Vislumbro soledad, paso del tiempo, cuerpos extraños que transitaron cercanos, pero nunca se quedaron, no les pedí que lo hicieran, tampoco ansié ni comprendí de esa cercanía que da derecho a obtener más de lo acordado.
No he amado, no he querido hacerlo. Me obligué a creer que
aquello era un error, una debilidad, querer a la larga simboliza sufrimiento,
así que simplemente le negué ese poder, desechándolo, apartándolo, buscando
otras castas alternativas que con tan poco futuro se amparaban. He preferido
pues mercadear con la pasión, sin necesidad de sentirme abocada a un amanecer
de gratitud y complacencia. Y no me importó el mañana, este lo veía lejano,
insoluto, ahora en cambio se perfila perverso y poco amable.
Ayer recibí una noticia. Punzante escenario que aboca a los
cambios y allí en ese momento, por primera vez, concebí la necesidad de
expresar y sentir la compañía de la mano amiga, de la candidez del que está a
tu lado y te la sostiene mientras aunque con mentiras te susurra que todo irá
bien. No existe ninguna, a las cercanías, a todas; a su tiempo las aparté. Las
alejé con la mentira de una llamada que nunca se realizó. Con la incertidumbre
de un mañana diferente, más amable. En mi condición les ofrecí ese algo que se
desvela sin nombre, cifrado, pero esa era la única manera que tenía de dar
parte de lo soy, un amor perfilado o quizás una sombra del poco aprecio que
conservo de la persona que hasta hace unas horas era. Y la realidad, ahora, acecha
cercana mostrándome que no otorgué nada, solo lo que creía que un día me haría
despertar de este letargo en el que siempre he aguardado escondida, nunca
encontraron más de lo que les mostré y una vez lo comprendieron, simplemente
desaparecieron. Una buena excusa para alejarse y yo, por su puesto, no retenerlos.
La desesperación esta vez si hizo que despertara de la somnolencia
en la que había estado estacionada, desfigurada cogí el teléfono y llamé a mi
hermano. Me sorprendió, no; no lo hizo, no tenía mi número. Se quedó sin palabras,
mudo ante la revelación de que quien le llamaba era su hermana, una hermana que
no dudó en abandonar el hogar pronto, muy pronto y no mirar nunca hacia atrás.
—¿Almudena? —silencio— ¿Qué quieres? —la tirantez se desplegó
fría, culpable, irritada.
—Bueno… yo, yo solo quería saber si estabais todos bien. No
debí llamar, no es un buen momento.
Colgué, poco tenía que decirle <Hermano, tengo malas
noticias> Y por primera vez en años, lloré. No sentí rabia, tampoco miedo.
Era desconsuelo, una pena que en su inmensidad me abrasaba y hacía que se
despedazara toda la tibieza que habitaba en el alma. La mía. Me recompuse
rápido, aprendí hacerlo. Nuestra infancia fue dudosa, enfermiza, intolerable en
muchos aspectos. No conservo de ella grandes recuerdos, otros en cambio me han
convertido en lo que soy, este ser que no crea lazos, que no siente empatía, que
poco le ha importado el sufrimiento y la desventura de otros. Siempre necesité
de poco, lo único que pedí a cambio es que no se me echara en falta. Y ahora,
hoy, me doy cuenta de que lo he logrado, pero no siento orgullo por ello.
Qué cruel es el destino, se desmonta y perfila entre juegos
de azar. ¿Qué le diría? ¿Qué? Ganaste, sí, lo hiciste. Ya me he dado cuenta de
los errores cometidos. Pero de poco sirve ser consciente de ello, el tiempo ya
se ha consumido y yo, estoy sola. Sola. Así quedará exhibido en estos pocos
días que se resguardarán entre alientos de vida. Solo quisiera, solo; volver a
empezar de nuevo. Y a esa mano, a esa.
—Shhh… hermana, tranquila. Estoy aquí contigo.
Por mucho que se busque la soledad, el ser humano es un ser diseñado para vivir en compañía. Cuando la vida nos golpea el tener alguien a nuestro lado es fundamental para afrontar el dolor.
ResponderEliminarTriste relato y una canción, la del vídeo, desgarradora. Precioso el conjunto.
Un beso.
Hola Paloma,
EliminarTodos necesitamos sentir que tenemos a alguien, no importa si es pareja, amigo o familiar. Pero que ante la adversidad esa mano amiga reconforta.
Muchas gracias por tus palabras.
