miércoles, 2 de agosto de 2017

La canción





Otra vez, aquí. Merodeadores.
Acechando con un sigilo impredecible, creen que no sé que me observan, que no los presiento, cercanos, contradictorios, crueles. Repitiendo esa maléfica canción, la que me había hecho creer que tenía el derecho a olvidarlos, que al fin podía permitir no tenerlos tan presentes. Pero no, me lo hacen saber. El tiempo ni perdona, ni olvida. Me reconocen, siempre me reconocen y regresan a mí, sin perdón, sin excusas, sin palabras.
Es entonces cuando el silencio grita y su peor momento aguarda en la noche. No descanso, los viejos trucos ya no sirven, hace tiempo que dejaron de funcionar, lamparilla, televisor, voz baja, no, ellos están ahí. Espectadores entre las sombras, curiosos en la desgracia que andan paleando. Susurran, rechinan, no tengo derecho a olvidar y yo me rindo, les cedo este pulso que creí haber ganado.
Es entonces ante la agonía que me destruye que remuevo, dando un giro a esta miseria en la que estoy envuelta, ¡Detente!, ¡Detente! Es imposible, no quieren.
Lo permito, cojo el camino fácil y ganan, de nuevo me someto ante ellos. Y las veo entre la oscuridad, las diviso a ellas, a sus sonrisas tétricas cargadas de carcoma pestilente. Porque lo saben, tienen el poder, siempre lo tendrán. Soy parte de esa esencia manchada, sospechas que nunca desaparecerán.
Y no busco el perdón de otros, es el mío el que ruego. La salvación del alma perdida es la que purga entre todo este desconcierto.
Deseché el amor, no lo defendí, y hoy esa pena anhelante del pasado me consume. Sus caras son bocetos inanimados que el tiempo se empeña en desdibujar, sus voces un timbre extinguido del que solo aguardo un grito. El de mi destrucción.
—¡No te marches, mamá! ¡Por favor!
El egoísmo fue más fuerte y ahora en la soledad, pago esa pena. No existe clemencia para esta causa, ni excusa, ni lamento. Porque hoy lo sé, los pasos recorridos no pueden mirar hacia atrás. 
 
 

35 comentarios:

  1. Un relato sobrecogedor, mi querida amiga. No deja indiferente a las Emociones... Todas las he sentido... Y con ese sorpresivo final... Un hilo de aire se me ha escapado...
    Admirable, Preciosa.

    Mil besitos y feliz día ❤

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    1. Muchas gracias por tus palabras querida amiga, y por estar siempre, siempre.
      Un besazo enorme, feliz día.

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  2. Uffff qué duro. Lo has narrado genial, es corto pero muy muy lleno de intensidad y eso es difícil.
    Besos y enhorabuena, me ha encantado.

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    1. Me halagas Marigem, :)
      Te lo agradezco muchísimo.
      Muchos besos.

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  3. Sentido e inquietante relato, haces que sintamos esa mea culpa por no poder evitar que sucedan situaciones como estas, siempre se habla en estos casos del sufrimiento que produce en los hijos el abandono de parte de su madre o el padre, hoy nos dejas ver que muchas veces el que abandona sufre tanto o mas que los abandonados, por culpa de esa canción que resuena en sus sienes que se llama *remordimiento*.

    Excelente narrativa y enfoque.

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    1. Hola Harolina,
      Te lo comenté desde tu página y es que has comprendido perfectamente lo que quería transmitir, agradezco como has razonado el escrito. La otra parte, no certera ni correcta, pero sensitiva también, el remordimiento consume y la culpa siempre termina por ganar.
      Muchas gracias, de verdad.

      Un abrazo enorme.

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  4. Hay gestos, palabras, decisiones que terminan por marcar el resto de nuestras vidas. Solo podemos intentar asimilar las cosas y seguir adelante.

    Un abrazo.

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    1. Asimilar o intentar mejorar. El no está ahí, pero si no está pronunciado en realidad tampoco existe.
      Muchísimas gracias, David.
      Un abrazo.

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  5. Cuando la cosecha es esteril, nos acordamos de lo que hemos sembrado, de como lo hemos cuidado y todo lo que hemos perdido

    Genial tu narrativa , siempre es una delicia leerte !

    bsitos

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    1. Gracias María por este comentario tan profundo, mis letras y yo te lo agradecemos muchísimo.

      Muchos besos.

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  6. La introspectiva voz de culpa y desasosiego, en primera persona y en verbo presente, se ancla en el lector, crea gran empatía, a pesar de ser en pos de una sensación desgarradora.
    Un microrrelato sensacional, porque lo que transmite son sensaciones, claras y dolorosas.
    ¡Abrazo, Irene!
    Bien escrito

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    1. La culpa y el remordimiento es cruel, reconcome el alma.
      Muchísimas gracias Edgar, te lo agradezco y me siento muy reconfortada por tu estupenda valoración.
      Un abrazote bien fuerte, compañero! ;)

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  7. Hola Irene!! La pelea con los fantasmas de uno es una pelea complicada, porque, como decís vos, tienen esa capacidad de reaparecer constantemente. Además, son invalidantes, como que te van comiendo de a pedacitos.
    A veces no es que uno no quiere pelear contra ellos. Es que no sabe cómo, porque son parte de uno.

