─Merche, el teléfono.
─¿Qué? Ah, es que no reconozco el número. Seguro que es publicidad.
─Pero ha sonado como veinte veces, ¿y si es importante? Venga, cógelo.
─Por fin, ¡joder! ¿El trabajo está hecho?
─Perdone, de qué habla, ¿quién es?
─Pero, pero… ¿Es una mujer?
─Hasta donde yo sé, diría que sí.
─Pensé que este tipo de trabajos requería fuerza bruta, sangre fría, cosa de hombres, bueno no importa, déjelo…
─¿Me está faltando el respeto? Sabe, hoy es mi día libre y estoy intentando desconectar, pero no me deja. No entiendo que le ha dado para acosarme e incordiarme con sus llamaditas, le aseguro que el almuerzo me está sentado como un tiro, por no decir que no he podido mantener una conversación decente con mi cuñada, para que también tenga que aguantar que me insulte. Esto es el colmo.
─Escuche, disculpe, es que… estoy muy nervioso, he seguido todas las instrucciones que me dio por correo electrónico, eliminar los mensajes, deshacerme de todas las pruebas que nos vinculaban y conducir sin rumbo durante horas para poder llamarla desde un número de prepago. Usted me prometió que una vez recibiera el ingreso haría el trabajo y me informaría. Eso fue anteayer, no he recibido ninguna noticia, por favor; dígamelo. ¿Lo ha hecho?
─Mire, señor. No sé de qué trabajo habla y tampoco quiero saberlo. Pero como me vuelva a llamar, le aseguro que voy directa a la policía.
─Un ingenuo. ¿Quieres ir de compras?
Relato presentado en el: EL TINTERO DE ORO, concurso literario mensual.
─¿Qué? Ah, es que no reconozco el número. Seguro que es publicidad.
─Pero ha sonado como veinte veces, ¿y si es importante? Venga, cógelo.
∞
─¿Diga? ─Por fin, ¡joder! ¿El trabajo está hecho?
─Perdone, de qué habla, ¿quién es?
─Pero, pero… ¿Es una mujer?
─Hasta donde yo sé, diría que sí.
─Pensé que este tipo de trabajos requería fuerza bruta, sangre fría, cosa de hombres, bueno no importa, déjelo…
─¿Me está faltando el respeto? Sabe, hoy es mi día libre y estoy intentando desconectar, pero no me deja. No entiendo que le ha dado para acosarme e incordiarme con sus llamaditas, le aseguro que el almuerzo me está sentado como un tiro, por no decir que no he podido mantener una conversación decente con mi cuñada, para que también tenga que aguantar que me insulte. Esto es el colmo.
─Escuche, disculpe, es que… estoy muy nervioso, he seguido todas las instrucciones que me dio por correo electrónico, eliminar los mensajes, deshacerme de todas las pruebas que nos vinculaban y conducir sin rumbo durante horas para poder llamarla desde un número de prepago. Usted me prometió que una vez recibiera el ingreso haría el trabajo y me informaría. Eso fue anteayer, no he recibido ninguna noticia, por favor; dígamelo. ¿Lo ha hecho?
─Mire, señor. No sé de qué trabajo habla y tampoco quiero saberlo. Pero como me vuelva a llamar, le aseguro que voy directa a la policía.
∞
─¿Quién era? ─Un ingenuo. ¿Quieres ir de compras?
Pobrecillo. Al final no estaba equivocado de número, sino de forma de pensar. ¿Sexo débil? ¡Y un cuerno! ; )
ResponderEliminarGenial la vuelta de tuerca que le has dado al texto, Irene.
Un abrazo.
Muchísimas gracias por tus palabras, Pedro.
EliminarUn beso.
Coincido con Pedro en lo del giro final, acostumbrados a recibir llamadas trampas, pues en esta historia justo es al revés, la trampa es para el infeliz del interlocutor, que «pica el anzuelo» y ella se va de rositas.
ResponderEliminarMuy ingenioso y estupendamente construido, querida Irene.
Un beso enorme y feliz noche!!!
Así es Estrella, je, je
EliminarMuchísimas gracias por tus palabras.
Un beso enorme, y feliz semana.
Vaya con la señora, sí que se las trae, con razón no quería tomar la llamada, según vaya aprendiendo no dará su número de teléfono, si no uno falso, ja, ja.
ResponderEliminarDefinitivamente que se están cambiando los papeles y con bastante frecuencia, ya las mujeres dan (no me incluyo) PARA TODO...
Buen diálogo Irene, me ha gustado leerte y la verdad es que me causó risa ese final "Un ingenuo ¿Quieres ir de compras?"
Te envío un abrazo.
Si al final te reíste, me siento muy feliz por ello.
EliminarMuchísimas gracias por tus palabras, Harolina.
Un beso.
El mundo de los sicarios parece que está lleno de sorpresas.
