viernes, 21 de marzo de 2025

El fin de los días. El Mesías

 



‘‘El viejo mundo está muriendo y el nuevo aún lucha por nacer: ha llegado la hora de los monstruos.’’

Antonio Gramsci

 

Todo empezó con pequeños cortes de electricidad, duraban segundos a veces minutos, tintineaba y se desvanecía. Después nos adheríamos a la normalidad. No hicimos nada, los de arriba, los que gobiernan con promesas de un pueblo certero, insistían sin tregua que todo era normal, que no debíamos preocuparnos, así que la comodidad en la que residíamos nos anclaba a continuar bajo el manto de un silencio apaciguado.

Poco a poco iniciaron las mutaciones, pasamos de minutos a horas. Siempre me creí una persona desarraigada, desconectada más allá de cubrir las necesidades básicas, pero cuando las pierdes, cuando te las arrebatan, allí uno es consciente de que está acostumbrado a riquezas que no le da ningún valor, solo las extraña cuando desaparecen.

Aterrizó el día en el que nos negaron el agua corriente, la luz en ese momento la desconectaban sobre las 6 de la mañana y vacilabas al pensar si podrías usar de nuevo algún suministro. La comida empezó a ser un lujo no asequible a cualquier paladar, los saqueos, robos y angustia repoblaban aquella sociedad dormida. La brutalidad era la respuesta a ese silencio de inicio. Era un caos, habitábamos con dolor, temor de que te agredieran por una porción. Por simplezas que antes desechábamos como si no tuvieran valía, ahora en cambio, lo eran todo. Ya no servían las palabras, ni discursos de que todo iba bien, la comprensión se esfumó. La ira creció ante la inconsistencia de la indiferencia.

Para entonces seguía viviendo sola, pero el miedo es una llama que crece silenciosamente, posándose dentro como una enfermedad. Cerraba las puertas y ventanas con todo el mobiliario que todavía conservaba de los trueques que utilizaba para subsistir.

Entonces apareció, él, se hizo llamar el Mesías, y lo creímos, ante la desesperación uno quiere, se obliga a manifestar cualquier forma, verdades veladas, y ese hombre expresaba las palabras exactas. La radicalización fue inminente o te unías o eras el repudio, formando parte de ese estrado inalcanzable para la gente corriente. Y me soldé, no me quedaban fuerzas para batallar, tenía hambre, desesperación, vivía rodeada de una miseria que iba más allá de las carencias con las que me amparaba.

Lo seguimos como corderos, acabando en un paraje, despoblado y decrepito, hasta los animales habían renunciado a esta sociedad marchita. Éramos nómadas sin rumbo que se dejan llevar por el mensaje de prosperidad de un salvador. Creándose entre nosotros un lazo, uno que el tiempo fue cercando y haciendo imposible despedazar.

Han pasado muchos años o puede que no, el tiempo en este momento es relativo, en este hábitat salvaje los meses se contemplan como lustros, lo que sí sé es que me siento como una anciana, mi cuerpo, mi alma han envejecido en esta nada que nos envuelve y rebosa. El camino hasta llegar aquí fue arduo, muchas veces quise renunciar, volver a ese momento donde el horror y dolor atenazaban mi aliento, la incertidumbre a lo desconocido me hacía anhelar aquello que me era familiar, otras, como ahora, en estos pocos suspiros que me restan para decir adiós, doy las gracias.

Nunca dije nada, callé como una cobarde que nada tiene, pero si lo puede perder todo; siempre supe que no era un enviado, pero oré por y con él, le entregué todo lo que tenía por el bien común. Renuncié a cualquier objeto material e inmaterial, y lo agradezco, porque hoy, a las puertas de abandonar este escenario, mis ojos aun estando cansados, pueden vislumbrar un verdor que ciega y brama esperanza, y esta luz, ésta, nunca la podré olvidar.

 

 

Hola, a todos.

Conocéis al marciando: Miguel Pina, sí, verdad. Pues si entráis en su blog descubriréis una crítica esperanzadora, bonita de verdad, y es la incitadora para que escribiera estas cuatro letras.