    El tema musical es una hermosura.

    Un abrazo grande!!

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    1. Hola Simón,
      Así es como los dices, amigo.
      A parte me quedo con esta frase (Además, son invalidantes, como que te van comiendo de a pedacitos) desgrana totalmente las inquietudes.

      Muchas gracias.
      Sobre el tema musical, soy una enamorada de Buika.
      Un fuerte abrazo.

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  8. Sencillamente brutal, Irene.
    Cuando la conciencia y la culpa van ganando terreno al egoísmo, los fantasmas van apareciendo, hasta que después resulta imposible escapar. A ellos, o a uno mismo.
    La voz narrativa muy lograda por la descripción tan contundente de ese desasosiego que siente.
    Un besote.

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    1. Hola Sofía,
      Muchísimas gracias por tu comentario, te la agradezco, mucho, mucho y me siento complacidísima con él.
      La conciencia nunca duerme.

      Un besazo, y gracias de nuevo.

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  9. Hola Irene, acabas de dibujar a la mujer protagonista de una pelicula que he visto hace minutos, qué coincidencia.
    Un mujer que abandona a su hija porque se ve incapaz, cobarde ella, de criarla, se la deja a un amor de un rato, frívolo él, y curiosamente el padre de la criatura. El padre será quien durante ocho años la va a ver crecer, educará y dirá que su madre es una superagente que viaja por todo el mundo y por eso nunca la podrá ver, tiene una vida secreta. Un diagnóstico, un imprevisto cruel, hace que el padre busque a la madre. La madre aparece ¿remordimiento? la niña ha sido feliz durante ocho años ¿qué pasará cuando sepa la verdad?. Tu texto no se si es lo que piensa esta protagonista, pero se aproxima bastante, es sobrecogedor, estrangula las entrañas. Un abrazo

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    1. Hola Eme,
      Últimamente las casualidades y coincidencias me persiguen, de verdad que empiezo a preocuparme, jeje
      Y sí, podría ser precisamente ese un argumento para la vida de la protagonista, aunque el abandono de un ser querido, nunca debería tener justificación.
      Muchísimas gracias por el comentario y tus palabras, te lo agradezco.

      Un besazo.

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  10. Ante el abandono o la renuncia hacia los seres que supuestamente amamos, ejercido voluntariamente por nosotros mismos. Le siguen los demonios del arrepentimiento, del: ¿ Qué pudo haber sido de ellos conmigo.
    Cuando ya es tarde para rectificar, la amargura y el desencanto llaman a nuestra puerta y es cuando oímos las voces lejanas, que pudieron haber sido sonidos amados y conocidos.
    Ciertamente en tu narración has puesto sentimiento dramático que en cierta forma nos conmueve y nos alerta sobre lo que nunca se ha de hacer.
    Amar nos redime.
    Besos, amiga.

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    1. Amar nos redime, que bonito Francisco.
      El amor es tan amplio como las consecuencias por las que nos movemos a través de él.
      Difícil ponerse en el papel de otros, de sus circunstancias del saber, ¿por qué? Es fácil juzgar cuando no tienes que elegir esos caminos, y decir, yo no lo haría. Pero las razones que llevan a ese hecho, puede ser difuso y a larga hasta comprensible.

      Por eso repito tu frase, amar nos redime.
      Besos, amigo.

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  11. Como ya han comentado acertadamente mis anteriores contertulios, se trata de un microrrelato introspectivo llevado al límite a través de toda una amplia descripción de elementos dramáticos que transformas en fantasmas para crear una atmósfera enrarecida, que ayuda al lector a esa identificación con la protagonista.
    En cuanto al contenido o mensaje, lo encuentro bastante sobrecogedor, puesto que se cumple una vez más la ley natural de causa y efecto.
    ¡Ojalá antes de hacer una locura, lo pensemos más de dos veces!

    Abrazos.

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    1. Hola Consciencia y Vida,
      Primero de todo me alegra volver a leer un comentario tuyo en el blog, te lo agradezco muchísimo. Feliz, me quedo. ;)
      Siempre tenemos que pensar lo que hacemos, por las circunstancias que a la larga tendremos que rendirles cuenta.
      No solo por nosotros, también por nuestro entorno.

      Gracias de nuevo.
      Un fuerte abrazo.

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  12. Tienes razón Julio David, es difícil pero debemos perdonar y comprender sus razones, todo el mundo merece otra oportunidad y no debemos ser nosotros quien se las neguemos.

    Muchísimas gracias.
    Un abrazo.

