Él
Empiezo a no comprender la razón por la que vengo
cada día a esta cafetería, sólo pensar que la veré allí sentada en la que ya es
su mesa, sumida en pensamientos, distante en su fragilidad, me entra una
ansiedad que no logro contener y hace que cometa una estupidez tras otra.
Esto tiene que acabar, ya han pasado siete meses,
¡siete! se dice pronto pero es casi un año el que llevo esperando la oportunidad. Que empezaré por apelar
el fracaso de mi vida. Simplemente quiero pedirle si me permite compartir con
ella una taza de té con leche y canela, ¿os dais cuenta? Sé hasta lo que toma, parezco
un psicópata. Y si se niega a mi compañía no pasa nada, pagaría su consumición y
por fin sería libre. Pero, no, ¡claro que no! No me atrevo a dar ese paso.
Siempre es el mismo ritual, escucha la
puerta del local, alza la cabeza y me observa con esa mirada dulce y apacible, que
hace que se me contraiga el corazón y empiezo a sudar y temblar como un crio de
teta. ¿Qué carajos me pasa? ¡Por
favor! Así que entro a trompicones, malos modos e ignorándola. Pero luego como
ya he avisado, cual desequilibrado observo todos sus gestos, movimientos y
miradas. Y os aseguro que desde hace un tiempo éstas últimas empiezan a molestarme
muchísimo, ¿qué vera en ese camarero? ¡si es un enclenque!
Es el momento de actuar, de ser un hombre.
¡Decidido! Cuando se marche la espero fuera y me presento, sí, ¡lo haré! Ahora
concentración, respira, inspira. Hoy es el día.
Ella
Cada día lo mismo y una siendo sincera empieza
aburrirse. Prometo que si hoy no hace signos de que le agrade, ¡ahí te quedas
guapito! No tendría que haber hecho caso a Ángela y sus ideas de la edad media,
qué tortura. Siete meses esperando a que mueva ficha, porque tímido es,
eso se ve a la legua, pero gustar le gusto. Nos deleitamos unos segundos que
son maravillosos y como ya este juego lo conozco y sé que espera de mí, se la
doy. Es entonces cuando se pone rojo como un tomate, para luego actuar como un
ogro descoordinado, arrasando sillas y mesas hasta llegar a la esquina de la
barra, su sitio.
Pero esto tiene que acabar, hace semanas que
trabajo en otra zona de la ciudad y cada día camino o lo que no es lo mismo
troto más de diez minutos para verlo, y luego corro de vuelta con el hígado en
la boca para que no me despidan.
Lo que os decía la culpa es de mi amiga, le conté
lo del juego de miraditas, que me hacía sentir vulnerable, que nunca había
sentido algo similar por alguien que ni conocía y blablablá… ya sabéis
conversaciones infinitas. En fin, me aseguró que éste podía ser la pareja,
así en mayúsculas y bueno yo con mi mala suerte en el amor dejé que me
asesorara y uno de los puntos era que permaneciera quietecita para no
espantarlo y aquí estoy.
Pero ahora sólo hago que pensar que podría estar
casado, tener hijos, perros, periquitos... ¿Quién sabe? Y yo como una demente soñando
que este cruce de miradas se convierta en la historia de mi vida. Mejor me voy.
Camarero
Otra vez está ahí esa loca, mirándome fijamente y
elucubrando a saber el qué, con ese bloc de notas que seguro apunta la forma
más efectiva de liquidar al prójimo. Mi compañera Marisa me dice que no diga
tonterías, pero claro no es a ella a quien mira fijamente cada día durante más
de quince minutos, moviendo los labios y apuntando cosas. ¡No! Es a mí, y es
que no hace mucho que salió en la prensa lo de aquella escritora. Estoy seguro que es una admiradora, no sería el primer
caso que se dejan arrastrar por sus ídolos y sólo cambian algunas pautas a la
hora de dejar la nueva firma.
¿Qué hace? ¡No! Se está acercando, ¿Por qué?
Siempre paga en la mesa. ¿Qué querrá? ¡No puedo soportarlo!
-
¡Aléjate de mí! ¡Fuera! ¡Fuera!
Huyo muerto de miedo y desde la cocina escucho
como mi compañera, se disculpa y le dice.
-
No le hagas caso, últimamente la
prensa lo está desquiciando. Hoy invita la casa.
-
Bueno… mmm… espero que no trate igual
a todos los clientes, gracias y mmm… no creo que vuelva, he cambiado de
trabajo. ¡Me despido!
Esto último lo dice muy fuerte, seguro que es para
que lo escuche y me confié. ¡Ja! Lo llevas claro bonita.
Os recomiendo que leáis La escritoria de nuestra amiga y compañera María
Campra Peláez, esto es un minúsculo guiño para una
gran bloguera, ;)
Tres historias y tres opiniones diferentes. Un abrazo
ResponderEliminarAsí es Maria del Carmen, :)
EliminarMuchas gracias!
Un abrazo.