Os dejo su crítica aquí: https://www.cineycriticasmarcianas.com/2025/03/wilding-el-regreso-de-la-naturaleza-del.html

Muchas gracias por vuestro tiempo.

Besos, y más abrazos.


29 comentarios:

  1. Me has recordado "La guerra del fin del mundo" de Mario Vargas Llosa.
    Qué bien escribes eh...

    Hay tantos Mesías que ya no sé en qué creer.

    Besos.

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    1. En ti, Xavi, uno debe creer en sí mismo.
      Mil gracias por el piropo, :)
      Besos.

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  2. A colación de
    esto, los curas
    siguen
    mandando
    mucho en
    España,
    está semana,
    el caso de
    Noelia,debe
    haber algo
    mas, que
    su padre ,
    el solo,
    paralizara
    el recurso
    de ella , de
    querer morir
    de manera
    digna.

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    1. Es verdad, Orlando. Cuando todo está perdido uno quiere o necesitar creer en algo, el problema como en todo, es la radicalización.
      Cabrónidas tiene una entrada sobre este duro caso en su blog.
      Muchas gracias.
      Un fuerte abrazo.

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  3. Hola Irene, es lo malo de este mundo convulso, que los gobernantes toman las decisiones y el pueblo paga las consecuencias, los horrores, el hambre, la muerte, y ellos bien tranquilos en su despacho. El mundo evoluciona, pero no aprende la lección. Sin embargo, la esperanza sigue latente en nuestros corazones, pues es lo único que no nos pueden quitar.
    Profundo y doloroso texto, pero necesario.
    Un fuerte abrazo

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    1. Estamos muy poco cuidados y dormidos, nuestros padres o abuelos en ese sentido fueron más valientes, lucharon, en cambio nosotros, estamos demasiado cómodos en este duermevela, y dejamos que se nos pase por encima con bastante frecuencia.
      Muchísimas gracias por las palabras que le cedes a la historia, Nuria.
      Un abrazo enorme.

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  4. ¡Hola, Irene!

    En primer lugar muchas gracias por la mención a este humilde marciano y a la crítica de Wilding.

    Comienzas el relato con especie de llave maestra que dice "Todo empezó con pequeños cortes de electricidad". Ya en ese momento sabemos que las cosas se van a torcer y la intriga del lector hace imposible el abandono del texto. Un texto que puede parecer distópico, pero como ya se sabe que la realidad supera a la ficción todo lo imaginable es factible de ocurrir.

    El mundo esta convulso je, je. Ver un telediario es algo así como una película de terror en acción real. No me gusta ser pesimista, al contrario, pero pocas veces se han dado de la mano tantos mandatarios mundiales que son un peligro a la vez que la Naturaleza se rebela contra la acción del hombre y el cambio climático que hemos hecho en lo que apenas es un siglo o sea unos segundos para el Universo.

    El relato nos lleva a ver como en un momento dado cualquiera es capaz de agarrarse a un clavo ardiendo quizás por el propio instinto de supervivencia. Quizás la Naturaleza pueda convivir con el hombre en armonía, pero creo que eso ya ocurrió y alguien salió perdiendo.

    Muchos besos, Irene, y gracias de nuevo.

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    1. De humilde nada, Miguel. Un marciando en mayúsculas, ;)
      No es tan descabellado pensar que algo así nos pueda suceder, más en la actualidad en la que nos cobijamos, sabes yo siempre digo que no soy pesimista, más bien realista. Estamos en un punto muerto, a la espera, ¿qué sucederá mañana? Nada bueno, como dices solo tenemos que poner las noticias.
      Es verdad, cuando lo tienes todo perdido cualquier resplandor, aunque sea nocivo o dudes de él, es más valioso que la nada.
      Mil gracias a ti, siempre, :) Me alegra un montón que te haya hecho ilusión.
      Muchos besos.

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  5. Impresionante relato de un mundo apocalíptico, que está a la vuelta de la esquina.
    Besos.

