Llegados a este punto de no retorno, donde la crispación
nace de una mosca que sobrevuela dos veces en mi misma dirección y hasta puedo
observar como se ríe de mi.
Llego a la conclusión en que todo me parece mezquino,
molesto, está tan generalizo esta sensación negativa que hasta nos (ME) molesta
ver a alguien feliz.
Y yo me digo…
Si me va mal, podría ser culpable el que está cerca de mi,
si si ese vecino que gira la cara por no saludarte, ese amigo que hace tiempo
que no llama, gente de a pie de mi día a día, pongámonos en situación cualquier
ser vivo es culpable mi desgracia.
Y ahora es cuando valoro y me digo que qué me debe ese
vecino, ese amigo, la pobre chica que me atendió ayer, acaso yo les debo algo a
ellos?
El individualismo, el egoísmo en el que nos movemos
diariamente este que no nos permite ayudar al prójimo es el mismo que nos
deberíamos asentar en la situación del desamparo sin raciocinio en el que nos
movemos. Un ser individual no puede vivir en sociedad.
¿Por qué estar enfado entonces? Si no das la mano, ¿que mano
te la van a dar a ti?
La rueda gira para todos en la misma dirección.
Ama y te amarán.
Ayuda y te ayudarán.
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