viernes, 27 de noviembre de 2015

Esfera - Parte 1

Sumergido en las profundidades de su psique escuchaba voces que le sugerían que debía seguirlas, ¿qué le pasaba?
Desde que empezó a tener consciencia sus sueños eran diferentes a los de otros niños. Al principio creía que eran fantasías, después empezó a darse cuenta que eran sólidos, como si de una vida paralela a la suya propia se tratara, más tarde en su yo reflexivo se le reveló que dentro de él había un mundo donde la razón no tenía cabida.
 
Si se lo confesaba a alguien lo tomarían por un loco. Una vez lo intentó, se lo quiso explicar a su mejor amigo y la manera acusatoria en que lo miró confirmaron sus sospechas, mejor guardar el secreto.
Así que durante el día se comportaba como un chico de quince años cualquiera. Iba al instituto, actividades extraescolares, se relacionaba con gente de su edad, cara a la galería era uno más. No existían diferencias. 
 
Pero durante la noche, su mundo se agrandaba no había ley que le impidiera hacer cualquier cosa. Allí también había otros como él, se conocían desde que empezaron a tener compresión de los sueños y habían ido creciendo juntos, descubriendo aquel maravilloso mundo en el que podían ser solo ellos, sin miedos. Jugaban, bailaban, cantaban, reían, nadie nunca los reñía, era la fantasía de cualquier chiquillo. Pero desde este último año sin ninguna razón, habían ido despareciendo mucho de esos amigos, otros en cambio permanecían inertes en el tiempo. 
 
Para Mario en los últimos días las cosas le empezaron a cambiar, las vocecillas le solicitaban que debía escoger, y él no comprendía de que le hablaban. Pero la inquietud le rondaba. Cada noche antes de coger el primer sueño, tenía la misma pesadilla veía relojes que se paraban siempre a las 24h, y él quería darles cuerda pero le era imposible, se despertaba sofocado y angustiado, haciéndosele difícil coger el sueño y llegar al submundo, no podía entrar en él, ¿Por qué razón? 
 
A las vísperas de su aniversario las voces fueron claras, debía decidir entre los dos mundos. Si se quedaba en el mundo consciente crecería y viviría como un adulto sin derecho a volver a soñar.
Pero si los escogía a ellos, le prometieron que sería eternamente un chico de quince años donde los juegos nunca acabarían. Debía decidir, esa sería para bien o para mal su última noche. Pero debía cumplir una norma y es que no podía explicarles nada a los otros niños, ya que la elección era suya y de nadie más.
 
¿Cuál sería la decisión de Mario?
 
Continuará…
 

miércoles, 25 de noviembre de 2015

Abismo

Como una vieja mecedora que apacigua el alma.
Brisa cándida que reconforta de la misma manera que un antiguo abrazo.
Paso ligero, como el que mira atrás y sonríe por el recuerdo.
 
Silencios vividos sin palabras que esconder.
Desolados como un temor al no reencuentro.
Paso monótono, no existen respuestas para el mañana.
 
Correr como el que teme no volver a soñar.
Buscándolas a ellas a nuestras verdades.
Paso, pasos, siempre los mismos. 
 
Aquí, allí, ahora.
 
¿Qué será del mañana?
 
No hay espera, solo camino.
No hay camino, solo creencias.
No hay creencias, solo necesidades.
No hay necesidades, solo manos.
 
 
 

miércoles, 11 de noviembre de 2015

Los munera

Año 264 a. C
 
El olor a tierra movida salpicaba las motas, que unidas a los sudores fríos se embadurnaban en nuestras pieles, la tensión del momento hacía que nuestros músculos se anticiparan al desenlace, las protecciones mínimas e incómodas rozaban la piel que mostrábamos al público, éramos el espectáculo. Nos vitoreaban a la par que repudiaban, nos prodigaban a la par que escupían. Un amor lleno de oscuridad maldita.
 