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  13. Irene, me has dejado vuelta al aire. No sabía muy bien de qué trataba tu hermoso relato, pero me estaba gustando mucho. Ese final que desvela, por fin, el tema me ha golpeado con toda la fuerza que solo lo bien narrado puede tener.
    No hay nada más intolerado en este mundo que abandonar a un hijo (si se es madre, para los padres está mucho más aceptado) y, sin embargo, hay muchas razones que pueden llevar a ello. A veces, incluso, el bien de los hijos.
    Conozco dos casos: una madre abandonó a sus hijos con catorce y quince años dejándolos con su padre. Jamás la he visto sentir, o al menos manifestar, el más mínimo pesar. Otra se lo planteó cuando el niño era pequeño, pero se dio cuenta, a tiempo, de que jamás se lo podría perdonar, jamás podría llevar una vida normal y sería muy desgraciada si lo hacía. Rectificó a tiempo, y sin embargo, a veces pienso que ese hijo hubiera sido más feliz viviendo con su padre. En ocasiones, el egoísmo no está en el abandono, sino en la permanencia.
    Un beso.

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    1. Hola Rosa,
      Agradezco muchísimo tus palabras, me confortan y animan a seguir escribiendo.
      Por mi parte solo conozco un caso y las razones fueron puramente egoístas. Estoy totalmente en contra del abandono, porque comprendo a la familia como un vínculo indestructible, pero también sé que cada caso es un mundo y algunos de ellos quizás tengan razones con suficiente peso para que los demás desde nuestra lógica entendamos.
      Al final es muy fácil juzgar desde nuestro soporte, (muchas veces peco de ello).

      Me quedo con tu última frase (En ocasiones, el egoísmo no está en el abandono, sino en la permanencia.) Y es así, nos fijamos en el que se va, pero no en quien queda, solo nos compadecemos de la situación pero no valoramos si esta mejoraría.

      Gracias de nuevo.
      Un besazo.

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  14. No me queda mucho más para comentar, salvo que reflejaste a la perfección la angustia de quien sabe que no se puede volver atrás. Como dijo alguien ya, solo queda aprender a vivir con ello.

    Un beso grande!

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    1. Gracias por comentar Denise, te lo agradezco muchísimo.
      Vivir con ello en cierta manera es rendirse, pero si no hay más opciones, entonces si se deberá aprender a sostenerse de esa manera.

      Un besazo.

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  15. Según iba leyendo sabía que quien hablaba estaba destrozado por los remordimientos, aunque nunca hubiera imaginado el origen de estos. El final me ha dejado asombrada, sobre todo porque uno siempre piensa que quien abandona a sus hijos es un desalmado (desalmada en este caso), pero no, también tiene conciencia.
    Fenomenal y desgarrador testimonio en forma de letras.
    Un beso grande, Irene.
    P.D. Perdón por el retraso en comentar pero me desconecté del mundo cibernético durante unas semanas.

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    1. Hola Paloma,

      Perdona que te conteste tan tarde, al final también me decidí por desconectar gran parte del mes de agosto. Ahora a mi regreso me encuentro con tu alentador comentario, te lo agradezco muchísimo.

      Un besazo, fuerte.

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  16. Terrible y sobrecogedor tu relato. Es muy fácil decir que no nos castiguemos, que no sintamos remordimientos, que no nos dejemos arrebatar por la culpa, pero pensamos y volvemos una y otra vez a la causa de nuestros tormentos; qué hicimos que no debimos hacer, que no hicimos que deberíamos haber hecho.

    Un abrazo.

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    1. Hola Francisco,
      La culpa es terrible y el remordimiento carcome cruelmente. A veces es imposible no dejarse llevar por ese bucle autodestructivo.

      Muchísimas gracias por tus sentidas palabras.
      Y por quedarte a formar parte en el blog, me alegro de verdad.

      Un fuerte abrazo.

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  17. Duro relato Irene en el que los remordimientos no dejan vivir.
    Me ha gustado mucho ver esa otra parte, los humanos juzgamos muy fácilmente y con tus letras nos haces ver que hay razones que a veces no se entienden o no existen pero hay también sufrimiento por parte del que abandona, que es algo que arrastra en su vida como una pesada condena.
    Besos

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    1. Hola Conxita,

      Muchísimas gracias por tus palabras, es muy fácil juzgar a los demás, yo la primera, y no intentar comprender las razones o circunstancias que llevan a tomar diferentes decisiones. La vida tiene demasiados contrastes para limitarlos solo a lo que creemos correcto o no. Finalmente tenemos que aprender a vivir con ello y las emociones que despiertan, que en este caso son de un tristísimo desenlace.

      Espero que hayas disfrutado mucho de las vacaciones.
      Besos.

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  18. Un relato genial Irene! Al principio me ha costado entenderlo –si, necesito otro café bien cargado, jaja– pero a medida que he ido llegando al desenlace he comenzado a ver cual es la emoción que predomina y lo que realmente significa. Es la resignación, cargada de remordimiento de la protagonista la que nos cuenta lo que hizo, al final del relato, con un final que te toca hondo. Vamos, que me ha parecido un texto muy bien escrito y con un mensaje profundo Un fuerte abrazo! ; )

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    1. Hola Ramón,
      Yo también tomo exceso de café, (para ser sinceros, estoy enganchada) sino no soy persona, jeje
      El remordimiento la consume y no le permite avanzar.
      Muchísimas gracias por tus palabras.

      Un fuerte abrazo, ;)

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