martes, 6 de mayo de 2025

La quiebra supura

 

 

‘‘Y yo moriría mil veces por

poder recibir amor sin pedirlo,

sin haberme dado cuenta ser

llevada, de improviso, a un

sitio en que los ojos se miran

sin desprecio.’’

Alejandra Pizarnik

  

La mujer anhela aquello que nunca le será entregado. Durante años se posó en la contemplación de no merecerlo, de no ser suficiente, de tener que poner todo de sí, la otra mejilla, el otro dolor. De aguantar, soportar la desidia. Dar, dar, dar. ¿Cuándo regresaría? Locura, desesperación. El querer.

Impregnó a cuenta gotas, supurando, a veces renacía, se sentía que podían amarla, otras, más de las que recordaba se mudaba, escondiéndose en la incertidumbre del temor de reconocerse inferior.

El tiempo pasó, como borrones indefinidos perdidos en una añoranza que siempre la acompañaba, pero la fortaleza, la mentira construida en base a ésta, residía con la fuerza de una fábula alzada en el empeño de un apego que en otro tiempo albergó con esperanza.

Se visionó siendo hija, mujer, madre. Y floreció, pero no como esperaba, no como correspondía, ni creyó merecer. No solo se concibe desde la matriz. Etapas en las que pronunciaba <<no pasa nada>>, otras el llanto la corrompía desde dentro, nunca hacia fuera. Ojos tristes, sonrisa que no se alzaba en compañía. Cuidó, porque así la enseñaron, protegió, porque si no lo reparaba podía desgarrarse, y olvidó; olvidó que ella también necesitaba, aguardaba un abrazo protector, un afecto que no va en una sola dirección, que se desestabiliza en el egoísmo. En la incomprensión.

Perjuicio de ser, de dañar las enseñanzas, de que la indiferencia deje de perforar ese maltrecho espasmo. Cuando se es una herramienta hasta el más ciego la descubre, sabe; lo sabe, que no se es correspondido.

Los ruidos la martilleaban, la huida la perseguía entre las sombras del desencanto, una nueva oportunidad, otra, otra, qué más da que la aflicción la acompañe en este camino solitario, de angustia que reverencia y provee.

Porque el error no es que no se la quisiera, es que ella nunca se apreció como correspondía.

Con un grito certero, con otra imagen en la que valorarse, urgió ese adiós, ese alzamiento, un golpe al reconocimiento, a darse una oportunidad, esta vez; a sí misma.

  


Hola, a todos.

Hoy traigo un relato algo melancólico, espero, eso sí, que el poso de consuelo no lo haya ofuscado del todo, supongo que sigo un poco desencantada, permito tirones de pelo para que se me espabile, pero sin pasarse, ;)

Gracias por vuestro cariño.

Besos, y abrazos.

 


16 comentarios:

  1. Mira q te gusta la autoflagelación! Naaada de tirones d pelo, si acaso un abrazo q te despachurre de carriño! Te lo he dicho, es esta primavera loca q lleva a juego a nuestras hormonas, una fase de turbulencias q como todas, pasará , no lo dudes ; ) Respecto a tu texto, creo q la autocompasión es la peor de las actitudes, tu protagonista estaba ahí sumergida y parece q al final por fin emerge a la superficie , todos nos merecemos una segunda, tercera y cuarta oportunidad, a ver si nos la damos y sobre todo , somos capaces de aprovecharla ! qué así sea, Amén ; )
    Un beso con globo aerostático incorporado q tire de ti hacia arriba!
    Espera, tb te dejo un montón de
    🌸🌺🌷🌸🌺🌸🌷🌺🌸🌷🌺🌸

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ay, María, depende como se mire un abrazo puede ser una agresión más efectiva, si se da desde dentro, rompe con todo, mejor un tirón de pelo, que uno espabila y no baja guardia, ;) Aunque visto así, si que soy un poco sanguinaria, ja, ja, ja.
      Todos merecemos volver a empezar, sea como sea, y las veces que sea necesario.
      Sí, los cambios estacionales desmoronan, la primavera deja una desidia incoherente que para qué. Pero por lo menos hay luz, mucha y a esa como la protagonista del relato nos anclaremos.
      Mil gracias.
      Besos, y más sonrisas.

      Eliminar
  2. Otro dia,
    traes uno
    con el que
    mearnos
    de risa

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Le debo un relato de humor a nuestra María, ahora también a ti, Orlando.
      Mil gracias.
      Abrazos.

      Eliminar
  3. Alejandra Pizarnik; ahí es nada. Pero si la quiebra supura es buena señal: está sacando el pus y todo lo infectado. Es el proceso antes de la costra y la reparación. ;)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Leo demasiado a Alejandra, es como un fetiche a la que de tanto en cuanto debo abandonar y luego regreso, :)
      Tienes razón, y me alegra muchísimo que te hayas quedado con el detalle del título.
      Mil gracias, Cabrónidas.
      Abrazos.

