Contemplo tus manos y me adentro entre sueños, es allí donde la
necesidad grita. Suspiro, las miro, esas manos que tanto deseo, las imagino, etéreas,
recorriéndome, impregnándose de la superficie; de mi piel. Retengo ese
pensamiento y ésta se eriza en respuesta, no importa donde me encuentre acabo
ruborizada. Es entonces cuando reviso el entorno, no quiero, no puedo
delatarme. Desde tu regreso mis nervios están crispados, alterados, emocionados.
El deseo es tan fuerte que a penas logro controlarlo. ¿Cómo hacer? ¿Cómo
comportarme? No puedo, y sé, lo sé, estás con ella, la escogiste antes que a
mí. Yo que te entregué el alma, pero no fue suficiente acabé relegada. Y no
te culpo por ello, no, pero me lo prometiste no regresarías, nunca más volvería
a verte y ahora de nuevo estás aquí. Y tus manos. Las evoco, a ellas, sí. Agarradas
con fuerza y necesidad, viajando por el cuerpo que tanto deseabas, con qué
rapidez la pasión se tornaba necesidad, aire, como ilusa de mí dejaba que
hicieran todo lo que les placía. Yo era el tributo con el que te alimentabas.
Pero era solo eso. Nada más. Más tarde llegó ella y todo cambió, las llamadas
se convirtieron en breves mensajes y al tiempo el silencio era nuestra única
seña. Te busqué; desesperada, me ofrecí; rebajándome, pero lo
dejaste claro no era ella. Eso sí, y te lo agradecí entre lágrimas e impotencia, te compadeciste
prometiéndome lejanía. Ahora has roto esa promesa, y yo, te admiro desde la
distancia, aprisiono el recuerdo, entre los muslos; y suspiro. Cadencia,
hambre, nostalgia de un pasado caótico.
El primer día de tu regreso ya me llegaron las noticias, volaron,
vi maldad entre los murmullos, sonrisas complacientes, crueldad vestida de
compañía. Intenté que no se notara, pero solo tu nombre ya es capaz de
arrancarme el aliento y con él la vida. Lo supieron, y yo, no pude o no quise
hacer nada para que no se me notara la inquietud. Eso todavía te pertenece, mi
dolor, recuérdalo, será tuyo para siempre. No quise buscarte, ni siquiera
intenté moverme por los mismos círculos de antes; los nuestros. Por temor a
encontrarte, a verte, sabía que delataría a esos gritos que nunca
fueron acallados. Porque nadie ha conseguido arrancar de mí las mismas
suplicas. Y lo intenté, juró que lo intenté. Pero acabé conformándome con
copias baratas, hasta yo me transformé en una de ellas. Imité sonrisas,
conversaciones, gestos, pero toda aquella farsa no era
suficiente. Y fue entonces cuando toqué hondo, no quieras saber de lo que fui
capaz para olvidarte, no me hagas volver hacia atrás para admirar en lo que me
convertí. Esa no era yo. Fútil copia capaz de cualquier cosa para extirparte de
la piel. Ahora has logrado lo que no conseguiste la primera vez,
que la odie. Esa inocencia que transmite, esa calma que respira. ¿Por
qué a ella se la has entregado? ¿Por qué a mí solo supiste darme sufrimiento? Celos,
ahogo, soledad. Nunca estaba completa. Ni siquiera cuando compartíamos sala.
Necesidad y más necesidad, y tu voz reclamando, exigiendo todo de mí; todo.
Disfrutabas de la ansiedad, te relamías y glorificabas, los dos lo sabíamos, nunca
habría nadie más, solo tú. No nos mentíamos. Por eso ahora la detesto a
ella y no a ti. Deberías ser tú el portador de todo el resentimiento, pero no
puedo, por más que lo intento la lógica solo responde a que se ha quedado con la
parte buena, mientras que yo solo conozco la escabrosa, la insana y el recuerdo de esas malditas
manos que hoy todavía siguen aprisionándome el corazón.
Hubiera vivido con el silencio de ese odio lo prometo, pero lo
estropeaste, no debiste enviarme ese mensaje fue demasiado para mi frágil aliento, no
lo esperaba, ¿qué querías? No tenía nada que dar, todo te fue entregado. Golpeaste
demasiado adentro, tenía que terminarlo, con eso, con nosotros, tenía que
hacerlo; discúlpame. Sé que ella lo entenderá, sé que a la larga cuando no
estés a su lado comprenderá por todo lo que yo tuve que vivir. Como a cada
segundo que no disponga de tu presencia el aire dejará de entrar en sus pulmones. Y me perdonará por los dos, por ti.