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  6. ¡Hola, Irene! No recuerdo quién dijo aquello de que el pueblo solo se rebela contra el poder cuando empieza a pasar hambre. Lamentablemente, es así. Mientras llega ese momento nos tienen tan distraídos y acomodados que vamos dejando hacer... hasta que llega ese corte de luz que lo empieza todo.
    Se suele decir que la Historia siempre se repite. Cambia la Perfomance, la forma, pero el fondo es el mismo. Parece que somos una especie programada para estructuras sociales jerárquicas en las que pueden cambiar los amos, pero siempre habrá quien sujete la correa, como en tu caso muestras con ese mesías.
    También se suele decir que no hay enemigo más peligroso que aquel que no tiene nada que perder. Quizá, tu personaje se dio cuenta de todo su poder, una vez libre de todo, hasta del miedo y por eso, aunque fuera un instante muy breve, sintió esa luz esperanzadora.
    Tremendo relato, Irene. Un abrazo!!

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    1. Hola, David.
      Creo que hoy os podré contestar a todos, pero no sé si a cuenta gotas, que no se diga que no soy terca, el viento se ha llevado la lluvia de la mañana, pero ahora está haciendo que la conexión sea malísima, premonitorio, ;)
      No sé quién lo dijo, pero es una verdad absoluta, nos movemos por necesidad, cuando nos afecta directamente, ahí es cuando sufrimos y nos movemos, lo peor, como dices terminamos siendo esclavos de otros, repitiendo patrones. Somos demasiado predecibles.
      Mil gracias por tus palabras.
      Un fuerte abrazo.

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  7. Después de un apocalipsis, el humano tendría que comenzar de nuevo procurando no cometer los errores seculares que lo llevaron al mismo. Nos recuperaríamos, claro, hasta estar listos para el próximo apocalipsis. Y así pasan siglos mientras nos reproducimos y perpetuamos la pesadilla.

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    1. Vaya si es cierto, y nunca mejor expresado, Cabrónidas. Para nuestra desgracia no aprendemos.
      Mil gracias.
      Un fuerte abrazo.

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  8. Mi querida IRENE, leía esta fantastica recreación tuya de lo q nadie quiere q suceda pero a veces , parece q los lunáticos mandatarios q nos dirigen, están empeñados en propiciar y q tal cual comentas , nosotros por cobardes, por miedo a perder nuestra confortable vida, porque suponemos nunca nos va a ocurrir, porque creemos q las guerras sólo suceden en los noticieros o, las películas bélicas o los libros de historia ...porq puede hacerse realidad a mí como s ti me entra el miedo y tú escribes esta estupenda distopía y yo mis desvaríos , pero sabes lo q me resulta desconcertante? q he leído la estupenda reseña de MIGUEL y a mí, al contrario q a ti, me ha sugerido la idea de un nuevo mundo, una solución a todo lo q ahora va mal, esperanza, me ha parecido q estas experiencias ( la recuperación de un espacio para la naturaleza , como relata ese documental ) es el.csmino de vuelta a donde quizá nunca debimos habernos ido, esa comunión con la naturaleza , somos parte de ella no podemos jugar siempre en su contra ...en fin, tú en mi blog eras l optimista ahora me toca a mí serlo en el tuyo ..jajaja graaacias preciosa, date una ducha calentita, sírvete un pedazo de esa deliciosa tortilla de patata q tú sabes y que esta pesadilla q has recreado de forma tan realista ni por asomo vuelva a asomar en tus sueños ... : ) Besazos llenos de cariño, súper escritora y buen resto de finde ..la siguiente toca sonrisa...q a ti se te dan buen todos los registros : )

    Ah!enhorabuena y gracias a MIGUEL y a ti!

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    1. Dentro del caos estamos cómodos, María. Como te dije en tu última entrada entono el mea culpa, me es fácil decir esto no está bien, aquello tampoco, quejarme, pero no dejo de estar cobijada entre cuatro paredes que me resguardan y protegen del exterior, del conflicto.
      Ay, María, la crítica de Miguel es preciosa, un canto a la vida, yo digo que me ha incitado a escribir estas cuatro letras, no que vayan de la mano, solo que al leerla me vino la idea de este relato, y siempre que escribo en base a algo que os he leído, lo mínimo que os debo es nombraros, y nuestro querido marciando me inspiró.
      Me parece que no será humor la siguiente, pero cuando llegue será para ti, :)
      Muchos besos.