Sobre la canción te pongo el link de Mercedes Sosa: (ahora mismo se lo he puesto a Miguel Pina, en su página de google) https://www.youtube.com/watch?v=AJZfVChI55E
Muchos besos, y feliz fin de semana.
No es lo mismo la soledad con juventud que cuando ya todo se hace difícil y el final nos acecha;tampoco es igual en los buenos momentos que en los malos. Siempre me ha gustado mucho estar sola en casa, pero sabes que alguien terminará por llegar, padres y hermanos primero, hijos y pareja después...
ResponderEliminarUn relato que transmite mucho.
Un beso.
Hola Rosa,
EliminarYo también soy muy solitaria, necesito mucho espacio, de esa independencia que es propia y de nadie más. Pero como tú, no podría vivir sin el amor de los que sé que me rodean.
Muchas gracias por tus palabras.
Besos, y feliz fin de semana.
Hola Irene,
ResponderEliminarHas escrito un relato muy bello que en sí mismo es un poema trágico con la soledad como testigo. A través de tus letras podemos reflexionar entorno a como algunas personas dejan caer al vacío, incluso unas mínimas redes de protección amistosas o familiares que alguna vez puedan necesitar. Creo que la libre elección de como vive cada uno su vida, no se contrapone con tener una mano amiga a la que asirse y viceversa.
Un encanto leerte, besos y feliz noche.
Hola Miguel,
EliminarQué bonito lo que dices, muchas, muchas gracias. Es verdad, cada uno debe y tiene todo el derecho de escoger como quiere vivir su vida, de eso en parte ya se encarga la sociedad de marcarnos las pautas a seguir, y nosotros claro; romperlas. Pero eso no significa que aunque uno sea solitario pueda existir un cobijo donde poder refugiarse cuando se necesite. Esa mano amiga, que tanto aliento nos proporciona.
Besos, y feliz fin de semana.
Fantástico, Irene. Me parece muy acertada la definición de "poema trágico" que hace Miguel. Un relato que contagia tristeza, dolor, arrepentimiento y también una pizquita de esperanza... Precioso.
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Marta. Si te ha quedado un residual de esperanza, me dejas feliz. Te lo agradezco.
EliminarUn beso, y feliz fin de semana.
¡Ay, la soledad! Ese paraíso cuando se es buscada; pero ese infierno cuando es impuesta. Un relato de emociones, muy en la línea del último que subiste en esta etapa creativa. Me encantó. Un abrazo!!
ResponderEliminarTienes razón, la soledad autoimpuesta y sabiendo que no existe ningún tipo de afecto o confianza a nuestro alrededor, a la larga debe ser una condena.
EliminarMuchísimas gracias, David.
Un abrazo, y feliz fin de semana.
Me gusta como escribes tan claro que se siente dentro de uno.
ResponderEliminarLa soledad me maravilla
Siempre estuve con alguien....
Hace 6 meses que estoy en maravillosa soledad conmigo misma-
Aprendí así a amarme y a disfrutar no palabras
muchas palabras
solo momentos Es maravilloso la acción del cerebro de la mente en soledad increíble con uno misma
Gracias por darnos tanto
Hola Recomenzar,
EliminarMuchas gracias por el sentido comentario que le cedes a mis letras, te lo agradezco. Y me alegro de que seas feliz en esta nueva etapa de tu vida, uno debe y tiene que saber quererse y apreciarse.
Un abrazo, y feliz fin de semana.
Cuando despues de mucho vivir y haber sido feliz
Eliminarte encuentras contigo misma
no hay soledad
está la belleza de quererte entenderte
entendiendo así mas a los que quieres
No vale la pena sufrir
abrazo
Bellísimo relato Irene,... la soledad en torno a lacual acaba girando la vida,... aunque sea dolorosa y no siempre comprendida...
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Norte. La soledad tiene muchos matices, uno puedo ser libre con ella y al mismo tiempo sentirse prisionero de sus elecciones. Pero el resguardo, ese, siempre se necesita.
EliminarUn abrazo, y feliz fin de semana.
Mi niña... te he leído sobrecogida, sintiendo esa soledad del que un día renuncia a todo y se cree isla, pero no lo es, y necesita sobre todo del calor de su sangre. Hay momento en los que la vida nos pone pruebas para valorar y sentir-nos.
ResponderEliminarTe felicito, preciosa, me ha encantado la intensidad.