Esta noche cuando nos encontremos seremos el pago, una sola moneda que entregaremos al barquero para que este nos conduzca al inframundo que tanto nos merecemos. Lejos muy lejos, con un último beso todo terminará.
Entonces sé que por fin me alcanzará la paz. Y tú mi querido amor, poseerás lo que siempre mereciste. A mí.
Mi querida Irene, qué lenta muerte es el desamor, nunca conseguimos desintoxicarnos de él. Un relato lleno de todos esos matices pero bellamente dictado por tu maravillosa pluma.
ResponderEliminarMil besitos y feliz semana.
Muchas gracias por tu cariño Ana María, te lo agradeceré siempre.
EliminarUn beso enorme y feliz día.
Hola, Irene. Cómo larva muchas veces el desamor hasta que termina por devorar la razón.
ResponderEliminarLa protagonista explica muy bien su estancamiento en lo inconcluso, en lo no resuelto.
Un abrazo grande!!
En este caso la protagonista si quiere cerrar con ese círculo que la devora. Muchas gracias por tus amables palabras.
EliminarUn abrazo, amigo.
Oh qué pena me ha dado ella, cuánto sufrimiento, cuanta desesperanza, enamorada, incapaz de avanzar, anclada en un amor que no la quiso suficiente y ese final que no aceptó, qué malo es el desamor y qué fácil parece traspasar esa barrera entre lo que está bien y lo que está mal, ese si no es para mi que no lo sea para nadie.
ResponderEliminarMuy buen relato Irene, transmite inquietud y desasosiego, mientras con tus letras vemos esa obsesión que acaba haciéndole perder la razón.
Besos guapísima
Tienes razón el sufrimiento para ella se vuelve obsesivo, perjudicándola y no dejándola avanzar, a tal punto que su desesperación le hace cometer una locura.
EliminarMuchísimas gracias por tus palabras Conxita, te las agradezco enormemente.
Muchos besos.
Como entiendo ese "nadie ha conseguido arrancar de mí las mismas súplicas"... Ignoro si el relato es ficción o biográfico pero parece salido de un alma sensible como la tuya. Comparto ese "desdén" por "la otra", pero no te equivoques, querida Irene, el culpable es él, ¿qué pretende con ese mensaje, que no le olvides? Pues debería saber que evocar duele.
ResponderEliminar¡Un fuerte abrazo, pretty!
Hola Chelo,
EliminarNo padezcas que es ficción. Qué bonito lo que me dices del alma sensible, gracias, :)
No la odia porque esté con él, sino porque le ha sido entregado la calma que por el contrario ella nunca consiguió, ese es su resentimiento.
Eso digo yo, ¿qué pretende con ese mensaje?
Muchas gracias, guapa.
Un beso enorme.
¡Suerte en el concurso! Se me olvidó, Irene ;-)
EliminarUn beso
Muchas gracias, preciosa! ;)
EliminarE igualmente.
Un beso.
¡Ayyy esas angustias del desamor... la otra cara de aquellos dulces tiempo en que nos amaban!
ResponderEliminarQué injustos somos a veces cuando "nos arrebatan" el oscuro objeto de nuestro deseo, y odiamos al ladrón en vez del al robado, sujeto directo de nuestro amor por él.
Centrándome en tu conseguido texto Irene, de frases muy cortas y angustiadas, me parecen un SOS de una narradora en primera persona compulsiva. Desde luego la impresión de obsesión más que conseguida.
Hasta pronto Irene, un abrazo.
Qué difícil es a veces decir adiós, sobre todo cuando no nos dejan. Muchas gracias Tara, :) Al leer tu comentario me quedo feliz de haber sabido transmitir los pensamientos y emociones de la protagonista.
EliminarUn beso.
Un precioso relato buscando en el interior del desamor la belleza de lo amargo. Las personas, y sus historias de amor, acaben de la manera que sea, son siempre especiales, pero en esta historia hay algo muy autentico, doloroso y paradójicamente bello a la vez.
ResponderEliminarIrene has encontrado mucha verdad en tu texto, mucha sensibilidad y a la vez mucho dolor.
Te felicito por saber transmitir, justo lo que querías transmitir y es que el amor a veces duele, a veces mata, pero precisamente por ser algo tan maravilloso.
Un beso, enhorabuena y feliz semana.