Pero era nuestro destino, nacimos y vivimos en el pecado y por ello caímos en la subsistencia del castigo y la muerte. 
 
Ahora al fin mi cuerpo yace en la arena. Pero antes de que mi alma descanse en paz, os contaré mi historia. 
 
Año 64 a. C.
 
Mi nombre es Marco, cumplí órdenes de la gran casa Pompeyo en las diferentes campañas de invasión, no me casé ni tuve descendencia, ya que el ser soldado era mi vida, mi honor.
Quizás si hubiera decido otro destino, no habría caído sobre mí esta maldición.
 
Habíamos cumplido el propósito haciendo de Atenas del este - Siria territorio romano.
Una vez finalizada nuestra misión y habiendo ganado el suficiente dinero, decidí que tomaría un periodo de descanso. Mis huesos ya no eran tan fuertes como antes, con 36 años había visto morir a muchos otros, sabía que si no paraba el siguiente sería yo.
Pedí permiso al general para instalarme en la nueva zona, aceptó.
 
Buscaría una buena mujer, y puede que al fin tuviera una familia.
Me instalé a las afueras del poblado, nunca me gustó convivir con el gentío, después de las vivencias pasadas prefería la soledad. Pasaron unos meses tranquilos, iba al pueblo a por víveres y consumar mis propias necesidades. En todo ese tiempo no encontré mujer que fuera de mi agrado. Hasta que al fin, apareció. 
 
Antes de seguir con mi historia os diré que aunque estuve llevando algunos meses de vida retirada, nunca he sido un buen hombre. Os puedo asegurar que en mis manos aún está la sangre salpicada de las víctimas que maté sin ninguna clase de compasión, los fantasmas siguen rondando mi alma pidiendo la clemencia que nos le di en vida, cumplí órdenes y ante todo soy un soldado.
 
Cazaba en el bosque cercano donde tenía la casucha, escuché un movimiento de hojas, creyendo que sería mi sustento fui en su busca, y la vi. Era un ser celestial una hermosa mujer que andaba correteando cual ninfa, su túnica se mecía provocadoramente dejando a la vista la voluptuosidad de su cuerpo.
 
La seguí ciego y lleno de lascivia, no se percató de mi presencia y yo preso hasta el momento de una locura insana no hice nada por contenerme. Hasta que llegamos a un riachuelo, y me lancé.
 
Ágil se apartó y me observó como evaluándome, desde el suelo vi que su mirada parecía de otro mundo. 

-     Pobre el que crea que pueda poseerme, ¿acaso no sabes quién soy?
-     Mujer ríete todo lo que gustes, pero hoy dormirás en mi alcoba. ¡Serás mía!
-     Yo soy Diana, diosa de la caza y un emblema a la castidad. Tus sucias manos no pueden ni acercarse a mí sin que por ello recaiga el castigo de los dioses. Si vuelves a cometer el error de acecharme obtendrás una dura condena.  

Atormentado por el deseo no hice caso a sus palabras y cuando volví abalanzarme sobre ella, se esfumó. Solo logré escuchar su voz maldiciéndome. 

- Desde hoy pasarás 200 años hasta que al fin tus huesos yazcan y no revivan, sufrirás la desdicha de la muerte sin muerte, aprenderás en el dolor. 


 
CONCURSO DE RELATOS "GLADIADORES", en EL CÍRCULO DE ESCRITORES.
 

martes, 10 de noviembre de 2015

Él






Lo más preciado en esta vida es el amor, él alimenta a la par que destruye, pero sin sentirlo, sin haberlo dispuesto no sabríamos lo que es vivir.

Caímos mil veces y todas ellas nos recogimos con fuertes abrazos, sobrecogidos por el sentimiento de experimentarnos. El perdón rondó siempre nuestras almas, con destellos de luz y fuerza que nos hizo ir más lejos que un ayer distante, improbable.