Mil besitos que te lleguen y feliz tarde-noche ♥
Mil gracias por tus cariñosas palabras, Auro. Te las agradezco de verdad.
EliminarMe quedo con lo que se cree isla, no, no lo es. Pero esa es justo la palabra que la definiría.
Un montón de besos, y muy feliz fin de semana.
P.D. Si supiera poner emoticones, otro corazón que iba de vuelta.
Una cosa es la soledad buscada para hacer algo creativo, reflexionar y otra es el aislamiento emocional, en el que nada ni nadie llega y el entorno queda afuera.
ResponderEliminarDescribiste muy bien la situación de la protagonista, te metiste en los pliegues más profundos de su conciencia y nos transmitiste su desamparo.
Un gran abrazote, Irene.
Hola Mirella,
EliminarEs así como lo comentas, hay momentos en los que uno precisa de esa soledad, la personalidad de cada uno también juega un papel muy importante. Eso no quita que emocionalmente necesitamos sentir y saber que hay alguien al otro lado, que nos reconfortará cuando lo necesitemos, y lo mismo de regreso.
Muchas gracias por tus palabras.
Un beso enorme, y feliz fin de semana.
Un relato, Irene, denso, profundo, que provoca una profunda reflexión. Se me antoja este un sello distintivo, si no de todos, sí de muchos de tus escritos. Nos haces pensar, jeje
ResponderEliminarEn este caso, tratas de la soledad, pero, si lo he captado bien, una soledad buscada, producto de un auto-encierro voluntario, de una falta de empatía hacia los demás, quién sabe si también el resultado de una infancia tortuosa. En este caso, también, tus letras destilan tristeza, amargura y arrepentimiento. Pero nunca es tarde para cambiar y abrir el corazón a los demás.
Un abrazo.
Hola Josep Maria,
EliminarA ver... con este antojo, :) Espera que me recoloco que me has emocionado. Qué te digo, a parte de darte las gracias. Todavía me queda muchísimo recorrido y mis letras siguen desdibujadas, no están definidas, ni completas. Así que me hayas comentado lo de sello distintivo es un gran honor.
Y el texto lo has captado muy bien, perfectamente.
Muy agradecida, mucho.
Un beso, y feliz fin de semana.
Hola Irene.
ResponderEliminarQué relato tan duro y difícil. La soledad es muy dura, y cuando es voluntaria a veces se convierte en involuntaria.
Me ha gustado mucho, como dice Josep María nunca es tarde.
Besos.
Hola Gemma,
EliminarClaro que no, nunca es tarde para nada.
Muchísimas gracias por tus palabras.
Besos, y feliz fin de semana.
La soledad es buena, para los que los saben difrutar. Es duro no flaquear cuando se siente que se debe o quiere compartir algo pero a veces, confiar ,que creo que le hace falta a la protagonista, se hace difícil cuando se ha sufrido. Y que confien en ti... Aunque eso ya es cosa del otro. Cuando se trata de la familia, no soy la más adecuada para dar la opinión pero el relato está muy redactado, despierta esa soledad escondida que con algo de apuro intenta contar algo cuando ya estás entre los que siempre están por recluirte a ti misma. Saludos!!
ResponderEliminarHola Keren,
EliminarTe agradezco mucho la visita.
Personalmente creo que la soledad es importante y necesaria. Pero también lo es saber que tienes a personas alrededor que se preocupan por ti. En este caso la protagonista creía que esa era su única opción para subsistir.
Muchas gracias por tus palabras.
Un fuerte abrazo.
Hola Irene
ResponderEliminarHay tantos tipos de soledad y el padecerla o disfrutarla depende de si se ha escogido o ha llegado y las circunstancias que la envuelven.
Tu relato te hace pensar, reflexionar sobre qué hacemos con la vida y te deja un poso de tristeza.
Besos
Hola Conxita,
EliminarAsí es, hay muchos tipos de soledad y luego está la soledad que ha escogido la protagonista en la que no existe ningún tipo de cobijo que la reconforte.
Muchas gracias por tus palabras.
Besos.
Hola Irene un relato desgarrador de la soledad impuesta y a la que es complicado acostumbrarse tal y como tu protagonista nos enseña.
ResponderEliminarEn cualquier caso la soledad deja un sentimiento de tristeza a su alrededor.
Encantada de leerte.
Besos
Puri
Hola Puri,
EliminarSi, yo también lo creo. Imponerse algo que no se siente, a la larga conllevará sufrimiento. El placer es mío, muy agradecida por tu lectura y comentario.
