sábado, 15 de marzo de 2025

Historias cruzadas. La purga

 


‘‘sólo la sed

el silencio

ningún encuentro 

cuídate de mí amor mío

cuídate de la silenciosa en el desierto

de la viajera con el vaso vacío

y de la sombra de su sombra’’ 


Alejandra Pizarnik

 

Miró en todas direcciones, quizás más tarde se arrepentiría. Demasiadas relaciones fracasadas, todas nacidas de la dependencia, para no sentir soledad, abandono, necesidad de formar parte de algo, de alguien. Una familia. De no ser más que un vago consuelo que se alimenta de desconfianza y se abriga en severidad. Exhaló, experimentó miedo, acecho de que los errores la recibieran, exigiéndole retorno. Estaba sola. Glorificó ese instante con un suspiro que le nació del alma y le dio fortaleza para continuar. Iba a coger un autobús que la dejara en la ciudad más cercana, más tarde cuando sintiera la seguridad de la lejanía, haría autostop.

Durante semanas había estado hurtando dinero por aquí y allí, pocas cantidades que no llamaran la atención, no quería arriesgarse, no podría soportar la falta de estima, un nuevo golpe supondría la pérdida definitiva.

Era una presa manipulable, fácil de manejar, no tenía donde ir, nunca lo tuvo; se fue de casa muy joven, diecisiete años recién cumplidos, con su novio, el inicio de cada traspiés, era amable, y la quiso, pero el primer insulto sonó a represalia, luego, todo lo que ocurrió floreció en el horror.

Y llegó Ernesto, cuando lo conoció era agradable, quizás algo mayor, pero la miraba como siempre deseó; con amor. En poco tiempo, todo cambió, controlaba y acaparaba cada movimiento, no le gustaba sus amigas, tampoco la forma en la que vestía, poco a poco fue dándole todo, restó aquello que pudiera ofenderlo. El amor duele. Los celos son puñales. <<Él me quiere>>. Así paulatinamente hasta quedar una sombra antepuesta a otra.

Por alguna razón no fue ella la que dio por finalizada aquella historia, la dejó en un terreno de las afueras, con el fraude de un proyecto, y ella quiso creerlo, verlo; una casita con jardín, puede que un huerto, niños, los distinguió y hasta los abrazó en la nostalgia de un posible, pero allí no había nada de valor, solo ella. Aguardó, mostrando lo bien amaestrada que estaba, repitiéndose entre temblores <<No me dejará >> No regresó.

De aquel pasado rememoró unas cuantas noches en un albergue, antes, pero, acabó en una comisaría para denunciar la desaparición. Por la matrícula lo encontraron borracho en un bar, eso le informó el agente. En su interior algo malo se engendró, que la culpaba de las malas decisiones y éstas se daban la mano con otras, y así, hoy, con treinta y dos años nació de sus peores elecciones; la mejor. 

El cambio no fue inminente, hay fases de duelo, en los que se regresa al primer escalón, subiendo y bajando con un vaivén de odio, repudio y victimismo. De querer volver a aquella estancia en la que se creía resguardada, y en momentos de debilidad anclarse a otro sujeto, sin rosto, ni promesas.

Y apareció Natalia, su compañera de piso, uno cochambroso, mezquino como las emociones en las que se ligaba, y volvió a concebir consuelo, anhelo, procedencia. Pero la desnutrición con el tiempo aporta otros sentimientos menos nobles, un odio visceral, un apetito vehemente nacido del desamparo.

 

—¡Rocío! Chica, haz ruido que un día me matas del susto.

—Perdona —Murmuró, pegándole una última calada al cigarro.

—¿Qué has dicho? ¡Bah! No importa. Deberías dejar de fumar, por las noches te escucho toser. Me preocupas…—no la dejó terminar.

—Sí, sí. Adiós.

—¡Eh! Estamos hablando —chilló mientras veía como ésta bajaba los escalones a toda prisa. Hacía meses que convivían y todavía no había conseguido mantener una conversación, era impenetrable. —Terminarás cediendo.

 

Lo hizo, cedió. Una golosina, una nota en el frigorífico <<Te he dejado macarrones. Espero que te gusten>>. Pequeños detalles que provocaban que las escamas en las que se protegía fueran cayendo lentamente. Le explicó sus miserias, y de repente se vio reflejada, comprendida, como si su vida no fuera tan distinta a la de otros. Como si el dolor pudiera comprenderse, compartirse. Los sentimientos empezaron a bifurcarse. Hasta que llegó el día, la prueba final. El desenlace.