Miro atrás y hemos pasado tanto. Me arrepiento de momentos que no debimos improvisar, pero entiendo que si no se hubieran dado, este hoy no existiría. Doy las gracias por lo que hemos conseguido crear, un nuestro. Qué palabra tan maravillosa, hace que la emoción caiga en lágrimas de auténtica felicidad.

Tú eres mi melodía, esa que hace que corra a tus brazos para sentirme cerca de mi alma.
Esa que me hace bailar y cantar, llorar y reír, esa que me da alas.

Tú eres mi poema.
Mi amor.
 

viernes, 6 de noviembre de 2015

El vínculo


-     Te di permiso para que le compraras algo a la niña, pero eso no. ¡Es monstruoso! 

-     Venga Begoña siempre estás igual ella lo escogió, que más da. Andrea debe crecer con sus propias convicciones, no por las que le interpongas tú. 

-     Siempre contradiciéndome normal que después nunca quiera obedecer, se lo permites todo. Y mañana qué, querrá llevarse ese muñeco infernal al colegio y seguro que todas las madres me critican, ¡como se nota que tú no lidias con ello! 

-     Así que es eso, el que dirán. No dejas que la niña crezca libre, todo es apariencia para ti. 

-     ¡Lárgate!  

Y lo hizo, cada vez que las cosas se ponían feas su padre cogía la puerta y se marchaba, el drama no iba con él. 

-     Mañana nos desharemos de esa cosa, y no me importa como te pongas irá directa la basura.  

-     Pero mamá en la feria ella me encontró y me dijo que quería estar conmigo. 

-     ¿Ella?, ¿Tu padre? Él nunca está, no seas chiquilla y ahora vete a dormir, hoy no cenas.  

Llorosa se fue a su habitación, se acostó en la camita y abrazada a la calavera le dijo muy bajito al oído. 

-     Si mamá dejará de estar siempre enfadada seguro que podrías quedarte.  

Al día siguiente encontraron el cuerpo sin vida de Begoña, y como si de una muerte dulce se tratara, en su cara se reflejaba una inquietante sonrisa.

 


Fotografía: +CARLOS M

martes, 3 de noviembre de 2015

Un, dos, tres…

Inesita tenía el poder de controlar los pasos, derecha, izquierda, vueltas y más vueltas y finalizaba con un perfecto baile.
Siempre conseguía lo que quería. Dominaba los tiempos, eso que es tan complicado y necesario para ganar.
Su abuela desde chiquilla le dijo que lograría lo que se propusiera en la vida, y se lo tomó al pie de la letra.
 
Un, dos, tres, vueltas y más vueltas, todos los hombres caían rendidos. 
¡Oh la bella Inesita! Con sus preciosos piececitos da vueltas sin parar y todos la admiran con la devoción de quererla suya. 
¡Es un ángel! Decían algunos. ¡Yo seré el galán que se case con ella! Decían otros.
 
Pero ella se escudaba en la frase de su abuela y nunca, de los nunca, se fijó en ninguno de esos hombres. Esperando siempre el más que se le prometió de niña. 
Hasta ese día, de repente y sin entender la razón sus pasos dejaron de ser perfectos, un, dos, tres, tropiezo y caída.
Era perseverante y no iba a rendirse así que siguió. Un, dos, tres, tropiezo de nuevo, y nada que solo caía y caía.
 
¡Ay la pobre Inesita! ¿Qué le debe pasar? Todos miraban a su alrededor sin comprender que sucedía y la desdichada a cada paso perdía su magia.
Y es que nadie se percató de la verdad, Inesita no estaba pendiente de su baile, sus ojos quedaron fijos en un recién llegado, un apuesto muchacho que logró que su corazón palpitara tan fuerte, que por fin le fue imposible poder controlarse.
 
Un, dos, tres ¡Ay que Inesita se nos ha enamorado!
 