Besos.
La soledad es buena siempre y cuando es escogida. No obstante, creo que quien narra estas palabras no pretendía estar realmente en solitario, como quería hacer creer a quienes la rodeaban.
ResponderEliminarLa compañía al final es necesaria como seres humanos que somos, más aún cuando de sobrellevar el dolor se trata.
Un besote, Irene.
Hola Sofía,
EliminarUnos más que otros, pero al final todos precisamos de momentos de soledad. Como dices, la protagonista aunque quisiera creer que ésta era su elección, realmente no lo era.
Muchas gracias por tus palabras.
Un beso enorme.
Hola Irene, tu relato es muy intenso, de los que hacen pensar. Coincido con todos los comentarios, la soledad impuesta es una tortura, aunque yo no dejaría a ningún miembro de mi familia aislado, aunque hace años se hubiera marchado sin dar señales de vida. Lo digo por la reacción del hermano.
ResponderEliminarTu relato me ha hecho pensar en un cartel que veo mucho en el metro donde una señora mayor mira por la ventana. El anuncio dice: nunca pensé que lo peor de envejecer fuera la soledad. No es el caso de tu protagonista, pero el mensaje es el mismo.
Me ha gustado mucho, felicidades por este relato!!
Un besote!!
Hola María,
EliminarBienvenida, espero que hayas disfrutado mucho de las vacaciones, :)
Al final el hermano si aparece, en la última frase se muestra. Tampoco podría dejar a ningún familiar solo, estoy segura que ninguno podríamos. Y menos si sabemos que está sufriendo. No sé que cartel es, (vivo y trabajo en sitios diferentes, pero en ninguno hay metro) ;) pero el eslogan es muy acertado y debe partir el corazón.
Muchas gracias por tus palabras.
Besos.
Hola, Irene.
ResponderEliminarYo sí que he visto el cartel del que habla María y he de decir que es muy duro, porque refleja una triste realidad. Hay muchos ancianos envueltos en una gran soledad.
Tu relato es diferente, no me ha recordado al anuncio. Es la situación a la que se puede llegar por diferentes causas y una de ellas es no querer amar para no sufrir.
Me ha gustado y emocionado tu relato. Un sobresaliente para la última línea. (Soy de finales "felices")
Un abrazo
Después de escribir el comentario, acabo de darme cuenta que yo también publiqué ayer un relato sobre la soledad.
ResponderEliminarAunque no es comparable con el tuyo, mi protagonista siente miedo y soledad porque ha roto las cadenas que la aprisionaban y ha de aprender a vivir en libertad.
Otro abrazo
Hola Ana,
EliminarQué bonito que me digas que te has emocionado. Los finales felices son una recompensa por todo lo acontecido.
Muchísimas gracias por tu cariño.
Tengo muchas lecturas pendientes, estos días no he podido leeros tanto como quisiera, pero en cuanto pueda me paso por tu casa. Palabra.
Un beso.
Sensiblemente hermoso Irene, admiro tu capacidad de abordar temas de dolor y sufrimiento con esa dulzura que crea un encuadro de seda muy suave para un contenido crudo y triste, buen contraste querida.
ResponderEliminarAdoro estar sola, asi paso la mayor parte del tiempo, pero en realidad nunca lo estoy, me acompaño yo misma y disfruto de mi propia compañia, pero tambien los tengo a ellos, mi familia, hijos, esposo, padre, hermanos, amigos, etc. o sea, que no estoy en soledad, pero si disfruto de mi sola compañia.
Tu relato nos muestra como creamos un escudo protector y apartamos a los demas, queriendo evitarnos sufrimientos y angustias, pero generalmente, lo que quieres evitar es lo que terminas atrayendo a tu vida, por eso es que no podemos ir contra corriente.
Es bueno guardar distancias, pero es aun mejor tener a algunos muy cerca, siempre nos hara falta ese apoyo, no olvidemos que somos gregarios y sociables.
Como dice una frase que circula por ahi: "Tienes miedo a que te hagan daño, y te haces daño con tanto miedo", y ese tipo de soledad que se percibe en tu relato, es creada por los miedos internos.
Me gusto la narrativa, la emotiva sensibilidad a pesar de la dureza y crudeza de los sentimientos, y ese final tan sutil y bien logrado que cala y que deja ver que a pesar de los pesares, el amor y la bondad prevalecen en los seres humanos.