 

—Tienes que ayudarme, te juro que no quería que esto pasara, tienes que creerme, pero no dejaba de atosigarme, de enviarme mensajes, aparecía en el trabajo, exigiéndome que volviera con él. La encargada ya me había avisado que si volvía me echaba, ¡recuerdas!, ¿recuerdas que te lo expliqué? Qué hago, Rocío, ¡tienes que ayudarme!

—Tranquila, dime qué ha pasado.

—No lo sé, se me ha ido la cabeza, es como si mi mente se hubiera desconectado, le veía mover los labios, pero no lo escuchaba, y algo dentro de mí se ha despertado, el rencor trepaba como una bola de repugnancia, no sé cómo ha sucedido, un segundo más tarde tenía entre las manos el gato del coche y…, solo podía pensar que perdería el trabajo y al otro estaba en el suelo rodeado de sangre. ¡Lo he matado! No quiero ir a la cárcel por ese malnacido, no lo merezco, tú sabes que no.

—¿Dónde está el cuerpo, Natalia?

—En el maletero. El coche está en el descampado. ¿Qué hacemos? —Se estremeció por la pregunta que sentenciaba lo que ambas sabían.

—Vamos a deshacernos del cuerpo.

 

 

A las pocas semanas, su compañera apareció con otro hombre, en los meses que le siguieron empezaron los problemas, al año, un nuevo cadáver. Esta vez fue Rocío quien apretó el gatillo.

 

—Cuando apareciste para el anuncio, supe que eras la indicada. Mi anterior compañera se rajó, ¿puedes creerlo? Una cobarde, nosotras somos diferentes, no volveremos a permitir que nos destrocen la existencia. Por cierto, el otro día en el pub conocí a un tío, me dijo que se llamaba Ernesto, ¿averiguamos si es tu ex?

 

Y así, simplemente con un nos que se proyectaba como una raíz, Rocío encontró la familia que siempre codició. 




Hola, a todos.

Hoy os traigo un relato largo. Así que, si habéis llegado hasta aquí, ¡MIL GRACIAS!

Y pedid tanda para la tortilla de patatas, me sale riquísima, y no lo digo yo, no, tengo pruebas que certifican mis palabras. ¿Algún notario en la sala? ;)

Un montón de besos, y algún que otro abrazo.



30 comentarios:

  1. La verdad es que lejos de hacerse largo el relato te deja enganchado e incluso dan ganas de seguir leyendo las aventuras o desventuras de la parejita de angelitos que has creado jeje. Supongo que el crimen se parece en algo a la infidelidad: una vez que se rompe el bien o la lealtad; el alma se acostumbraa convivir con la mala conciencia. También resulta doloroso y curioso como las personas se acostumbran al dominio o al maltrato. El amor desde luego nunca debe ser dolor. Debe ser emoción, verdad y complicidad.
    Besos, Irene.
    P.D. La tortilla de patatas es mí plato preferido 😊; yo me apunto 😋🍻

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    1. Angelitos si son, negruzcos, pero… ¿empatizamos con sus acciones? ja, ja, ja.
      Quizás con esta historia inicie un precedente que se segmente en algo más, no lo sé, soy como una criatura desarraigada, cuando escribo una historia, la desecho al olvido.
      Me has alegrado y motivado, ensalzando un posible, MIL GRACIAS.
      La tortilla no falla, a quién no le guste algo siniestro esconde, ;)
      Besos, Miguel.

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  2. Que mal rollo,
    espero que un
    cacho tortilla
    lo arregle.

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    1. La tortilla siempre nos alegra, Orlando.
      Muchas gracias.

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  3. ¡Hola, Irene! Si es cocinar y asesinar todo es empezar... je, je, je. La verdad es que leyendo tu relato y conociendo a este par he pensado que aquí puedes tener una semilla argumental que poder desarrollar en una historia más larga y hasta una novela. Son dos personajes que casan muy bien con el humor negro y eso siempre es atractivo... y si además hay una sabrosa tortilla para la cena.... Un fuerte abrazo!

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    1. Ay, David. Me encanta cocinar, en las otras tareas, resido por pura necesidad, ja, ja, ja. Y escribir, para eso si que tenemos hambre, ¿verdad? Es lo que suelo comentar, escribo una historia y luego queda arrinconada. Tengo varios personajes que creo que sus historias podrían dar para más, quién sabe, por ahora disfruto del momento, en este año que llevo de regreso si que es cierto que existe un antes y después, y encima tengo vuestro inmenso apoyo.
      Mil gracias.
      Un fuerte abrazo.