ResponderEliminarEstupendo, Irene.
Un besote.
Muchísimas gracias por tu comentario, Paloma.
EliminarUn beso enorme.
Jajaja, pobre ingenuo.
ResponderEliminarMe ha encantado, el reto del tintero era difícil, yo creo que los diálogos son lo más complicado, al menos a mí los míos nunca me convencen, me suenan artificiales...
Te ha quedado genial.
Muy feliz día.
Muy complicado, Gemma, David cada vez nos propone retos más difíciles.
EliminarAnímate a participar, :)
Muchísimas gracias por tu comentario.
Un beso, y feliz día.
Ja,ja,ja. Un diálogo para besugos, como se titulaba una publicación humorística de los años 50 y 60. Ella queda la mar de satisfecha tras colgar el aparato, pero el desconocido más bien frustrado. Hay llamadas que más vale no contestar, sobre todo cuando no se identifica la llamada, je,je.
ResponderEliminarMuy original y humorístico.
Un beso.
Ello lo timó, bien timado ja, ja, ja
EliminarMuchísimas gracias por estas risas y tu comentario, Josep Maria.
Un beso.
Un dialogo telefónico que nos deja entrever algo parecido a un perverso y malévolo juego con el interlocutor. Algo así como jugar al despiste.
ResponderEliminarHay mucho entre lineas.
Un beso, Irene.
Muchísimas gracias por tu comentario, Francisco.
EliminarUn beso enorme, y feliz día.
Joder con Merche, ¡cómo se las gasta! ja, ja, ja. Hasta el mundo del sicariato está en crisis... al final son como los políticos. Estupendos e ingeniosos diálogos Irene.
ResponderEliminarUn beso y feliz Halloween :)
Si es que Merche otra cosa no, pero lista un rato, ;)
EliminarMuchísimas gracias por tus palabras, Miguel.
Un beso enorme.
Nunca hay que pagar por anticipado sin tener seguridad si el "trabajo" está hecho, te puede tocar una pícara que después se va de compras.
ResponderEliminarMuy buenos los diálogos, con un toque de ironía.
Besos, linda.
Es verdad, Mirella. Como están las cosas, mejor pagar cuando el trabajillo esté terminado, :)
EliminarMil gracias por tu comentario.
Un beso.
¡Vaya tela con Merche! ¡Cómo se las gasta! Ha dejado al pollo con dos palmos de narices. Ya no sabe uno en quién confiar, je, je, je.
ResponderEliminarUn saludo.
Creo que la próxima vez se lo prensará mejor, ja, ja
EliminarMuchísimas gracias por tu comentario, Bruno.
Un fuerte abrazo.
Buenísimo, Irene. Menudo pobrecín y ella, menudo lista... y aprovechada.
ResponderEliminarUn diálogo muy esclarecedor.
Un beso.
Muchísimas gracias por tus palabras, Rosa.
EliminarUn beso enorme, espero que estés disfrutando mucho de las vacaciones, :)
ResponderEliminarMuy divertido y ocurrente, Irene; nos has alegrado el día a todos los que hemos leído tu relato. Sentido del humor a manos llenas.
Un saludito!
Qué bien, Yessykan, no sabes como me alegran y agradezco tus palabras.
EliminarUn fuerte abrazo, :)
Con tu estupendo micro-diálogo ha quedado demostrado que los estereotipos son solo eso, estereotipos, y que tan desalmada puede ser una mujer como un hombre. Me ha encantado el final, lo das a entender todo con apenas unas palabras y nos sacas de la duda. Parece que Merche vive la vida peligrosamente, ji, ji.
ResponderEliminar¡Muy bueno, Irene!
Un besito y feliz Halloween.
ja, ja, ja Peligrosamente no sé, pero que es un lista eso seguro, ;) Mil gracias por tus palabras, Julia.
EliminarUn beso enorme, y feliz semana.
Je, je, je... Como dice el refrán, "quien roba a un ladrón, cien años de perdón". Un diálogo muy divertido, que pienso que podría haberlo firmado el maestro Gila. Pero es que la historia se las trae, una mujer que se hace pasar por sicario para cobrar por un encargo y después si te he visto no me acuerdo. Es que si uno se pone a pensar en lo que hay detrás, la vida de ella, la desesperación del "estafado"... Brillantísima propuesta, Irene. Un fuerte abrazo!!
ResponderEliminarEl refrán le va como anillo al dedo, ja, ja, ja
EliminarTe agradezco muchísimo tus palabras, David.
¡Gracias!!! :)
Un beso.
Fantástico giro final el que le has dado, me ha encantado!
ResponderEliminarMuchísimas gracias por tu comentario, Norte.
EliminarUn fuerte abrazo.
Genial Irene. Con una sola palabra final "ingenuo" has conseguido no solo el efecto final, sino darle sentido a la trama.
ResponderEliminar¡Muy bien!