Genial querida jovencita, me gusta como te metes en las entrañas de tus personajes.
Hola Idalia,
EliminarTe agradezco mucho tu tiempo y como con este maravilloso comentario, compartes tus emociones. Me guardo la frase, es muy certera.
También soy una persona muy solitaria, necesito mucho tiempo para mí, pero sé que alrededor tengo personas que se preocupan y me cuidan, cuando más lo necesito.
La soledad proporciona conocimiento de uno mismo y reflexión.
Pero los que están, ahí, su cariño es esencial y muy necesario.
Muchas gracias por tu generosidad.
Abrazos, y feliz día.
Un relato conmovedor y una canción impresionante!! La soledad que nos acompaña por momentos y que se busca a veces desesperadamente.. pero que triste se vuelve su compañía cuando nos atrapa. Esa mano amiga, esa mano hermana que nos devuelve la esperanza y el amor, ese es el mejor mensaje.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho Irene, está lleno de verdad.
Un abrazo muy grande
Hola Xus,
EliminarLa canción es preciosa. Buika tiene algo especial, cada pieza que canta emociona. Esa mano, ¿qué haríamos sin ella? Es muy necesaria.
Muchísimas gracias por tus palabras, te las agradezco.
Un fuerte abrazo, y feliz día.
Hola Julio David,
ResponderEliminarQué suceso más triste, no lo conocía. Por favor, qué pena.
Ya he escuchado la canción, me la guardo para ponerla en la lista de reproducción. Quizás nadie pensó en ella en vida, pero su recuerdo de alguna manera perdurará para siempre.
Muchas gracias por tus palabras.
Un fuerte abrazo.
Conmovedor relato. De los que te deja pensando. Muy bien escrito.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias, Macondo. Te lo agradezco.
EliminarUn fuerte abrazo.
Hola
ResponderEliminarBien escrito, Irene. Consigues emocionar con el duro momento que vive la protagonista. Todos empatizamos con ella en algún momento de su pensar.
Me gusta la forma sencilla y clara con la que expresas asuntos tan complejos.
Enhorabuena. Saludos
Hola, Paola.
EliminarAgradezco muchísimo tus palabras. Gracias, de verdad.
Un fuerte abrazo.
Un relato precioso Irene, me ha gustado mucho. Y me encanta esa voz que llevo viendo en tus últimos trabajos, íntima pero no por ello menos poderosa. La soledad es una profesora cruel, pero maravillosa. En ocasiones no le damos valor, la llevamos sin más. Pero en otras, cuando nos enseña sus lecciones, nos atiza con una vara fría, una que nos duele dentro. Y es encantes cuando abrimos los ojos al mundo. Yo también soy un hombre muy solitario, últimamente quizá demasiado por circunstancias. Y aunque he aprendido mucho de ella y sé que siempre la voy a necesitar, me encanta que la gente encuentre el camino que la conduce hacia mí —o al revés, que también va bien saber ver esos caminos que te llevan hacia los demás—. ¡Un fuerte abrazo y sigue así!
ResponderEliminarHola Ramón,
EliminarQué bonito lo que le dices a mis escritos, te lo agradezco mucho. Y me hace muy, pero que muy feliz.
Suscribo la última parte de tu comentario, toda. Dar y recibir estima, es una de las cosas que proporcionan aliento y no importa de la manera que sea. Solo con saber que está ahí, ya es suficiente.
Un beso.
Triste y bonito. Tengo la suerte de disfrutar de mi soledad bastante a menudo, pero apartarme del resto... eso nunca. Y puede ser que te parezca raro, pero si la persona que quiere alejarse de mi merece la pena, tan solo mantengo la distancia a la espera de esa llamada. Todos necesitamos nuestros momentos de serenidad a solas, pero también un buen abrazo... como el que te mando bonita!!!!
ResponderEliminarEs verdad, David. Hay quien necesita más espacio que otro. Pero también necesitamos saber que se tenemos a esa mano cercana que nos reconfortará. Yo no podría vivir sin los que me rodean, pero también preciso de mucho espacio personal.
EliminarUn beso, y otro abrazo de vuelta.
Un relato en el que pude adentrarme en cada letra, Irene.
ResponderEliminarEl amor, la compañía con otros seres es necesario para la salud física y mental, en el caso de Almudena escogió la soledad por compañía, en cualquier caso, siendo elección propia y conseguido objetivo, es de suponer que ella se sienta bien. Todo vale en la vida si se sabe asumir, aceptar y vivir con ello sin hacer culpable a nadie ni siquiera a una misma.