La de malas interpretaciones que se hacen por la falta de comunicación. Ese no atreverse a veces hace que se pierdan experiencias interesantes. Muy buen relato Irene. Abrazos.
ResponderEliminarGracias Marina agradezco muchísimo la visita, :)
EliminarJusto eso, la no comunicación da pie a las malas interpretaciones y ellas sólo aportan confusión y dudas.
Un abrazo!
La de malas interpretaciones que se hacen por la falta de comunicación. Ese no atreverse a veces hace que se pierdan experiencias interesantes. Muy buen relato Irene. Abrazos.
ResponderEliminarQué texto tan original, Irene. Bien podría tratarse de un experimento psicológico sore cómo diferentes personas interpretan la misma realidad según sus experiencias y apreciaciones personales. ¡Me ha encantado! Aparte de interesante esas pinceladas de humor me han sacado una sonrisa :)
ResponderEliminar¡Un beso y feliz jueves!
Muchas gracias Julia, ;)
EliminarEs que uno debería expresar más sus necesidades, si aguardamos en silencio a que acudan.. sólo pueden pasar desastres o peor sospechas, jeje
Besitos y feliz finde! :)
La realidad tiene tantas aristas como observadores que la contemplen. Un muy buen ejercicio y un ejemplo de cómo una escena sencilla se puede contar de manera original. ¡Saludos!
ResponderEliminarMuchísimas gracias David, :)
EliminarAsí es, todo depende del que mire.
Si no se debate seguro que la opinión será del todo dispersa.
Un abrazo!
Saludos quiméricos. Te voy a admitir una cosa. En las partes de él y de ella pensaba que sería una historia de amor congelado hasta que alguien fundiera el hielo y diera comienzo a lo demás. En el tramo final, me he sentido algo perdido por la referencia a la obra de María, y eso que la leí entera. Aunque creo que es porque no me esperaba esa relación. En cualquier caso una buena narración. ¡Un saludo!
ResponderEliminarBuenas JC, ;)
EliminarLa realidad es que no se debe comprender, ya que entre estos tres protagonistas no ha existido ninguna comunicación durante los siete meses, sólo tienen algo en común y es la cafetería.
Si te fijas (él) ya hace referencia al camarero, y finaliza diciendo al lector que la esperará fuera ya ha tomado una decisión. (Ella) deja claro el ultimátum, sino muestra interés dejará pasar la historia.
Y ya para finalizar el (camarero) se concibe como una persona aprensiva y asustadiza, piensa que durante todo este período se ha dado por observado en 'la barra', pero no se ha fijado que a quién mira es a otro, a colación en la prensa han dado la noticia de una Escritora (aquí la referencia al relato de María) y el texto deja claro que podría tratarse de una admiradora de ésta.
Espero que lo hayas comprendido mejor, :) Muchísimas gracias, compi!
Un abrazo!
La forma de presentar esta historia a través de estos tres personajes o protagonistas: "El, Ella y El Camareno" dividiendola en tres partes monologadas en su mayoría, además de interesante también es muy teatral y me ha encantado, ya que es otra de mis grandes aficiones.
ResponderEliminarEl título ( La duda) también está bien elegido puesto que en todo su desarrollo es evidente que se mantiene siempre esa duda en el aire (me quiere o no me quiere, será mi pareja o no) que a través de estos desencuentros debido a la incomunicación reinante acaba por tener un desenlace bastante desconcertante.
Coincido, amiga Irene, con mis anteriores contertulios en que has logrado crear un buen texto de algo cotidiano y sencillo.
Muchos besos.
Es que la incomunicación es la peor arma, sólo podemos extraer de ella desencuentros, desconfianza y sospecha.
EliminarMuchas gracias Estrella, la verdad es que me apetecía hacer un texto diferente, algo más representativo.
Me alegro muchísimo que te haya agradado, para mí eso ya es mucho!
Besitos y feliz fin de semana! ;)
Ja,ja,ja. en cuanto he leído la parte correspondiente al camarero he detectado enseguida esos guiños referentes a la historia de la Mamá bloguera.
ResponderEliminarTe quedó muy bien Irene y nos muestras a grandes rasgos lo que puede llegar a ser una falta de comunicación si hay amor por medio y mucho miedo al rechazo.
Besos
jijiji me alegro que te haya gustado Francisco, ¡Gracias!
EliminarAl final las miradas no son suficientes y se necesitan hechos! Esperemos que sean valientes.. :)
Besos.
Me han parecido muy interesantes esas tres miradas de una misma situación y lo que se pierde por suponer en lugar de preguntar. Siete meses esperando y desesperando.
ResponderEliminarUn saludo
Muchísimas gracias Conxita, :)
EliminarSí, ¡justo! Desesperando.. jeje
Un fuerte abrazo.
Un "menage a trois" de miradas y pensamientos. Tres formas de ver una realidad que cada uno interpreta a su manera y que mantiene "la duda" hasta al mismísimo lector.
ResponderEliminarExcelente.
Un abrazo.
Demasiadas miradas, esperemos que dejen de pensar y actúen de una vez, :)
EliminarMuchas gracias por la positiva valoración, Josep Maria.