Me sonrojas Miguel, mil gracias por tus palabras de verdad que te las agradezco, son alas para mí.
EliminarGuardaré este mensaje con gran cariño.
Un beso y feliz día para ti también.
Brutal, Irene. Un monólogo interior rotundo en el que has dotado de piel, sangre y lágrimas a este personaje de ficción. El torrente de emociones que transmite entre el amor, la pasión, la resignación, el resentimiento, la entrega... Todo amontonado, como debe ser en la mente del amante abandonado que se resiste al amor. Te lo digo en serio, tras tu ausencia en el blog, cada relato manifiesta una mayor madurez en tu narrativa. Enhorabuena!
ResponderEliminarEs lo mejor que podías decirme David, de verdad, creo que con cada retorno he ido buscando una parte de mi escritura que estaba... no sabría decir la palabra para explicarlo, sería algo así como desdibujada. Pero si he de ser sincera, casi todo os lo debo a vosotros, sentir comprensión, refuerzo y alas a uno solo le dan ganas de aprender, crecer y mejorar. Gracias por todo tu apoyo, es muy valioso.
EliminarPero eso sí, todavía me queda muuucho camino y espero seguir contando contigo, :)
Un abrazo.
gracias muchacho besitos
ResponderEliminarMuchas gracias por comentar, Mucha.
EliminarUn beso.
Hola Irene,
ResponderEliminarUn relato muy intenso que consigue hacernos sentir el desamor, la angustia, los celos, la desesperación... una mujer atrapada y que no consigue ver la salida a esa situación. Desgraciadamente la mente a veces juega esa mala pasada y no ayuda a poder desprenderse de los que no nos quieren, debería potenciarse como herramientas para sobrevivir.
Me ha gustado mucho Irene, hay mucho sentimiento y autenticidad en tu relato.
Un abrazo muy fuerte amiga.
Si es verdad, debería potenciarse como herramienta para sobrevivir, estoy totalmente de acuerdo contigo Xus.
EliminarMuchísimas gracias por tus palabras, amiga.
Un beso enorme.
¡Hola Irene!
ResponderEliminarCuánta intensidad, es que el amor duele y mucho.
Me ha encantado, y ni siquiera me ha dado pena lo que va a ocurrir aunque no sea lo correcto, un corazón herido tarda mucho en sanar y si además le reabren la herida con un mensaje...pues claro, le tocará un viaje al inframundo. Y además acompañado.
Besos.
¡Hola, Gema!
EliminarEl mal amor duele, sí, demasiado y se vuelve cruel y mezquino, sobre todo por aquella mano que no quiere dejar ir y reserva a conveniencia.
Muchísimas gracias por tus palabras.
Muchos besos.
¡Hola Irene! Una prosa poética realmente intensa con la que reflejas la autodestrucción de una mujer a causa de un desamor que se le ha convertido en una obsesión. Reflejas perfectamente ese sufrimiento y la amargura, se pueden casi tocar; es muy real y triste.
ResponderEliminarEnhorabuena Irene por este excelente relato.
Un besazo guapa.
Te lo agradezco Ziortza, me alegra saber que he sabido reflejarlo, pero mucho más que lo hayas sentido y me lo digas.
EliminarMuchísimas gracias, preciosa.
Besitos.
Conmovedor, Irene. Extraordinario. La obsesión, como la melancolía, es adictiva y capaz de deconstruirnos hasta lo más hondo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias por tu bonito comentario Juan Antonio. Yo también creo que la obsesión es adictiva y destruye todo lo que la envuelve.
EliminarUn abrazo.
Un relato duro, monólogo interior que destila angustia y desesperación. Frases cortas y muy puntuadas que dan velocidad al relato y acrecentan la sensación de angustia. Has conseguido una intensidad difícil de alcanzar, Irene. Un saludo.
ResponderEliminarMe alegra saber que ha sido de tu agrado.
EliminarMuchas gracias, Jorge.
Un abrazo.
Qué cantidad de sentimientos en unas pocas lineas. Has condensado en el texto toda la gama de variadas emociones que transitan entre el odio y el amor. Precioso relato.
ResponderEliminarUn beso.
Vuelvo a contestarlo que antes no sé que hecho, solo repetir palabras. Necesito comer, mi cerebro pide energía, ;)
EliminarHe intentado que el personaje transmitiera sus emociones para así comprender su dolor.
Muchas gracias, Rosa.
Un beso.
Me ha encantado como te has expresado y me ha encantado tu post muy bonito guapa.besos te espero en mi ultimo post
ResponderEliminarMuchas gracias Silvia.