 

domingo, 1 de noviembre de 2015

El arreglo

Nunca pensé que me volvería a ver en esta situación. Ese final que sobrevuela cerca de ti a la vez que ansías que finalmente no llegue, con la incertidumbre implacable y sus miedos.
 
Conocí a Jorge hace tres años, a los pocos meses de quedar viuda. Nunca he sabido estar sola, y no me avergüenza decirlo ni comportarme según mis necesidades, y en ese momento prevalecía lo segundo. Todo fue bastante rápido, me invitó a tomar un café le gusté, unas pocas citas, y a las pocas semanas ya conocía a mis hijos y nos instalábamos a vivir a su piso.
No había amor, él quería una familia y yo a alguien que cuidara de mí y de mis hijos.
Ahora las cosas han cambiado, en nuestro acuerdo se ha introducido una tercera persona, Raquel. Él no me lo ha dicho, pero esas cosas se saben, por mi parte tampoco le he exigido nada sobre el tema, creo que merece ser feliz, y si fuera de casa encuentra necesidades que yo no pueda cubrir, al final nos favorecemos los dos. Jorge ha sido un buen padre para mis hijos y yo en todo este tiempo no he carecido de nada.
Pero ahora ha empezado a nombrar a Raquel a todas horas y por lo que lo conozco sé que pronto tomará una decisión sobre lo nuestro.
Se lo conté a Pilar, mi mejor amiga desde la infancia. Lo único que me dijo fue que ya me avisó en su momento, que debía buscar un trabajo y empezar a aprender a cuidar de mí y mis hijos sin necesidad de que otros lo hicieran, sé que es verdad. Pero en ese momento sentí como si me clavara un puñal en el corazón. Desde entonces no hemos vuelto a hablar y no creo que nos llamemos en un tiempo.
Lo estuve esperando en el saloncito de nuestra casa, a mis hijos se los llevó mi hermano todo el fin de semana. Para que así pasara, lo que pasara, no hubiera más dramas que el que viviéramos los dos. 
Al escuchar el sonido de las llaves, mi corazón se paralizó, el tiempo siempre llega y yo solo quería cerrar los ojos y escapar.
-          Hola Clara, ¿y los niños?
-          Con mi hermano, creo que ha llegado el momento de que hablemos.
-          Ah eso, supongo que sí. Mira intentaré ser lo más claro posible.
Yo respiré e intenté engullir la bola de ansiedad que llevaba días haciéndome sentir tanta intranquilidad y le dije - Adelante.
-          Sé que lo sabes desde hace meses, y que has hecho como si nada pasara, cuando llegaba tarde a casa o pasaba horas al teléfono. Para ser sinceros al principio me molestó…
-          Pero creí que no debía..
-          Clara deja que hable por favor, después podrás decir lo que quieras.
-          Vale, sigue.
-          Me molestó porque sé que nos conocimos en unas circunstancias en las que cualquiera que te hubiera dado lo mismo que yo, las hubieras aceptado. Pero me gustaste en aquel café, quise ver más que intereses y pensé que llegaría el día que me verías más que al hombre que te proporcionaba bienestar, pero no fue así ¿verdad?
-          Jorge yo creía que todo entre nosotros estaba claro, nunca me dijiste si requerías más de lo que ya te daba.
-          Pues sí lo necesité y entonces apareció ella, Raquel. Se interesó por mí como hombre, a primeras entré en ese juego por necesidad y egoísmo, esperando que llegaría el día que te despertarías y lucharías por mí, pero no fue así y ahora ya no hay marcha atrás.
-          Pero nos va muy bien, yo cuido de ti. Nunca te falta de nada, no me dejes por favor y, ¡los niños! ¿Qué les diré?
-          La verdad Clara, que nunca me quisiste y yo no pude seguir queriéndonos por los dos.
Y se fue no dijo nada más ni a donde, aunque yo sabía que era con ella. Y volví a perder, y todo porque no lo amé.