Un abrazo.
No quiero repetirme, pero es que es así... cuando no se comunican las cosas cada uno lo interpreta de una forma diferente. Es comunicando y ocurre! Jaja ;)
ResponderEliminarBuenísimo, Irene
Muchos besitos!!!
No te repites Flora porque es así, sin comunicación sólo existen malos entendidos y desconfianza. Con lo fácil que es ser claros y lo a gusto que se queda uno al serlo.
EliminarNo entiendo la razón por la que nos complicamos.
Muchísimas gracias, ;)
Besitos!!!
Los tres están perdidos dentro de sus dudas e indecisión por dar el paso, y eso que tuvieron siete meses para decidirse a por la comunicación, jajaja.
ResponderEliminarEs curioso, como se llega a actuar teniendo en cuenta nada más que a los pensamientos, sin averiguar si estos están acordes a la realidad. Da para pensar.
Te quedó fantástica la interpretación de los tres protagonistas, Irene.
¡Besos!
Así es Mila, siete meses!!! jajaja
EliminarQué horror de tiempo perdido, entraron en un círculo al que no hallaban la salida de la cobardía.
Aunque parece que después de tanto tiempo, cada uno encontró un final a su historia.
Muchísimas gracias, amiga! :)
Muchos besos!
Te aseguro que cuando has mencionado a "la escritora" que salió en la prensa, he pensado automáticamente en la protagonista del relato de María, me ha alegrado leer después que, efectivamente, se trataba de ella.
ResponderEliminarUn relato en el que queda constancia de las películas que nos montamos en nuestras cabezas y que, muchas veces, distan de la realidad que podríamos vivir. Siete meses y nadie se lleva el gato al agua, solo confusión, falsas interpretaciones, y desilusión. Más les vale no hacer tanto caso de los consejos de sus amigos, y que se lancen a ser ellos mismos, y a comunicarse.
Interesante y ameno relato, Irene.
¡Abrazo, Compañera!
Síii, es un pequeño guiño para una gran historia, ;)
EliminarVaya que sí, toda la razón Edgar. Más comunicación, debate y menos conspirar entre pensamientos, lo único que conducen estos silencios no compartidos es al desastre.
Muchísimas gracias, compi!
Me alegro mucho de tu comentario.
Un fuerte abrazo, :)
Haces que se manifiesten en cada uno de los personajes, presentados claramente en la voz interior de cada uno ellos, las diferentes interpretaciones que hacen de la mirada del otro. Es envidiable el talento que tienes para ponerte en la piel de ellos, porque no solo debes asumir el papel masculino y femenino, sino que tienes en cuenta los prejuicios que cada uno viene arrastrando durante esos siete meses. Un juego de roles envidiable, un excelente trabajo, Irene ¡Un saludo!
ResponderEliminarAriel
¡GRACIAS Ariel! Con este comentario me halagas muchísimo, :)
EliminarSiete meses de silencio, pensamientos no compartidos y demasiado miedo al desenlace.
Esperemos que de una vez por todas, lo afronten y actúen.
Un fuerte abrazo, ;)
¡Valor! Nunca mejor dicho Julio David, el tiempo a veces se convierte en una mala arma, sobretodo si creemos que será el que nos solvente nuestras dudas o desperfectos, debemos afrontar nuestras propias historias y no escondernos entre miedos.
ResponderEliminarMuchísimas gracias, :)
Un fuerte abrazo!
¡Ayyy me ha encantado! Como me he reído con el camarero. El pobre pensando que Ella lo busca para algo más que amor. Aunque ella en realidad busque a otro.
ResponderEliminarMe ha encantado, y muchas gracias por ese guiño a mi historia, me ha encantado. Me siento completamente halagada, con cosas como esta me hace seguir adelante. Muchas gracias guapa.
Y la historia de verdad que me ha encantado.
Un besillo.
No sabes como me alegro María, ;)
Eliminar¡Ay! El pobre camarero, un tipo miedoso y dado a exagerar, pero oye que los miedos son muy difíciles de gobernar sean o no infundados, jaja
De verdad que me encanta que te haya gustado este guiño, la historia bien se la merecía y su escritora más, jeje
Besitos! :)
Muy bueno Irene, me ha encantado. Hay que ver lo complicadas que podemos ser las personas, como cambia la perspectiva de unas a otras. Eso hace que el relato tenga un aura realista, ya que es algo que puede sucedernos a cualquiera. Espero que realmente el chico se lanzara, madre mía. Y lo del camarero es genial, jaja, me encanta ese guiño a la obra de María. Un abrazo! ; )
ResponderEliminar¡Muchísimas gracias Ramón!
EliminarSi, ¿verdad? Nos complicamos demasiado. Lo bueno es que una vez pasado se ve y valora que el impulso no fue tan complejo como una vez se pensó, pero debe ser que nos gusta subir la montaña y llegar sin aliento.
Yo también espero que el chico, haya dado el paso, :)
Un fuerte abrazo, compi! ;)