EliminarVuelve siempre que quieras, me hará muy feliz leerte de nuevo.
Un beso.
Cuando el amor por alguien produce esos sentimientos tan absolutos de entrega, deja de ser amor para convertirse en una obsesión enfermiza. Y hay mucho de eso dando vueltas por ahí, más de lo que se cree.
ResponderEliminarY él, un ególatra, es tan enfermo como ella en su jueguito de irse para después volver, de dar y quitar.
Lo expresaste estupendamente, en una prosa apasionada que hace muy visible el dolor de la protagonista y su tremendo final.
Un abrazo bien grande, Irene.
Yo lo veo como tu Mirella, no puedo añadir mucho más, solo repetirte. Y es que es así, el amor no es eso, ni tampoco la otra parte debería aprovecharse de la situación en la que se encuentra.
EliminarMuchísimas gracias por tus palabras.
Un besazo enorme.
Muy buen relato. Gracias Un abrazo
ResponderEliminarGracias a ti Betty, siempre.
EliminarUn abrazo.
Menudo relato, Irene, tremenda la angustia que le provocan los celos, el desengaño amoroso es un cáncer que la mata por dentro. Literalmente. Enhorabuena por mostrarlo con semejante rotundidad.
ResponderEliminarUn besazo.
Eva, muchísimas gracias por la fuerza que desprende este comentario, así es.
EliminarUn beso enorme.
La obsesión solo trae sufrimiento y los celos engendran odio. Y ambas cosas suelen conducir a un fatal desenlace, como el de tu relato, aunque, paradójicamente sea el único y último recurso para alcanzar la paz.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es terrible Josep Maria, pero para la protagonista es la última opción que le queda.
EliminarMuchísimas gracias por comentar.
Un abrazo.
Soy también de la opinión que además del lirismo que transmites con tus letras, hay tanta autenticidad en tu texto, como para pensar que la narradora en primera persona, es también la propia autora.
ResponderEliminarLa obsesión enfermiza puede resultar tan paranoica, como para crear culpables donde sólo hay víctimas, o personas utilizadas por el auténtico verdugo, quien se aprovecha descaradamente del poder de seducción que ejerce sobre ellas, como un canalla sin escrúpulos ni sensibilidad alguna.
Era de suponer este desgraciado final, como catarsis de la propia narradora.
Un beso.
Si es así me siento muy pero que muy complacida Estrella, pero muchísimo. Escogí escribir en primera persona porque da más amplitud a la hora de adentrarse en los sentimientos y emociones, siendo esta la encargada de transmitir al lector su caótica situación. También da más pie a empatizar con la protagonista y uno quizás intente hasta comprenderla.
EliminarMuchísimas gracias por tus palabras, amiga.
Un beso enorme.
Tremendo relato. Dolorido y muy angustioso. Fantástico, Irene.
ResponderEliminarMuchas gracias por pasar y comentar, Marta.
EliminarMuy agradecida.
Un beso.
BUFFFFFFFF.... Que mal cuerpo me has dejado (normalmente aquí diría un insulto cariñoso, pero me lo guardo). Sin duda "intensidad" es la palabra que lo define. Buen relato.
ResponderEliminarUn abrazo
Muchas gracias por esa intensidad que has sentido, David.
EliminarTe lo agradezco.
Un abrazo.
Estremecedor e intenso relato en donde me descubres las dos caras del amor. El bien entendido y el que no se entiende por las causas del miedo, la inseguridad o esa falta de autoestima necesaria para salir adelante y dejar a (él.) que sea feliz. Supongo que le fue muy difícil a su noble u sensible espíritu.
ResponderEliminarMaravillosamente bien narrado, querida Irene.
Me ha encantado.
¡Muchos besos!
Es difícil no ser correspondido pero lo es más cuando a uno no le dejan avanzar. El amor no creo que fuera entendido por ninguna de las dos partes, allí había más necesidad y sufrimiento que la estima que pudieran en algún momento prodigarse. Si algo les unía era la dependencia.
EliminarMuchísimas gracias por tu cariño, Mila.
Un beso grande.
Un gran relato Irene, con todo el desgarrado dolor que supone el desamor. Cuando se entra en un estado de ceguera tan grande solo se busca a un falso culpable con quien descargar nuestra rabia. Solo con el tiempo llegamos ver las cosas desde otra perspectiva. Una narración espléndidamente narrada y muy auténtica. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarEl tiempo es un auténtico sanador, ¿qué haríamos sin él? Suerte la nuestra de tenerlo. Por desgracia para ellos ese tiempo no existirá.