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  9. Hola, preciosa Irene, veo que te has armado de valor para ponernos en jaque a todos, si, a todos los cobardes que habitamos este planeta y que aceptamos cada látigo disfrazado de juguete con una gran sonrisa y un apetecible deseo de jugar, sin detenernos a mirar a fondo el regalo, y cuando descubrimos su verdadera esencia, preferimos ignorarla y seguir jugando.
    Pues has descrito muy bien las consecuencias de esa actitud y de ese temerario y destructivo juguete, compuesto de costosas piezas y muy adictivo, que viene siendo el Mesías de tu relato.
    Recuerdo una publicidad que decia asi; Comodidad se escribe con "K" de Kotex, ja, ja, y sí que nos acomodamos, y le siguieron muchas más comodidades..., las tecnológicas y altamente peligrosas para la vida en el planeta que hoy nos resultan imprescindibles.
    En apoyo a la preciosa reseña de Miguel y tan interesante documental, haces un llamado a manera de terremoto para sacudir las conciencias humanas, mostrándonos la cara opuesta, un final irremediable si no logramos deshacernos de nuestra banal Comodidad innecesaria.
    La frase está genial, de hecho le va muy bien al documental, a esas tierras muertas, por tanto tiempo esperando renacer. Igual sucede con los hombres, cuando los cambios están en ese proceso del punto límite se hacen más crueles y traumáticos, donde ya no somos hombres pero todavía no estamos definidos como otra cosa, somos solo monstruos, llenos de miedo, incapaces de entender y razonar, estamos perdidos, abandonados a nuestra suerte, hasta que por fin la transformación se completa y nace un nuevo Ser.
    No desesperemos, los cambios son revoluciones y en ellas siempre hay sufrimientos, víctimas, héroes, tiranos y depredadores, pero la luz se abre paso entre las tinieblas siempre, hagamos nuestra parte, seamos luz si queremos un mundo mejor.
    Gracias Irene por este duro y crudo relato tan apocalíptico como probable, que no es más que luz entre las tinieblas. Besos y excelente semana querida Irene. Felicidades por tu buen hacer, me ha gustado mucho ese coraje mostrado.

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    1. Mi preciosa, Idalia. Cómo agradecer, cómo hacerlo. Siempre me lees desde dentro, esa inmensidad me deja coartada, sin palabras. Es cuando me digo, cómo le respondo, si todo lo que dices es hermoso.
      Me tiro de las orejas a mí la primera, es lo que comento a María, me es fácil, porque al final, dentro de toda la injusticia yo estoy cómoda, y eso en gran medida nos pasa a todos, que nos quitan un poquito de aquí, bueno, ajustamos de otro lado, que ahora van y restan otro tanto, bueno… nos amoldaremos, luego nos ceden una propina, mira qué alegría, y olvidamos, cerramos lo ojos a la realidad con la que habitamos, perdonamos porque nos creemos seguros. Pero no es así, cada vez está todo más convulso e incierto.
      Gracias a ti, siempre, SIEMPRE.
      Muchos besos, y feliz semana.

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  10. Desde mi comodidad se me ponen los pelos de punta al leer tu relato apocalíptico. Cuánta resiliencia tiene el ser humano para adaptarse a los mayores horrores, así de poquito a poquito como sin darte cuenta.
    Tal como está el panorama actual, te diré que estoy de los Mesías hasta la corvejuela. Cuánto daño están haciendo.
    Te dejo un abrazo gordo!

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    1. Si, Lopillas, desde nuestra comodidad. Estamos anestesiados, dejamos de ver el horror como lo que es, y seguimos.
      Ja, ja, ja yo también, siempre he llevado un poquito mal el tema de las pirámides jerárquicas, a eso le sumamos el poder absoluto y ya… ufff.. ;)
      Abrazo enorme.