      Eliminar
  4. Un relato poderoso que invita a la reflexión sobre el valor personal y el costo de vivir para otros, culminando en un mensaje de empoderamiento que, aunque doloroso, es profundamente liberador. Brindas metáforas al aire que le dan texto una segunda re-lectura para comprender ese perfil introspectivo que refleja la evolución del sufrimiento hasta el despertar de su autoconciencia. La prosa fluye con una cadencia que mezcla desesperación y esperanza. El tirón de pelo ya te lo has dado tú; así que ahora toca un suave masaje.
    Besos, Irene.



    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Mil gracias por tus palabras, Miguel, es preciosa la lectura que has tenido, he jugado un poco con alguna frase, con lo que se percibe y no, no sabes cómo me alegra que hayas visto más allá de lo escrito, y no solo el tiempo por releerlo, también por decírmelo. Me hace muy feliz. Mucho.
      ¡Bah! Soy una tipa dura, (mentira) ;)
      Gracias, de corazón.
      Besos.

      Eliminar
  5. Melancólico pero con un párrafo final que abre puertas a la esperanza.
    El tiempo pasa a velocidades diferentes pero a medida que cumplimos años va acelerando de una manera que hiela la sangre.
    Si miro atrás tengo la sensación de que no he vivido apenas, y sí, he vivido pero es como si todo eso fuera un sueño.

    Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Sr. Toro. Por ver esa esperanza, no sabes cómo lo agradece mi parte intrincada, ;)
      Hay etapas que estamos adormecidos, como si el tiempo no pasara, un día despiertas y dices, ¿Qué ha pasado esta última década? Y, ¿este silencio contemplativo de dónde surge?
      Creo que es porque tomamos conciencia de ese duermevela, y entonces despertamos, volviendo a iniciar. O le llamaremos crisis existencial, la mía empezó o fue imposible acallarla en el 2024, ;)
      No me hagas caso, desvarío muchísimo.
      Besos.

      Eliminar
  6. A veces las personas no son queridas porque empiezan por no quererse a sí mismas. La falta de autoestima puede espantar a los demás. Y es además un círculo vicioso: la falta de autoestima alimenta el desamor y éste disminuye la autoestima. Hermoso relato.
    Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es verdad, ponerse a uno primero es complicado, pero necesario para que cualquier relación sea sana. Aunque a veces tomar conciencia de ello es complicado, porque tendemos a sacrificar y reparar daños exteriores olvidando en ese proceso lo primordial, a nosotros.
      Mil gracias, Rosa, sobre todo porque lo hayas visto hermoso.
      Besos.

      Eliminar
  7. Como dice mi marido siempre: para querer a alguien tienes que empezar queriendote a ti mismo.
    Me ha gustado mucho, empieza fuerte, duro y triste, pero evoluciona.
    Siempre digo que no es imprescindible que nos quieran, con querernos nosotros debería bastar pero en el fondo todos buscamos amor.
    Gracias por compartirlo y enhorabuena por el relato.
    Feliz jueves.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues Gemma, tu marido es muy sabio, comparto totalmente sus palabras. El amor es fundamental, hay muchos tipos de éste y todos buscamos su cariño, es el que nos hace sentirnos acogidos y respirar.
      Gracias a ti, siempre.
      Besos.

      Eliminar
  8. Preciosa, Idalia.
    Se confunde el cuidado con el amor, no digo que no debamos cuidar, si amamos daremos todo por aquellas personas que nos sean cercanas, pero se falla en el condicionante, cualquier relación debe ir de la mano, verse en la misma escala y sentir la protección y seguridad para que ninguna parte salga herida. No puede ni debería ser unilateral, cuando es así, el problema va más allá, porque lo que permitimos será en base a nuestras carencias. Y éstas nunca deberíamos esperar que las cubran otros, es terriblemente egoísta.
    Por suerte, tarde o temprano florece el reconocimiento y con él, siempre puede existir un nuevo comienzo, ¿no te parece?
    La primavera nos tiene a todos un poquito de aquí para allá, debe ser el polen que nos mantiene un poco groguis.
    ¿Verdad? El comentario de Miguel es hermosísimo, pero también lo es el tuyo. No cambies nunca, me encanta ponerme en otra piel cuando te leo.
    Muchas gracias por tu cariño.
    Mil besos, y achuchones.

    ResponderEliminar
  9. Dolor profundo el de tu protagonista que lo da todo y poco o nada recibe. Dicen que hay que dar sin esperar nada a cambio, que esa es la verdadera generosidad, pero todos necesitamos cierta reciprocidad y cuando no se da, el desgarro duele.
    Precioso y sí, melancólico.
    Besos mil.

    ResponderEliminar