EliminarTe agradezco muchísimo que hayas pasado a comentar esta entrada Marina.
Un beso.
Dolido, sentido y barbaramente patético todo ese despliegue de emociones nocivas y enfermizas, a esto le llamaría dependencia emocional en grado superlativo, 911 o SOS sentimental, mas que desamor.
ResponderEliminarNo puede haber desamor donde no hubo amor, y tu relato deja ver muy claro la ausencia de este por ambas partes. Se respira necesidad por ambos lados, la de él pasajera, la de ella, adictiva e insana, pero amor definitivamente no es. El amor nace de la felicidad interior y se nutre de la libertad, algo que ella no parece haber tenido nunca.
Si alguien se agarra de un sentimiento como su tabla de salvación, es muy probable que la otra persona lo note y se aleje, pues no quiere hundirse en el abismo de la desesperación de esa persona. Nadie se pone camisa de fuerza por si mismo.
Irene, el hecho de que sepas plasmar con tanta fuerza esos sentimientos de angustia, frustración y dolor, lo único que me deja ver es tu gran talento y la clase de escritora que eres, para nada te imagino a ti en ese disfraz de victima tan lastimoso. Alguien que exhibe un grado de madurez como el que dejas ver en tus escritos y comentarios, me merece una mejor autoestima.
Excelente manejo literario para hacernos llegar la lluvia sentimental tal cual la vive y siente la chica, que ojala y te animes a darle otra oportunidad y escribir una segunda parte.
Abrazos querida jovencita.
Hola Harolina,
EliminarPrimero de todo tengo que agradecerte una cosa, bueno varias, pero empiezo por la primera. El tiempo que dedicas a mis entradas, como las desgranas y extraes de ellas tanta información, es impecable, maravilloso. Te admiro por ello porque yo no sé hacerlo.
Por otra parte estoy de acuerdo, esta relación no nació del amor, existió deseo, necesidad, dependencia y otros sentimientos que nada tenían que ver con amor, solo con sufrimiento, celos y resentimiento. Por eso debo decirte que lo siento pero no puede haber una segunda parte, el final así lo muestra.
Y ahora la parte en la que me llamas escritora, bueno, hoy estoy teniendo un día redondo te lo digo de verdad, y estoy enormemente agradecida, pero tanto que despego alto y hasta vuelo.
Mil gracias.
Un beso querida amiga.
Irene, eres una artista.
ResponderEliminarHe percibido desde las primeras líneas la desesperación de la protagonista. Esas frases cortas unidas por un punto y seguido denotan toda la angustia.
Por eso me veía venir que algo malo iba a suceder.
Cuando el amor se convierte en obsesión conjugado con muy baja autoestima la cosa no puede acabar bien.
Un besote muy grande, guapa.
Muchísimas gracias por tus palabras, Paloma.
EliminarMe alegro que así lo veas, la intención que tenía al escoger relatarlo en primera persona y con las frases cortas es que se percibieran todas las emociones de la protagonista, hasta ese atroz final.
Un beso enorme.
Precioso relato, Irene, lleno de intensidad, de emociones, de frágil humanidad...
ResponderEliminarEl amor y el desamor son dos caras de una misma moneda, capaz de transformarnos y de hacernos tomar decisiones que habríamos creído imposibes en otras circunstancias. Tu protagonista tiene el corazón y la vida rotas; puedo entender que opte por un final tan drástico que seguramente ella encuentra el más lógico del mundo...
Me ha encantado tu relato, Irene. Resulta tan sincero, tan creible, tan auténtico que me ha sobrecogido. ¡Enhorabuena!
¡Un beso enorme de finde, guapa!
Te doy la razón Julia, uno puede transformarse y no reconocerse y lo peor de todo serán las decisiones que tome en ese momento, porque quizás ya no haya vuelta atrás, como en este caso.
EliminarGracias por tus palabras, te las agradezco mucho, mucho.
Besos, y feliz inicio de semana.
Es curioso cómo el amor apaga el interruptor de la razón. Cómo la pasión nos nubla los sentidos y nos convierte en una especie de fanáticos del sufrimiento. Quien habla en este relato ha sido víctima de esa fiebre de la pasión desmedida, los celos y el resentimiento, que son la otra cara de la moneda.
ResponderEliminarHas escrito un relato muy intenso, con las palabras precisas de quien da tanto por alguien, que al final algo tiene que quitar en compensación.
