda.
Un abrazo!
Hola, David.
EliminarSi pongo otro ejemplo, me he criado en un pueblo minúsculo, realmente pequeño, eso haría y siendo simplista que de algún modo mis vivencias sean similares a la de otro, pero aún así, hay muchos factores que nos harán distintivos a otros, cómo hemos sido criados, cómo fue nuestra infancia, qué sucesos existieron en esa u otra etapa, ahí ya se crean diferencias entre unos y otros, no resta, ni suma, simplemente nos proyecta de distintas formas. Y eso hace que mi verdad quizás se asemeje a la tuya, pero con matices, o sea totalmente diferente. Creo que lo importante no es lo que te hagan sino lo que te hagas a ti mismo, ese valor o poder es propio.
Y siendo sincera, si el enemigo lo tengo dentro, no me da la gana de que otro meta baza, ja, ja, ja.
Mil gracias por tus palabras.
Un fuerte abrazo.
Entiendo lo que dices. Yo también tengo una hermana. Un beso
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