El final, he interpretado que consiguió amarse a sí misma y aceptó la soledad como esa mano que se tendía y necesitaba, su propia compañía, me parece de valientes. Primero se tiene que amarse una misma para luego saber amar a los demás.
Precioso en todo su contenido.
Tus letras traspasa la pantalla.
Un fuerte abrazo, amiga!!
A veces las elecciones que se toman por mucho que se crean correctas se transforman en errores y no porque estuvieran hechas a mala fe, que no es el caso de la protagonista, sino porque no pensó en lo que sucedería en el futuro.
EliminarMe gusta mucho como lo has visto, Mila. Leer un escrito y apreciar diferentes contrastes, eso es maravilloso.
Mil gracias por tus siempre cariñosas palabras.
Un beso enorme, amiga.
Has escrito un texto que me ha parecido hermoso porque una de las fortalezas de tu prosa es cuando desmenuzas sentimientos y emociones, y este me ha conmovido mucho. En general los escritores somos seres que necesitamos de ese estado muy extraño del alma en el cual nos retiramos, nos alejamos de todos. Nuestra pasión, que es volcar al papel lo que llevamos dentro, nos lo pide, ya que es una tarea que hacemos en absoluta soledad. Pero lo hacemos con gusto.
ResponderEliminarTu personaje, que toda la vida ha deseado estar sola, por alguna circunstancia aciaga que desconocemos, advierte la necesidad del otro. Y ese es, creo yo, el nudo en el cual logras potenciar la historia, y encuentras el camino para conmover, porque alcanzamos a comprender el sentido del desamparo que lleva a tu protagonista casi hasta la mendicidad de la compañía de su hermano. Excelente historia, Irene. Un beso.
Ariel
Hola, Ariel.
EliminarMil gracias por ser siempre tan generoso con mis letras. Te lo agradezco muchísimo, :) Siempre me dejas comentarios muy bonitos, os debo mucho a todos; una de ellas y más significativas son las ganas de seguir explorando y mejorando.
Un beso, amigo.
Y gracias de nuevo, muchas.
Hola Irene:
ResponderEliminarComo muestra de admiración y de afecto te he nominado para el premio Blogger Recognition Award. Si quieres aceptarlo, puedes recogerlo en “Hasta que el esplendor se marchite”:
https://hastaqueelesplendorsemarchite.blogspot.com/p/nominaciones.html
Un beso.
Ariel
La admiración y el afecto es mutuo, Ariel.
EliminarMuchas gracias por la nominación, me hace muy feliz recibirla de tu parte.
Un beso.
¡Por fin! He comenzado a visitar los blogs de mis amigos y a leer sus últimas entradas. Hacerlo con todas las que me he perdido será entrar en barrena de nuevo y tener que abandonar nuevamente por falta de tiempo.Somos seres tan limitados...
ResponderEliminarBueno el caso es que me ha parecido toda una petición de socorro de un personaje egoísta, que solo se acuerda de los suyos cuando los necesita. La soledad en muchos casos es inevitable, pero cuando se busca por comodidad hay que atenerse a las consecuencias funestas de no contar con alguien cercano en el momento necesario.
Me sigue gustando todo ese derroche de sentimientos encontrados, que muchas veces me hacen pensar si no serán en parte bagaje emocional de la autora.
Mil besos para ponerme al día.
Hola, Francisco.
EliminarNo tienes que disculparte por nada, el tiempo es el que es; la importante es que ya estás de vuelta, :)
Muchas gracias por tenerme en cuenta en tu regreso, y tu generosa lectura.
Un montón de besos.
¡Hola Irene!Me pasa un poco como a Francisco, que me estoy poniendo al día y sigo un poco el orden de las publicaciones de los blogs amigos.
ResponderEliminarPalabras como mentiras, desesperación, pena...dan una idea del trasfondo de la historia que has querido contar y con la que empatizo, salvo en lo de no querer que a uno lo echen de menos (me parece tristísimo).
Me ha encantado el relato,amiga, y el título que le has dado me parece sublime.
Un abrazo muy fuerte.
¡Hola, Chelo!
EliminarPues no os tenéis que disculpar y menos a mí, que hay meses que también ando de aquí para allá, pero no donde debo o mejor dicho: me gustaría, :)
Muchas gracias por tu cariño.
Un besote enorme.