Un besote, Irene.
Si aquí hay de todo pero no amor o por lo menos no amor del bueno.
EliminarDeseo, frustración, necesidad que lleva a la protagonista hasta un infierno del que le es imposible salir, porque no comprende porque ella no obtuvo lo mismo, y él a su vez sabe como jugar y sacar todo lo que necesite en el momento que quiera.
Muchas gracias, Sofía.
Un beso.
Cuanta oscuridad impregnada de una malsana obsesión.
ResponderEliminarMe has llevado de la mano a un inframundo pasional lleno de emociones y sentimientos encontrados pero igual de violentos y desaforados.
Nadie ha de ser esclavo de nadie al igual que nadie debe convertirse en amo.
Creo que el amor enfermizo conduce a drama y tragedia digna de los autores griegos que resolvían sus obras con tremendos desenlaces.
¿Cuantos perdedores en tu relato? Lo tres que aparecen al menos.
Sabes desenvolverte bien con las palabras amiga.
Besos
Desde el inicio del relato ya estuvieron presentes las tres víctimas, aguardando adormecidos, delimitados en tiempo, hasta el mensaje, fue en ese momento cuando se precipitó el final.
EliminarMuchas gracias por el piropo Francisco, pero todavía tengo que aprender mucho de vosotros.
Un beso.
Hola Julio David,
ResponderEliminarPrimero de todo gracias pero no solo por comentar sino por lo que veo en tu mensaje, preocupación, para que luego digan que las pantallas de ordenador no dan calor.
Ahora bien, no puedo darte la razón, lo siento pero no estoy de acuerdo.
De la misma forma que dices que uno al escribir no puede ponerse en la piel de una persona que sufre por desamor, tampoco podríamos escribir en primera persona el personaje de un asesino en serie. Y lo hacemos.
Pero solo porque eres tú y para que te quedes tranquilo, puedo asegurar que en mi congelador no guardo piezas extrañas, ;)
Pero si quieres culpar alguien, pues nombraré a Alejandra Pizarnik, he vuelto a caer de nuevo en sus redes.
Un abrazo, amigo.
¡Qué relato apasionado! Te aseguro que me has abierto las puertas al universo femenino porque la forma de narrar, tan intimista, tan cercana, me ha permitido saber cómo una mujer vive la intensidad de la angustia del sufrimiento por amar a quien a dejado de quererla.
ResponderEliminarY en verdad te ha quedado estupendo, porque logras trasmitir mediante el recurso del apremio por contar en forma apresurada, casi sin intervalos, el sentimiento de dolor y rencor que crecía dentro del corazón de la protagonista.
Muy buen trabajo, Irene.
Te deseo la mejor de las suertes para el concurso. Un beso.
Ariel
Mil gracias por tu valoración Ariel, estoy muy agradecida por tus palabras.
EliminarSeguro que opinas como yo, todos somos ganadores, solo teniendo la posibilidad de llegar a otros compañeros y compartir lo bonito que es la palabra, ya es suficiente.
Un beso.
El desamor acaba llevando a la locura y al más trágico final. Precioso relato.
ResponderEliminarMucha suerte en el concurso.
Hola Beatriz,
EliminarMuchísimas gracias por tus palabras.
Un beso.
Hola Quimera, ay que sosiego y que pena siento por esa protagonista. Un saco de sentimiento y emociones, donde se mezclan soledad, mucha, resentimiento, desamor; qué obsesión con ese hombre hasta...¿la muerte? no por dios. Hay frases cortas que me han llegado:"crueldad vestida de compañía" (esta lo dice todo) o "es allí donde la necesidad grita" casi resumen la historia. Intenso Irene, un torrente a borbotones de emociones. Un abrazo linda
ResponderEliminarSi el escrito te ha llegado tan adentro, me siento muy feliz por ello Eme, es más de lo que podría pedir.
EliminarMuchas gracias por tus palabras, preciosa.
Un fuerte abrazo.
Hola, Irene. Uffff, profundo texto; sus palabras destilan tanta pasión como tiene la intrincada personalidad de la protagonista. Nos llevas por recovecos donde los sentimientos surgen en cada frase erizando la piel. ¡Enhorabuena por el trabajo y gracias por compartirlo!
ResponderEliminarTe deseo suerte en el concurso.
Un abrazo.
¡Hola, Patxi!
EliminarEstoy muy agradecida por tus palabras Patxi.
La suerte ya es mutua, :)
Un abrazo.