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  4. Ay, Irene me ha encantado. Ya sabes que tengo debilidad por las historias criminales y cuando la venganza está por detrás... Siempre he dicho que la venganza está infravalorada. Bueno, hablando en serio, yo creo que sería incapaz de una venganza de ese tipo, pero leerlo me encanta.
    Un beso.

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    1. La venganza tiene su aquel, sobre todo si le une un lazo de comprensión, es como si de algún modo le dijeras al protagonista, te entiendo. No está bien, pero comprendo como has llegado hasta aquí.
      Y bueno, yo creo que tampoco sería capaz, ja, ja, ja O por lo menos, espero que no.
      Muchísimas gracias, Rosa.
      Besos.

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  5. ¡Ay, Irene! me has dejado de una pieza con este relato, que a pesar de ser duro me ha hecho mucha gracia el tono narrativo que usas.
    Incluso me has recordado una película que se le parece, pero no recuerdo el titulo ni gran cosa de ella, solo esos asesinatos ya casi por diversión.
    Poniéndole cara seria a la situación te comento que siempre he dicho que el poder de atracción es lo que más se revela en la vida, tu relato por ejemplo, es prueba de ello.
    Hay mujeres que tienen un imán para atraer maltratadores o vividores y explotadores, así como hay hombres que atraen a mujeres locas e inmaduras que solo buscan diversión y sacar ventaja económica. El karma lo carga uno y se quiera o no, se atrae lo que llevamos muy oculto dentro. Cuando atraemos lo mismo hay que hacernos una fuerte revisión, pues el problema está en nosotros, habiendo tanto bueno para elegir, nos decantamos por lo peor.

    El poema de Alejandra Pizarnik, ya es un buen aviso de lo que podría venir, me gustó su ¿sarcasmo?
    También me gustaron esas historias cruzadas, da para mucho, y se lee de un tirón, así sea para esa purga tan necesaria a veces. Mira que se te da genial ese humor negro y criminal. La música que lo acompaña seguro que las chicas la escuchan a menudo, ja, ja.
    Buenisimo Irene, ya te he dicho mucho que eres increíble pues se te da muy bien la escritura sin importar el género, eso es un gran don.

    Besos hermosa Irene y sigue soltando es pluma escritora sin parar.

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    1. Ay, el poema de Alejandra Pizarnik es premonitorio, resquemor, hambre y condena, no se puede expresar tanto con tan poco.
      Es cierto que a veces se atrae o se acepta por carencias, necesidad de que otros rellenen aquellos huecos que creemos insalvables, actuando de forma egoísta. Y, sobre todo, por falta de estima. A parte, normalmente estos roles son adquiridos, aprendidos y heredados, es triste, pero radicalizar un patrón conductual que visualizamos como normal es una tarea compleja.
      Y vaya si tienes razón, cuando dices que el problema somos nosotros. Verse y comprenderse es difícil, escurridizo y doloroso.
      Eso, eso, vamos a limpiar, saco la sosa y la lejía y no quedan ni las raspas. Tú trae los guantes, ja, ja, ja.
      Es que tengo un puntito lúgubre, menos mal que entiendes perfectamente mi humor, y ya puestos, lo compartes, :)
      Mil gracias por alentarme siempre con tanto cariño, mi querida Idalia. Nunca tendré palabras para agradecerte esta mano.
      Muchos besos.

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  6. Quizá, la película a la que se refiere I. Harolina Payano T es Fóllame (2002), de Virginie Despentes. Hablé de ella en la entrada 167. En cuanto a la entrada, está claro que mejor tener a esa dos adorables féminas como amigas que como enemigas. Por si acaso me las encuentro, me portaré bien.:)

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    1. Me pasaré a leer la entrada 167, Cabrónidas. ¿Hoy te has propuesto ser mi guía cultural?
      Sé bueno y no te pasará nada, ;)
      Muchísimas gracias.
      Un fuerte abrazo.

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  7. Hola, Cabrónidas, pues no creo haber visto ninguna película con ese titulo que me hizo reir bastante, ja, ja.

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    1. Yo tampoco, Idalia. Tendremos que ir a investigar de qué trata, :)
      Más besos.

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  8. Qué suerte que ha tenido, con lo difícil que es encontrar un buen compañero hoy por hoy. Espero que pronto sepamos más de ellas.

    Saludos,
    J.

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    1. Sí, José. Encontrar a un igual es complicado, me alegra y una barbaridad que quieras saber más de esta historia.
      Mil gracias.
      Un fuerte abrazo.