Muchísimas gracias por tus palabras, Isabel.
EliminarUn beso.
Muy bueno el diálogo Irene con ritmo e intriga, el final sorprende por lo radical .
ResponderEliminarGenial te felicito.
Un abrazo
Puri
Mil gracias por tu comentario, Puri.
EliminarUn beso, y feliz día.
Buenísimos toques de humor. El pobre hombre ha sido estafado y no va a poder denunciarlo... Una especie de "Cazador cazado". Muy buen diálogo.
ResponderEliminarVaya que sí, cazador cazado, :)
EliminarMuchísimas gracias por tus palabras, Rebeca.
Un beso.
Tienes un humor muy sana es fácil hacer llorar y dificil hacer reir
ResponderEliminarMuy bueno lo tuyo
Muchas gracias por tu comentario, Recomenzar.
EliminarUn fuerte abrazo.
Un diálogo genial: escrito con ingenio y agradable de leer. Como a muchos otros que te han comentado, me ha gustado ese final en el que le das la vuelta por completo a la historia. ¡No hay nada como terminar tan bien un microrrelato! Enhorabuena.
ResponderEliminarUn saludo.
Muchísimas gracias por tus palabras, Ulises, muy agradecida.
EliminarUn fuerte abrazo, :)
Muy buen relato, Irene, casi podría haber pasado cualquier cosa y con una sola palabra has hecho encajar las piezas de una manera magistral. Enhorabuena! Además, has elaborado muy buenos diálogos donde el relato fluye con agilidad. Me gustó mucho.
ResponderEliminarUn saludo.
Como me alegras, Pepe.
EliminarMuchísimas gracias por tus palabras.
Un fuerte abrazo.
te leo y me asombras
ResponderEliminarun saludo desde Miami
Saludos de regreso, :)
Eliminar¡jajaja! ¡Que bueno! Un ingenuo... y tanto. Y empieza sorprendiéndose de que sea una mujer, lo que tienen entre manos "es cosa de hombres". Con las dos breves intervenciones al final, le pones el broche de oro. Y nos dejas..., pues aplaudiéndote: por ingeniosa, divertida y dar el protagonismo a la mujer.
ResponderEliminarUn ingenuo, pero de los peores, ja, ja, ja
EliminarMil gracias por tus palabras, María Pilar.
Un beso enorme.
Hi dear! Thank you for sharing this wonderful post and thanks for the inspiration!
ResponderEliminarYou have a wonderful blog, so I am very happy to follow you through the GFC! I will be glad if you look at my blog :) If you wish, you can follow me, I will be infinitely grateful to you ♥♥♥
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Hola, Nastya.
EliminarMuchísimas gracias por las amables palabras que le cedes a esta entrada y al blog. Muy agradecida, :)
Un saludo.
Muchísimas gracias por tu comentario, Julio David.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Muy divertido, Irene
ResponderEliminarVaya papeleta la llamadita de teléfono, yo no sabría como reaccionar en un caso como ese...
Saludos
Muchísimas gracias, Paola.
EliminarMe alegra que te hayas divertido, :)
Un fuerte abrazo.
¡Mira que lista! Genial para terminar el Jueves con una sonrisa, así se afronta el fin de semana de otra manera.
ResponderEliminarUn beso!
je, je, je Como me alegro, David.
EliminarMuchísimas gracias por tu comentario.
Un beso, y espero que pasaras un fin de semana genial.
Hola Irene.
ResponderEliminarHa sido un gusto leerte. Me ha gustado el sarcasmo, la ironía, con que has tejido la historia. Y me he reído mucho. El final es estupendo.
Saludos y felicitaciones
Hola, Juana.
EliminarMuchísimas gracias por la visita y el comentario.
Me alegra que el diálogo te haya divertido, :)
Un fuerte abrazo.
Excelente, Irene. Original,ágil e inteligente.
ResponderEliminarMuchísimas gracias por tus palabras, Beba.
EliminarUn fuerte abrazo.
Brillante resolución del reto con intervención de tres personajes. El manejo de los diálogos es perfecto para contar una historia sin resquicios. Muy interesante.
ResponderEliminarMuchísimas gracias por tu valoración, Javier.
EliminarMuy agradecida.
Un fuerte abrazo.
¡Irene! Hacía mucho tiempo que no te leía. Además he tenido problemas con los comentarios de google, desde safari no me funciona y desde chrome, en ocasiones me borra los mensajes después de publicarlos. Todo muy raro, jejeje. En cuanto a tu relato, sencillamente genial. Es una pasada, de verdad. Dices muchas cosas, leídas entre líneas, con un diálogo de final desternillante. Vaya con la Merche, madre mía, jajaja. Ese "¿Quieres ir de compras?" final, como pasando ya del asunto, es increíble y le da un broche de oro. ¡Un fuerte abrazo! ; )
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