Irene has narrado en primera persona unos sentimientos que lleva a la protagonista a desear, amar, tener celos,adorar a un amor que le ha dejado por otra. El arrebato final es lo inesperado pero una mujer que demuestra celos es una obsesión para los sentidos.¡Suerte en el concurso!
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Mamen,
EliminarSi lo que siente esta mujer es una obsesión, que la otra parte no deja de alimentar.
Muchísimas gracias por comentar.
Un abrazo.
El desaliento y la desesperación del desamor en estado puro, intenso, pasional.
ResponderEliminarBuen y triste relato el tuyo, Irene. Te deseo lo mejor en el concurso.
Un abrazo.
Hola Bruno,
EliminarMuchísimas gracias por comentar y decirme tu parecer.
Un abrazo.
¡Hola Irene! Un relato apasionado, marcado por el desasosiego de la protagonista. Narrado con un lenguaje que fascina al lector. Enhorabuena. Un gusto compartir contigo en El Tintero. Un abrazo.
ResponderEliminar¡Hola, Mirta!
EliminarGracias por tu amabilidad, te lo agradezco muchísimo.
El gusto es mutuo, :)
Un abrazo.
Hola Irene. Torrente de dolor, de angustia, desesperación. La tensión es infinita a lo largo de los párrafos para concluir en un dramático final. Lo he leído con interés y sosobra, por ver qué pasaría y sufriendo con la desesperación de la esa mujer, víctima de un amor apasionado y loco. (y el que esté libre... ;) ) Te dejo un abrazo y te deseo suerte en el concurso.
ResponderEliminarHola Vivian,
EliminarMil gracias por tus palabras, las guardaré con gran cariño.
Compartiendo nuestras letras y encontrándonos en el camino, ya somos muy afortunados, :)
Un fuerte abrazo.
Hola Irene,
ResponderEliminarEs un relato potente que llama la atención. Pero con tu permiso te pregunto algo, después de leer los comentarios que me preceden y en cierto sentido me descolocan:
La narradora ¿está describiendo un asesinato seguido de su propio suicidio? ¿es un suicidio ritual y pactado?. ¿A quién se dirige con su escrito?. ¿A la rival de forma indirecta?.
Son preguntas que tal vez merezca la pena contestar porque los que andamos por estos lares entiendo que pretendemos hacer literatura. Y ya sabes aquello que decía Rosa Montero «.. la literatura aspira a encontrar el sentido del mundo, el sentido de la vida, el sentido del dolor; no puedes reducir esa búsqueda inmensa y esencial a la sucia, ridícula y, a menudo, mentecata pequeñez de una venganza amorosa». Con la respuesta a alguna de esas preguntas o con alguna otra, se puede afinar un poco y trascender de la mera venganza ¿no?
Un abrazo y gracias por compartir tu obra
Hola Don,
EliminarSin permiso también puedes preguntar lo que quieras, ;)
No te lo puedo negar, muchos de los que estamos por aquí pretendemos escribir, por lo menos por la parte que me toca es así, intento encontrarme entre las letras y a partir de allí avanzar. Pero hay mucho más que todo eso, por eso entiendo lo que dices sobre que los comentarios te han descolocado, como ves a parte de buenos compañeros, todavía son mejores amigos.
Siguiendo con lo de intentar escribir, lo sé, es un texto que quizás no era para presentar a concurso pero aun así me sentía orgulloso de él, de allí la elección.
Y sobre tu duda, por favor si no te queda claro, no te cortes y dímelo. Se trata de un monólogo interior, que bien podría ir destinado a su ‘rival’ pero el texto en ningún momento la trata como tal, el odio que llegar a sentir es por la situación favorable en la que él la ha puesto a ella en la relación. Como ves al final para ella, el único culpable sería él. Desde el principio la relación que mantuvieron no fue sana: deseo, necesidad, dependencia, pero nunca existió base de amor. Y ahora él regresa y la busca. Nublada por el sufrimiento no encuentra otra solución que poner fin de la manera más drástica.
Solo me queda decir que espero no haber convertido este texto en una mentecata pequeñez.
Un abrazo, y gracias.