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  11. Leí la fantástica reseña de Miguel y creo que le has dado una buena réplica con este relato. Se ve que los tiempos pintan con colores oscuros, se ve mucha película, novela, relato, etc., muy apocalípticos. Creo que tenemos miedo de que las distopías se conviertan en realidad de la mano de algún mesías iluminado.
    Un beso.

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    1. Es verdad toda la información que nos llega es negativa, y no solo es que la recibamos, es que la vemos, como dice Miguel solo tenemos que poner las noticias, y empezamos a notar variaciones en nuestro día a día, eso provoca un temor que se va posando poco a poco, incomprensión ante las actuaciones y enfado. Y queramos o no, ese desconcierto genera malestar y duda.
      Mil gracias, Rosa, sí que es fantástica la crítica de Miguel.
      Besos.

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  12. Siempre hay que dudar de los que se autoproclaman salvadores de... lo que sea.

    Saludos,
    J.

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    1. Vaya que sí, José. Esperemos que nunca tengamos que convivir con ningún ‘’salvador’’.
      Muchísimas gracias.
      Un fuerte abrazo.

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  13. Cuando pintan bastos muchos están dispuestos a creer lo que quieren oír y a seguir a un chiflado que sabe manipular y llevarse tajada.
    Un relato que pone los pelos de punta.
    Un beso, Irene.

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    1. Cuando no queda nada, el primero que te diga que te salva te lo crees y no porque quieras, más bien porque ya no te queda nada que perder. Y para nuestra desgracia, siempre hay sujetos endiosados que mueven masas.
      Muchas gracias, Paloma.
      Un beso enorme.

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  14. Hola.
    Adoro el blog de Miguel, gracias por traerlo.
    Me ha gustado mucho el relato, ese principio... Cuando se comienza diciendo Todo empezó... Como en mi querida Bridget Jones se sabe que va a mejorar. Me has enganchado, como siempre.
    Enhorabuena.

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    1. Gracias a ti, Gemma. Siempre. Y a Miguel, :)
      Me alegra muchísimo que la historia te haya mantenido enganchada.
      Besos.

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  15. Hola Irene. En este texto mezclas distopía, introspección y una crítica implícita a la pasividad y la manipulación. El tema de fondo —el colapso gradual de una sociedad y la entrega ciega a un falso salvador— está desarrollado con una intensidad emocional que te arrastra desde los pequeños cortes de luz hasta el éxodo final en un paraje desolado. Es una historia sobre la pérdida, el miedo y, al final, una resignada búsqueda de redención.
    Me encanta cómo el relato empieza con algo tan cotidiano como los cortes de electricidad y escala hasta un caos total, reflejando cómo la comodidad inicial nos ciega ante el deterioro. La voz de la narradora, cargada de arrepentimiento ("siempre supe que no era un enviado, pero oré por y con él"), es lo que más me impacta. Transmite una humanidad vulnerable y rota, atrapada entre la supervivencia y la desesperanza. Frases como "el miedo es una llama que crece silenciosamente" o "éramos nómadas sin rumbo" son poéticas y pintan un cuadro de decadencia muy realista.
    El personaje del Mesías es un acierto: su llegada como figura carismática en medio del caos recuerda a líderes mesiánicos reales, y la radicalización que provoca ("o te unías o eras el repudio") añade un toque de realismo sociológico. El texto brilla en su capacidad para mostrar cómo la desesperación puede convertir a cualquiera en seguidor, incluso sabiendo que la promesa es hueca.
    El final, con ese verdor esperanzador que la narradora ve antes de morir, me deja con sentimientos encontrados. Es un destello de belleza en medio de la desolación, pero también podría ser una ilusión, lo que lo hace aún más poderoso y ambiguo.
    En resumen, es un texto que me atrapó por su tono crudo y su retrato de una humanidad al límite. Me hizo pensar en cómo reaccionamos ante las crisis y en el precio de la fe ciega. Es sombrío, pero ese brillo final lo eleva a algo más trascendental.
    Un abrazo.

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