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  9. Premonitorio el estupendo poema de Alejandra Pizarnik, tal cual veo tb ha comentado nuestra querida IDALIA q además demuestra tener muy buen sentido del humor...Tremendas estas protagonistas tuyas ...pero supongo q es tal cual cuentas...a partir de ese instante en el q algo se rompe dentro ..de tanto te sar la cuerda, de tanta frustración..supongo ..Se engendra "eso" dentro , esa frialdad propia de los psicópatas qué les hace no sentir empatía por sus víctimas y normalizan el crimen .. Afortunadamente no todos los seres termsn siendo psicópatas..de hecho, para algunos estudios el psicópata nace, no se hace ...en fin, creo como dice IDALIA q hay ciertas personalidades q suenten una atracción especial por los maltratadores y después, tal cual ocurre en tu estupenda historia de vuelven ellos mismos maltratadores , incluso como aquí asesinas ..Buffff...un pinchito de tortilla si aún te queda por favor...a estas horas entre el estrés de tu historia y el hambre sería genial...un día hacemos concurso, a mí tb me quedan muy buenas , la mía con cebolla jajaja pero hoy si me dejas , pruebo la tuya : )

    Mil gracias por este ratito, la tortilla me la imagino , si sabe la mitad de rica q tus letras, puedes montarte un bar jajaja un beso gordo y muy feliz semana IRENE !!

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    1. Qué estupenda lectura, María. Mil gracias, siempre me expresas lo que sientes al leer mis escritos, no solo eso, los desgranas, los haces tuyos y expresas tu opinión personal, tanto de lo leído, como lo que ves y sientes por los personajes, :) Me siento súper afortunada.
      Mira que me pongo modo competitivo con el concurso de tortillas, la mía también con cebolla, siempre con cebolla, ja, ja, ja.
      Siempre tendrás un trocito, eso te lo aseguro.
      Muchos besos.

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  10. Me encanta Pizarnik, y me ha encantado el relato. Creo que podrías escribir una novela de él. Y creo que tendría éxito.

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    1. A mí también, a veces, eso sí, dejo de leerla por lo que llega a transmitir, luego regreso como buena adicta, :)
      Besos, Kiffi.

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  11. Tienen pinta de ser unas nuevas Thelma y Louise pero con mejor final.
    Hay que protegerse que hay mucha gente mala.

    Besos.

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    1. Por ahora son las ganadoras, eso es verdad. Me gusta eso de Thelma y Louise, :)
      Mil gracias, Xavi.
      Besos.

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  12. Buenas, Irene.
    Tras dos años y pico "desaparecido en combate", regreso al mundo bloguero y lo primero que me encuentro es tu relato (magnífico, por cierto; y muy bien hilado todo).
    Hace poco se nos fue Paul Auster, un autor al que le tengo un cariño especial (todo lo que he leído suyo me ha encantado). Una de las características más notables de su obra era la casualidad. En sus historias casi siempre había un nexo de casualidad que acababa uniendo a sus personajes. Este reencuentro me ha hecho acordarme de él.
    Te mando un abrazo, Irene.

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    1. Pero, ¿a quién tenemos aquí? Manitas aplaudiendo, qué alegría, Pedro. Justo hoy hace un año que regresé al blog, fíjate, qué extraña coincidencia ha propiciado el calendario. Pero una muy buena, qué digo buena, GENIAL.
      Muchísimas gracias por las palabras que le cedes a la historia.
      Un fuerte abrazo.

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  13. Lo mejor será no cruzarse con estas dos por si acaso.
    Excelente relato Irene, creo que daría para más la historia.
    Un abrazo

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    1. Muchísimas gracias, Nuria.
      A ver si salto ese cerco, :)
      Un beso.

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  14. Pues aunque sea largo se me ha hecho corto. Me encanta, y vaya par, jajaja.
    Las historias criminales me encantan, y esta lo tiene todo.
    Enhorabuena, y precioso el poema también, has elegido muy bien.
    Feliz miércoles.

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    1. Mil gracias, Gemma. Como me alegra que se te haya hecho corto, :)
      El poema es lo más, ya te dice de qué irá a historia, ja, ja.
      Besos.

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  15. ¡Vaya historia a lo Thelma y Louise te ha salido! En este caso mucho más sangrienta y vengativa.
    Dios las cría y ellas se juntan. Dentro de lo negro que es todo cabe el consuelo que sus víctimas se lo han buscado.
    Muy bueno, Irene.
    Un besazo

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    1. Al final cada uno se encuentra con su igual, en este caso, unas muy peligrosas, ;)
      Muchísimas gracias, Paloma.
      Un montón de besos.

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