Esa es la cuestión. El lector tiene derecho a saber a quién se dirige el narrador, o mejor aún ¿dónde está en ese momento?. No me cansaré de insistir en que el narrador nunca se debe de confundir con el autor. Si el punto de vista de la autora es transmitir un monólogo interior tal vez tendría que buscar una narradora que no muera al final, pero no creo que sea ese el caso. ;-). La metáfora del óbolo a Caronte es muy potente y no puede pasar sin más. Una sola moneda para dos sombras errantes, es un acierto narrativo. Por eso merece la pena darle un par de vueltas y dejar que la narradora fluya y no se quede con una corta historia de celos de pañoleta. Al contrario de lo que dices, el texto que presentas no es de una mentecata pequeñez, por eso merece la pena dejarle fluir y que no quede en una historia de celos y culpables y amantes despechados. En el relato que ofreces y en la forma en que lo haces hay mucho más y así lo muestras con esa narradora en primera persona , pero sobre todo las imágenes potentes, las manos sobre todo las manos, la muerte como solución, el sacrificio ritual, etc. Etc... todo eso que está ahí y que la narradora maneja, no la interrumpas ni te dejes llevar por la tentación de parecer como autora entrometida en ese relato,que ya no es tuyo, si no de ella de la narradora .Déjala que lo muestre y no jibarices o "bonsairices" ;-) esa fuerza.
EliminarEso quiero expresar con mi despiste por los comentarios. En el relato hay algo más que emociones al uso, hay la fuerza del destino fatal de la tragedia clásica. A eso me refería. Y en ningún momento pretendo decir lo que debas o no debas hacer, ¡faltaría más, tal falta de respeto!. Pero sobre todo porque no sabría encontrar ese punto,de vista del que te hablo, mientras que en tu relato está ahí, un tanto oculto.
En fin, espero haberme explicado. Un gran trabajo que tal vez agradeciese un par de vueltas por tu parte. Naturalmente, no es óbice para que tenga una puntuación muy merecida . Un brazo
Hola de nuevo, :)
EliminarEres muy buen compañero, te estás tomando mucho tiempo conmigo así que gracias. Estoy intentando ver a través de tu percepción y empiezo a comprender lo que quieres decir. Lo meditaré no lo dudes, me has aportado otro campo visual, que por cierto; es muy diferente al mío o lo que hasta la fecha he comprendido como escritura, muy personal, porque al final escribimos para nosotros.
No te negaré que leyendo tus comentarios siento como si de repente tuviera que reestructurar parte de la historia que tengo proyectada en la cabeza. Pero me gusta la visión que me has planteado. Y eso es bueno.
Y sí, básicamente necesito exorcizarme y dejar de una vez de meterme donde no me llaman, ;) Pero sigo pensando y lo tengo que decir, es que soy muy cabezota, (ya lo ves) que precisamente en este relato la narradora y autora no van de la mano.
Muchas gracias, Don.
Un abrazo.
Hola Irene.
ResponderEliminarUn relato cargado de emociones, sin duda.
Suerte en el tintero.
Un abrazo.
Hola Jean,
EliminarMuchas gracias por comentar.
Un abrazo.
Hola Irene!!
ResponderEliminarMe encanta como comienzas con este retrato perfecto, visual y emotivo de las manos, mismas que se convierten en cadenas, en malditas, una dulzura y adoración que va tomando tintes tenebrosos por extremista... Un texto intenso por lo sentimientos que retrata y ese final que por el retrato de ella vemos venir pronto. Aunque hay un punto en que la sensación predominante es que la narración no avanza.
Mucha suerte en el concurso.
Abrazo!! :)
Hola Diana, :)
EliminarCon este texto pretendía que la protagonista se retroalimentara de las emociones, de ahí las frases cortas y repetitivas para que mostrara la obsesión que siente hacia la otra persona. Y uno al leerlo, pueda percibir su sufrimiento.
Muchas gracias por tus palabras.
Un besote.
Un relato con mucha profundidad, ella enclaustrada en el desamor flagelandose con el sentir al recordar aquello vivido y que no tiene más. Suerte Irene
ResponderEliminarHola Xavier,
EliminarQué bien que nos encontremos en el concurso, :)
Muchísimas gracias.
Ya somos muy, pero que muy ganadores.
Un beso.
Hola, Irene. Has escrito un gran relato y no es nada fácil hacer buenos monólogo y transmitir sin cansar los sentimientos que bullen en la cabeza de un personaje. Es verdad, como dice Don, que si uno en la exposición se acerca a la mitología el relato adquiere otra dimensión que hay que explorar.
ResponderEliminarSuerte en el concurso. Besos.
Hola Lana,
EliminarMuchísimas gracias por tu valoración.
Todo lo que sea para mejorar lo agradezco, así que de nuevo, gracias.
Suerte para ti también, :)
Un beso.